¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

25°
28 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Dolores Reyes: “Hay que erradicar toda violencia hacia los cuerpos feminizados”

“Cometierra” es la primera novela de la docente y escritora Dolores Reyes. En nuestro país va por su tercera reedición y acaba de ser publicada en España. Su trama, una vidente que encuentra personas desaparecidas engullendo materia terrosa, cautiva desde la primera página hasta el cierre. Su autora, madre de 7 hijos y una de las voces más llamativas de la literatura actual, habló con El Tribuno de su adicción a la lectura, su militancia feminista y las múltiples recepciones de su obra que es una de las novedades más impactantes de las letras de hoy.
Viernes, 13 de septiembre de 2019 10:33

 

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

 


Marina Cavalletti
El Tribuno


¿Cómo nace la trama de “Cometierra” y cómo construiste la verosimilitud esa fusión entre realidad y cierto borde fantástico?
Siempre me gustó leer, a niveles compulsivos. Es una actividad a la que no abandoné nunca, aún en los peores momentos de mi vida. Empecé a escribir de chica. Después, con una maternidad muy joven, postergué muchos años hasta que en un momento muy crítico, donde había perdido la dirección de todo deseo propio, quise retomar la escritura porque recordaba esa actividad con placer y porque era algo genuinamente mío. Ahí la busqué a Selva Almada en Espacio Enjambre y Marcelo Carnero, un compañero, leyó el fragmento de un texto. Él es poeta y escritor, y tiene la capacidad de concentrar mucho las imágenes en sus textos. Me acuerdo de que su texto era muy pequeño. Yo cerraba los ojos y lo escuchaba y a medida que avanzaba fui viendo una nena de unos 7 u 8 años. La lectura terminó en “Tierra del cementerio” y cuando él dijo así, vi a esa nena de espaldas, muy flaquita, de pelo largo y oscuro y piel de color de la tierra, haciendo el gesto de meterse tierra en la boca. Y después fue seguirla, ver en dónde estaba, ver la relación tan fuerte que tenía con la tierra, y con la tierra de ese lugar tan específico que es un cementerio, que es tierra que está pegada a cuerpos, a historias. Siempre me interesaron un montón las palabras que se les escribe a los muertos para despedirlos, pero también para recordarlos.
¿Cómo llegaste a la tierra como puente para la videncia, un elemento de la naturaleza vinculado con la vida, las raíces, lo que crece y también con lo que se esconde, se guarda o se sepulta?
De alguna manera la tierra siempre estuvo. La pienso siempre en relación a la vida como ciclo completo, que contiene también a la muerte y es un principio femenino para todas las culturas. En esta forma de entender a la vida, el secuestro, la desaparición de personas, el robo de los cuerpos, interrumpen el orden natural. Entonces la tierra puede saber más de esas personas que la gente que las está buscando. Cometierra logra ver dónde están los que faltan y para eso necesita que le alcancen un puñado de tierra cercana a los cuerpos ausentes. Ella cierra los ojos, toma el puñado de tierra se lo lleva a la boca y lo traga para poder ver, siendo un vínculo entre la persona que busca y lo que sabe la tierra acerca de la otra persona, la que está faltando.
La protagonista de la novela siente dolor por su don y es cuestionada en el entorno por su capacidad de ver, casi como la mitológica Casandra. ¿Cómo te vinculás con esos sentimientos, qué tiene de vos esa mujer que ve?
El libro tiene una constante: el don de la videncia tiene consecuencias para quien lo porta y su vez, es un don limitado, y eso Cometierra lo sabe muy bien. Ella dice: ‘Mi fuerza poco ve, no cambia nada’. En ese cruce entre un don limitado y unas consecuencias enormes en la vida y en el cuerpo de quien tiene el don, se juega el destino de Cometierra. Por eso ella decide una y otra vez ayudar a los consultantes. Tiene que ver con su empatía hacia todos aquellos a los que se les vuelve insoportable el no saber lo que pasó. Siempre me pareció que la muerte, con el paso del tiempo, por dolorosa que sea, llega a asimilarse. Pero con la desaparición no, es una herida siempre abierta.
En el libro decís “Sabía cuánto duele el aviso de los cuerpos robados”. ¿Creés que eso es también lo que experimentamos ante la noticia de un femicidio, o que en algunos casos se han naturalizado esos sucesos?
Creo que asumirnos como una sociedad en la que proliferan los femicidios no es fácil, porque obliga a hacernos cargo de todas esas cadenas de violencia invisibilizada que sucede antes del femicidio. Que se hable de esta problemática y salga del ámbito de lo privado es un primer paso, ¡pero falta tanto! Los medios todavía focalizan en la vida privada de las víctimas, en su ropa, en sus salidas, en lo que la sociedad considera sus fallas, cuando el femicidio es el resultado o el síntoma de una violencia a las mujeres, discursiva y directa, que nos atraviesa cotidianamente. Hasta que no erradiquemos todas las formas de violencia hacia los cuerpos feminizados, seguiremos teniendo femicidios.
En la historia aparecen también las tensiones. ¿Esa especie de microcosmos social fue premeditado?
Creo que poco en la novela fue premeditado. El camino fue otro, el del desarrollo de los personajes y la trama siendo muy fiel a ellos mismos. Borrándome, tratando de meterme en su experiencia, en su mirada, en todo aquello que pueda moldear su voz, que es lo que domina la experiencia de leer Cometierra: las voces de sus personajes, nunca la mía.
Sos militante feminista ¿considerás que hay una literatura que responde también a ese movimiento y que tu libro en particular puede abrir ciertos caminos?
Como lecturas feministas prefiero ver a los libros de teoría: Virginie Despentes, Federicci, Segato y todas aquellas pensadoras que vienen haciéndonos reflexionar con valiosísimos aportes. El tema de encasillar a la literatura me parece una limitación. Creo más bien que los buenos libros posibilitan muchas lecturas y eso es una riqueza enorme. Con “Cometierra” tuve la suerte de recibir lecturas muy variadas, que van desde el terror, el new wird, el policial, el género negro -en febrero voy a estar participando del Barcelona Negra y me encanta-, hasta las lecturas feministas y de género. Todas esas lecturas son válidas y me encanta que se esté dando esto con la novela.

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Temas de la nota

PUBLICIDAD