El Turco Roberto Salomón tiene 60 años de edad, nació en 1960 y compartió su vida con Maradona. Cuando ayer vino su esposa Belinda y le informó la tragedia del Diego se puso a llorar desconsoladamente; el turno de las 1, el de los veteranos, quedó inmóvil mirándolo.
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El Turco Roberto Salomón tiene 60 años de edad, nació en 1960 y compartió su vida con Maradona. Cuando ayer vino su esposa Belinda y le informó la tragedia del Diego se puso a llorar desconsoladamente; el turno de las 1, el de los veteranos, quedó inmóvil mirándolo.
Como todo preparador físico, el Turco ve cosas que el resto de los mortales no puede ver en un deportista. Tuco la suerte de estar presente en 4 mundiales acompañando desde las graderías a Argentina y es un hombre que está constantemente actualizándose sobre el entrenamiento de un atleta. Las cosas que puede destacar en Maradona van por otro camino.
Habla siempre en presente, como si no hubiera muerto. Es más, varias veces recurre al futuro; el final es imperdible.
"Yo ya había tenido un duelo. En el Mundial de Rusia, antes no sé de qué partido nos llegó la información de la muerte de Maradona. Estábamos frente a un bar con mi amigo Abudi y entramos a tomar cerveza y a llorar abrazados. Los rusos no entendían nada; estábamos en San Petersburgo y luego nos avisaron que seguía vivo. Fuimos entonces con toda la alegría luego a ver el partido contra Nigeria que ganó 2 a 1. Fue el partido que Diego sale al borde del palco y abre los brazos y le da la luz del sol Es por eso que todos los que estábamos presentes lo queríamos apretar a abrazos", dijo emocionado del recuerdo.
"Yo lloro porque con Maradona vivimos los mismos procesos históricos de crisis, guerras, militares. Somos de una generación de la misma cepa, de esos que llevamos a Argentina en la sangre y no queremos perder a nada; nos representa a varias generaciones. Yo automáticamente comencé a pensar en él y en mí. En mis nietos, en sus nietos, cómo habrá llegado a los 60, cansado, abrumado, dolido, por tantas batallas, por tantas alegrías que él puso el cuerpo para todos los argentinos. Su muerte nos tiene que unir más y es por eso que con cada grupo con los que trabajo organizamos no un minuto de silencio, sino un minuto de aplausos", dijo el profesor.
Sobre lo estrictamente físico Salomón dijo que "Diego tenía un físico privilegiado, pero también tenía mucho sacrificio. Por lo que hablé con quienes jugaron con él, todos me dijeron que era un entregado a los entrenamientos, un luchador constante, con mucho esfuerzo y un muy buen compañero, lo cual es lo mejor para la conformación de todo equipo. Sus habilidades técnicas no la tiene nadie, pero el ejemplo lo daba en los entrenamientos con sus fuerzas para ir a representar a Argentina de la mejor manera. Su compromiso con el país fue tan fuerte que siempre fue a visitar los entrenamientos de todas las selecciones y a los deportistas individuales. Sabía que en el trabajo estaba gran parte del éxito. Fue un hombre que siempre busco el éxito, el resultado positivo, por eso unía a todos los argentinos", dijo el Turco y dejó una frase estimulante: "Ya me voy a poner a juntar guita para ir al próximo mundial porque yo sé que el Diego ahora va a estar presente en el campo de juego con nuestra selección. Vamos a tener 12 jugadores y lo vamos a ganar el mundial. Acordate....", dijo mientras se abrazaba con toda la piel erizada.