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Las ruedas de reconocimiento, lapidarias para los 10 detenidos

Siete de los deportistas fueron identificados como participantes del homicidio de Báez Sosa. La querella considera que todos son cómplices de un homicidio colectivo y premeditado
Sabado, 25 de enero de 2020 00:56

El asesinato de Fernando Báez Sosa a manos de una patota de jóvenes en Villa Gesell sigue conmoviendo e interpelando a los argentinos.

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El asesinato de Fernando Báez Sosa a manos de una patota de jóvenes en Villa Gesell sigue conmoviendo e interpelando a los argentinos.

Las ruedas de reconocimiento ya permitieron identificar a siete de los 10 detenidos como partícipes de la golpiza que, durante sesenta segundos, sin parar, propinaron a su víctima que yacía inconsciente en el suelo. Esa orgía de violencia irracional está grabada en las cámaras ubicadas a la salida del boliche Le Brique y de otros locales. Pero los testigos ya permiten reconstruir el episodio, que empezó con una nimiedad, un roce en medio de un "pogo" que terminó con los diez patoteros vinculados a un club de Zárate sacados por la fuerza por dos patovicas. Con los custodios se mostraron dóciles, pero luego emboscaron a Fernando y a sus amigos en la calle. La amenaza previa, en medio del pogo, la ferocidad de golpear a un indefenso ya inconsciente, y la jactancia de decirle al amigo de la víctima: "Negro de mierda, vení a pegarnos ahora" son testimonios que configuran las figuras de premeditación y alevosía, y fundamentan la imputación que la fiscal del caso plantea para los 10 detenidos. Y que podría derivar en una prisión perpetua. Las pericias, a su vez, apuntan a identificar al dueño de la zapatilla ensangrentada que terminó con la vida de Fernando. Las imágenes, no obstante, demuestran que fueron decenas de golpes aplicados a un cuerpo que ya no respondía.

Muy complicados

Ayer se cumplió la segunda tanda de ruedas de reconocimiento. La medida fue supervisada por la fiscal Verónica Zamboni. Varios de los reconocimientos fueron realizados de manera fotográfica, intercalando las imágenes de los patoteros detenidos con las de otras personas. Esto se debió a que los días en la celda les hicieron perder el bronceado.

Cuatro de los testigos identificaron a Máximo Thomsen como una de las personas que pateó a Fernando en la calle. Ciro Pertossi fue reconocido por uno y Enzo Comelli por tres de las personas que presenciaron la tragedia.

A Matías Benicelli lo acusan de haber alentado la violencia criminal de los rugbiers alcoholizados que golpeaban al joven indefenso y moribundo.

Esta conducta se complementa con otra, que fue la de impedir a los amigos de Fernando y a otras personas que defendieran a la víctima. Ayrton Viollaz, Luciano Pertossi y Lucas Pertossi también fueron identificados e imputados por esas conductas.

Además de Thomsen, los hermanos Ciro y Luciano Pertossi, Lucas Pertossi, Viollaz, Comelli y Benicelli, permanecen detenidos Alejo Milanesi, Juan Pedro Guarino y Blas Cinalli.

Los diez, la mayoría de ellos rugbiers y todos de Zárate, están imputados por el delito de "homicidio agravado por premeditación de dos o más personas".

El remero Pablo Ventura, también del Club Náutico Zárate, como los agresores, sigue imputado aunque fue liberado el martes y no fue reconocido en ninguna de las ruedas de las que participó.

La acusación contra Ventura la hicieron los detenidos, como una especie de bullying, minutos después del asesinato que habían cometido, y como burlándose de la Policía.

"Todos son culpables"

Las pericias y las 130 rondas de reconocimiento previstas intentan determinar el rol de cada uno de los detenidos en el homicidio.

El trabajo que se realiza sobre las zapatillas decomisadas permitirá identificar a los autores de las patadas letales, pero Fernando ya estaba inconsciente cuando las recibió, debido al ataque "en manada" y a que los que no pegaban, alentaban a hacerlo e impedían que alguien fuera en socorro de la víctima.

El abogado de la familia Báez Sosa, Fabián Améndola, consideró que los diez detenidos son coautores del homicidio y participaron de un hecho que se proponía producir la muerte del joven, futuro estudiante de Derecho.

La pena, en ese caso, sería prisión perpetua.

"Los testimonios son coincidentes y contundentes. La patota tenía como finalidad matar a Fernando: el hecho de que le siguieron golpeando cuando ya estaba desvanecido es decisivo", sostuvo el letrado.

La zapatilla del último golpe

Está manchada de sangre y es la que utilizó el autor de la patada en la cabeza de Fernando

La marca de la suela: una coincidencia en la cara de Báez Sosa. INFOBAE

El calzado de lona con la sangre de la víctima será peritado con una prueba scopométrica para determinar quién de los diez acusados fue el que lo llevaba. ¿A quién le pertenecía?

Es la zapatilla que los detenidos atribuían a Pablo Ventura, el remero que, mientras ellos mataban a Báez Sosa, se encontraba en Zárate.

La Scopometría es la disciplina compuesta de técnicas y procedimientos derivados de la física, basados en la observación y la medición, aplicadas a comparaciones entre dos o más objetos de estudio con fines de identificación.

La zapatilla estaba entre 19 pares en la casa de Villa Gesell donde los diez rugbiers de Zárate fueron arrestados por la DDI de Villa Gesell el sábado pasado por la mañana. De lona, oscura, algo sucia, tenía sangre en su punta y en su costado izquierdo. El fiscal envió imágenes a la forense que practicaba la autopsia en la morgue de Pinamar. La trama en la planta de la zapatilla era la misma que en la cara de la víctima. El perito de rastros de la Policía Científica que actuó en la escena concluyó lo mismo al ver las fotos. No había otra zapatilla con sangre en la casa, por otra parte: fue la única que se incautó con estas características, con una mancha roja evidente.

Tardíamente, Villa Gessell prohibió el consumo de alcohol entre los jóvenes. NA

Esa zapatilla se convierte en una prueba clave, junto a los videos del ataque y los resultados de las ruedas de reconocimiento para fortalecer la imputación por la autoría material del ataque.

La semana que viene se llevará a cabo la denominada prueba de scopometría. En este estudio criminalístico no solo se evalúa la coincidencia entre la impresión del cuerpo y la suela de la zapatilla. También se analizan las “marcas” que una persona deja en el calzado al usarlo. Es decir, las deformaciones que se van produciendo que son típicas de la pisada de cada persona. También se observan detalles como el talle, además del ancho y largo de la zapatilla.

Sobre su talle, una fuente del caso comenta: “Bastante más chica que 49”, el talle de pie de Pablo Ventura, implicado falsamente por los acusados y liberado por falta de mérito con una decisión del juez Diego Mancinelli. Fue, precisamente, la zapatilla que se ve en esta nota la que los rugbiers hoy detenidos intentaron calzarle al joven al que habían convertido en víctimas de su bullying y sus burlas en las fiestas de Zárate.(Informe de INFOBAE)
 

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