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Focalizan la ayuda social bajo el plan contra el hambre

Sáenz decidió darle continuidad a la política alimentaria de Urtubey.El Gobierno buscará más recursos y arma un control para la ejecución.
Martes, 14 de enero de 2020 01:08

En medio de la crisis alimentaria que atraviesa la provincia, que se puso de manifiesto luego de la muerte de tres niños, se iniciaron gestiones para la llegada de alimentos destinados a las familias más carenciadas, sobre todo a las comunidades originarias del norte provincial.

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En medio de la crisis alimentaria que atraviesa la provincia, que se puso de manifiesto luego de la muerte de tres niños, se iniciaron gestiones para la llegada de alimentos destinados a las familias más carenciadas, sobre todo a las comunidades originarias del norte provincial.

Desde el Ejecutivo salteño afirman que trabajan para que las políticas alimentarias de la gestión del gobernador Gustavo Sáenz se alineen coherentemente con las directrices nacionales, sobre todo con el Plan Argentina contra el Hambre.

Desde la nueva administración decidieron dar continuidad al Plan Alimentario Salteño (PAS) que se había iniciado durante la gobernación de Juan Manuel Urtubey, pero ir planteando modificaciones en el futuro.

"Ese programa aumentó las partidas y las raciones en distintos programas que ya estaban vigentes", aseguró Juan Carlos Villamayor, secretario de Políticas Sociales de la Provincia, a El Tribuno. Desde el gobierno siguen una política de permanencia y de continuidad como concepto directriz de la política hasta tanto se los pueda modificar con los nuevos programas y financiamientos que llegarán desde el Gobierno nacional.

"La idea es encastrar del modo más razonable y beneficioso para los titulares de los programas evitando duplicaciones o superposiciones injustas entre Nación, Provincia y municipios. Que la inyección de recursos que la ministra de Desarrollo Social (Verónica Figueroa) gestiona ante la Nación se utilicen de la mejor manera en el tejido social más necesitado. Se busca la optimización de los planes para lograr su mejor ejecución", expresó el funcionario provincial.

Para realizar esa tarea, la ministra Verónica Figueroa instruyó hacer un relevamiento integral, un sistema de contralor de la ejecución y el saneamiento de la base estadística para la medición de impacto.

"Para la gestión, lo primero es la asistencia y lucha contra el hambre para de allí pasar al desarrollo social que es el verdadero generador de posibilidades para la gente: el Estado abocado a brindar las herramientas institucionales; materiales y culturales para la autodeterminación, desarrollo y, por que no, progreso de aquellos sectores que hoy son los más castigados", expresó Juan Carlos Villamayor.

Programas de la Provincia

Actualmente se distribuye un refuerzo nutricional con víveres secos a 441 merenderos de toda la provincia, de los cuales se encuentra la mitad en el interior provincial y el resto en capital. En el interior hay 13.250 beneficiarios y en capital hay 16.566, en total son 29.816 los niño beneficiarios en los merenderos.

También hay algunos casos especiales donde hay personas vulnerables, con discapacidad o con situación extrema de hambre, que también se pueden acercar a un merendero, pero no es el concepto.

Los comedores infantiles que cuentan con la transferencia a los municipios de 30 pesos por niño por 20 días, también fueron incrementando el monto en el PAS. Son 32 comedores en total, 7 en el interior de la provincia y 25 en la capital y son 3.580 los niños beneficiarios.

El programa Pan Casero que se distribuye en los 60 municipios, que son transferencias de fondos para compra específica de harina y se implementa a través de la fabricación de pan casero, tiene una transferencia de dos millones de pesos mensuales.

También se está manteniendo el programa Focalizado Aborigen, que es para todas las comunidades aborígenes que tiene necesidades alimentarias insatisfechas y de déficit nutricional.

Los Focalizados son un programa en el que se lleva un módulo alimentario de alto contenido calórico, es un refuerzo alimentario ya que no suple la subsistencia.

Comprende a familias aborígenes que tienen niños entre seis meses a seis años, se incorporaron embarazadas, personas con discapacidad y adultos mayores en situación crítica. Ese programa también fue reforzado por el PAS. Se hacen siete expediciones en el año y son 14.000 los módulos que se reparten por cada comisión que recorre toda la provincia, en todos los lugares donde hay comunidades aborígenes con estas características.

Los beneficiarios son 16.007 niños, 791 personas con discapacidad y 887 embarazadas.

Comedores: una ayuda a pulmón a los más necesitados

Muchos funcionan gracias a donaciones que reciben en forma privada y solidaria.


Los comedores sociales continúan desde hace años como un lugar de contención para las familias más vulnerables y necesitadas de la provincia. Brindan un ayuda en los barrios más carenciados, donde muchas veces la asistencia del Estado pasa de largo. 
Aquellos que llevan adelante esta noble tarea, más allá de la satisfacción personal, sufren cientos de problemas para poder seguir adelante. Desde la falta de fondos hasta el aumento de la mercadería que los golpea de lleno en la continuidad.
Muchos de ellos dan de comer a cientos de niños a pulmón, sin ayuda estatal. Mantienen abierta sus puertas gracias a las donaciones privadas o las pequeñas donaciones que hacen las madres de los chicos que asisten a los comedores.
Pamela Vargas atiende el comedor Mi Estrella Predilecta, de Solidaridad. Cuenta que lo mantiene a “pulmón” y que recibe a 30 chicos. Les daba la merienda tres veces por semana. Por falta de fondos tuvo que cerrar.
“Ya no estamos dando porque no tengo ayuda de nadie, aunque me gustaría seguir, pero por ahora es imposible conseguir algo para el merendero. Hay muchos que están cerrando por vacaciones o porque no hay insumos. Intenté conseguir el pan de la Panadería Social pero me dijeron que hasta febrero o marzo no, entonces todo se complica”, expresó.
Graciela Fabián, de Madres Unidas de Villa Rosario, subsiste gracias al apoyo de las mujeres ya que cada una “pone un poquito”. “Nosotros estamos funcionando, nos tomamos una semana porque necesitábamos un descanso, pero ahora de nuevo y con más entusiasmo. Normalmente tenemos 60 chicos, pero ahora son 20 porque varios se van a otros lados a visitar familiares”, expresó. 
Inés García, del comedor Jesús Te Ama de Atocha, da comida y merienda de lunes a sábados a más de 250 chicos. “Esta difícil, nunca sentí como ahora, pero no es imposible, creo mucho en Dios, tengo mucha fe. Esta durísimo pero hemos sobrevivido, Salta es tan solidaria, hay gente que me acompaña y que me conoce y sabe que todo lo que da llega, trabajamos incansablemente”, destacó la mujer.
Inés remarcó que la situación “esta dura”, y que cada vez es más difícil comprar mercadería. “Este ahogamiento empezó en diciembre, no entiendo por qué. Yo camino sola desde hace siete años, comencé el 5 de octubre del 2012”, expresó. 
Judith Banda está a cargo del comedor Mamis en Acción, de Ampliación 20 de Junio. A raíz de la falta de ayuda estatal, es un comedor que se maneja con donaciones, para dar de comer a 380 personas que son atendidas de lunes a viernes. 
“Ahora nos tomamos un receso por la falta de mercadería, recién vamos a empezar para poder continuar. Las donaciones de mercadería de los vecinos es con lo que más contamos para poder mantener las cosas. Hubo unos meses que tuvimos que empezar a mermar la cantidad porque no llegábamos, es lamentable dejar de dar un plato de comida. Este año creo que vamos a estar peor, muy apretados porque hay gente que está sin trabajo, no va a ser fácil este comienzo de año”, contó. 
María Frías está al frente de la Academia Raíces de mi Tierra, en el barrio Floresta. En el caso de ellos, a parte de servir la merienda a 113 chicos de diferentes edades dan clases de danza folclórica. 
“Es para que los niños no anden en la calle, entonces entran a las 7 y se quedan hasta las 11, y los padres contentos. Todos los días son las clases de folclore, de lunes a viernes. Lo que hacemos sale de nuestro bolsillo, un grupo nos da cosas como azúcar o yerba, también les hacemos anchi o arroz con leche. Hay mucha necesidad, son chicos de bajo recursos y hay familias que tenemos donde la madre son ocho hermanitos y van todos. Está muy difícil la situación”, expresó. 
Pastor Maurín tiene el merendero Dulce Esperanza, ubicado en el barrio Siglo XXI donde atienden a más de 30 chicos y se les da la merienda. 
“La verdad que estamos pobres, por ahora nos manejamos con la ayuda que recibimos por Facebook, es por eso que se da lo que se puede, por ahora no hay ninguna asistencia estatal, por más que presentamos los papeles. La gente dona cosas, alguna colabora, pero la verdad que no me puedo quejar de su ayuda. La mayoría de las veces tratamos de hacer más cosas como arroz con leche o anchi”, finalizó Maurín.
 

 

 

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