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Despedida a Jaime Solá, también un salteño esencial

Jueves, 01 de octubre de 2020 02:48

Cuando por mandato del destino, de los dioses, o -como yo prefiero decir- de la buena estrella en mi vida personal y obviamente de periodista llegué a Salta; Roberto Romero, ya por entonces mi amigo y director en su proyección periodística a Jujuy, un día me presentó a un hombre con el que hasta ayer cultivamos empeñosamente una amistad escrita con mayúsculas: el abogado Jaime Solá.

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Cuando por mandato del destino, de los dioses, o -como yo prefiero decir- de la buena estrella en mi vida personal y obviamente de periodista llegué a Salta; Roberto Romero, ya por entonces mi amigo y director en su proyección periodística a Jujuy, un día me presentó a un hombre con el que hasta ayer cultivamos empeñosamente una amistad escrita con mayúsculas: el abogado Jaime Solá.

Quien acaba de partir hacia otros cielos.

Los biógrafos, que con privilegiada prolijidad destacan desde hace años, a la par de su multifacética vida de militar, abogado, empresario, funcionario, docente universitario, también lo incluyen en este maravilloso oficio del periodismo, que Jaime se empeñó un día en abrazar, para volcar su riquísima experiencia de vida y sustancialmente sus sueños de una Salta mejor, moderna.

­Vaya palabra!... Moderna.

Y modernizar sobre esquemas ultraconservadores que arrancaron con la propia historia provinciana y nacional, fue siempre un desafío al que Jaime Solá no le sacó el cuerpo.

Sus libros, herencia que no sabe de sectores y enriquecen las bibliotecas, proclaman sin excepción esas ansias de cambio, de progreso, de revolución intelectual.

"El día que quisimos cambiar Salta" lo pintó en su integridad y en sus sueños. Tal como lo hizo no sólo su paso por la función en Ciencia y Técnica de un gobierno justicialista al que con todo entusiasmo apoyó y aportó ideas y proyectos concretos como el intercambio educativo de jóvenes con Israel (y que fue el de Juan Carlos Romero) sino también su pluma y su palabra volcadas en lúcidas columnas de opinión en El Tribuno y también como un acompañante vital de nuestro medio, Nueva Propuesta.

Solíamos conversar mucho con Jaime sobre este oficio sobre el que me inquiría insistentemente pues en ese intercambio sincero de experiencias de vida se encontraban un liberal moderno y un justicialista de valga la expresión dicha con humildad- "toda la vida".

Así supe de su vida militar y aquel protagonismo en joven de uniforme en el episodio de "azules y colorados" que luego la historia se encargó de confirmar como lo que él reconocía como la penosa destrucción del espíritu de un soñado ejército sanmartiniano. Y que culminó en la página más trágica y sangrienta de nuestra historia, la dictadura de 1976 / 1983.

La abogacía también fue otro de sus desafíos superadores, y en ese campo se hermanó con Roberto Romero en proyectos empresariales de distinta índole. Particularmente Jaime interesado en la minería.

El correr de los años tras la reconquista de la democracia en 1983 nos sirvió por supuesto para debatir el futuro del país, y en el contexto de un también soñado Proyecto y Modelo Nacional. Es allí donde la vocación periodística de Jaime Solá se encendía y lo apasionaba.

En ese andar juntos, y ya con su amigo Juan Carlos Romero en la conducción de El Tribuno, registramos para el diario un hecho que coincidíamos en llamar histórico, y que no muchos recuerdan. Hoy lo relato, en homenaje al amigo que despedimos.

Diario El Tribuno tiene en su historial una primera y única edición en otro idioma.

Sí, y ello porque un día analizamos un proyecto ambicioso por cierto de editar nuestro diario en Brasil.

Lo titulamos "El Tribuno de Salta muestra a la Argentina". "El Tribuno mostra Argentina".

Y partimos con Jaime a San Pablo, donde en un convenio con "La Folha de San Pablo" concretamos ese número histórico, insisto, creo que fue con una tirada de 300 mil ejemplares.

Fueron jornadas de redacción itinerante maravillosamente enriquecedoras. Con traductor por supuesto.

¿Cómo entonces no hablar de Jaime Solá periodista?

Este adiós en el diario que también considerabas tu casa, Amigo, es en plural.

Es otro premio que bien ganaste.

Recuerdo, finalmente y con la premura de la entrega de estas líneas en homenaje, que para mí era inimaginable hoy puesto que no estaba en la ciudad, que cuando editaron junto a la brillante Alicia Poderti el libro sobre José Vicente Solá definieron en tres palabras su figura: "Un salteño esencial"

Vos también Jaime lo fuiste. Lo eres. Lo serás.

 

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