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El intenso trabajo de los recicladores

La jornada de labor en el vertedero comienza a las 6 y termina a las 19.nm
Lunes, 20 de enero de 2020 01:51

En el lugar también existe un horario de trabajo, el que se modifica de acuerdo a la época del año. "Soy la primera que llega a la mañana. A las 6 ya estoy aquí, me voy a las 12 o quizás a la una, tengo que cocinar porque almuerzo con mi familia. A las 15 ya estoy de regreso, hasta las 19, que es cuando ya no queda nadie. Todos tienen su casa en Gemes; nadie come aquí. Si debemos quedarnos traemos un sándwich o fiambre, pero nadie come de la basura como comenzaron a decir por ahí. Nosotros llegamos con una ropa de nuestras casas y nos cambiamos en la choza. Nos ponemos otra ropa para trabajar, después nos volvemos a cambiar para regresar con nuestras familias. No podemos llegar con la ropa de trabajo porque tiene demasiado olor", expresó Ester Vega.

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En el lugar también existe un horario de trabajo, el que se modifica de acuerdo a la época del año. "Soy la primera que llega a la mañana. A las 6 ya estoy aquí, me voy a las 12 o quizás a la una, tengo que cocinar porque almuerzo con mi familia. A las 15 ya estoy de regreso, hasta las 19, que es cuando ya no queda nadie. Todos tienen su casa en Gemes; nadie come aquí. Si debemos quedarnos traemos un sándwich o fiambre, pero nadie come de la basura como comenzaron a decir por ahí. Nosotros llegamos con una ropa de nuestras casas y nos cambiamos en la choza. Nos ponemos otra ropa para trabajar, después nos volvemos a cambiar para regresar con nuestras familias. No podemos llegar con la ropa de trabajo porque tiene demasiado olor", expresó Ester Vega.

La mayoría cuenta con una moto para realizar el viaje de sus casas al basural en forma diaria, todo lo que se junta queda acopiado en el lugar de recolección.

"Lamentablemente, trabajo no hay; todo está muy feo. Seguramente que nos gustaría otra forma de vida pero no encontramos nada, somos distintas familias que venimos desde el Naranjito 4 familias, de la Tablada, del Santa Teresita y del SOEM... Hay peligros al que nos enfrentamos porque en algunas bolsas hay vidrios, latas, elementos filosos y hasta jeringas. Cuando podemos compramos guantes y barbijos pero casi nunca podemos, los curioso es que a pesar de toda la exposición a tantos elementos insalubres, casi nunca nos enfermamos. Pareciera que nos volvemos más resistentes", bromeó la entrevistada.

Con un gesto de nostalgia dibujado en un rostro expuesto diariamente a las inclemencias del tiempo, Ester habló sobre las circunstancia que la llevaron a realizar este tipo de trabajo. "Yo trabajaba en una cooperativa textil; aprendí mucho sobre costura y sobre máquinas de coser, pero hubo un mal manejo y se vino a quiebra. Después de eso me costó encontrar un trabajo", dijo.

Esa búsqueda del sustento fue la que la trajo hasta el basural. "Un día me vine caminando y cruzaba el basural para ir hacia el río donde hay fincas. Quería incorporarme a la cosecha del tomate. Me crucé con una persona a la que conocía y me preguntó si no quería quedarme para juntar botellas de plástico, esa mañana me quedé y nunca más me fui, ya son más de dos años. Me costaron algunas cosas, entre ellas tener que decir a qué me dedicaba, pero me fui acostumbrando y ahora solo digo que soy recicladora de plástico", relató.

 

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