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Sobrevuela en Salta el fantasma de los mil merenderos

Sin cifras oficiales, organizaciones de voluntario ya hablan de ese dato.
Domingo, 20 de diciembre de 2020 01:59

Si bien desde Provincia aseguran que tienen registrados 460 comedores y merenderos en todo el territorio, desde la cuarentena salieron muchos más que varios voluntarios comenzaron a denominar de "generación espontánea".

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Si bien desde Provincia aseguran que tienen registrados 460 comedores y merenderos en todo el territorio, desde la cuarentena salieron muchos más que varios voluntarios comenzaron a denominar de "generación espontánea".

Muchas de las organizaciones de voluntarios que ayudan, organizan, recolectan y distribuyen alimentos (y de paso otras donaciones como ropas o lo que sea) hablan de los mil merenderos y comedores en toda la provincia. Es una cifra imposible de chequear porque emergieron como respuesta a la cuarentena y porque el Estado recién está relevando.

En algún momento la ministra de Desarrollo Social de la Provincia, Verónica Figueroa, tuvo un diálogo con las organizaciones sobre la cifra, la cual es un fantasma que ronda la situación real de Salta.

Desde Nación manejan cifras similares a la Provincia. Hasta el 17 de diciembre tienen 597 comedores y merenderos anotados en el Renacom. Lo que se tiene que tener en cuenta es que la inscripción es voluntaria, por lo que no es un registro exhaustivo.

Para estar registrado en la Provincia hay que tener al menos una personería jurídica. Ahí comienzan los problemas porque mínimamente se debe contar con un inmueble. Los requisitos dificultan todo. Hay un grupo de voluntarios en donde están colaborando para armarlos aunque sea como asociaciones.

Los merenderos y comedores se fueron armando en patios de casa, en tinglados, en donde sea. Muchos no tienen regularidad en las entrega de alimentos y otros en el trabajo de quienes trabajan, en su gran mayoría madres.

"Fue muy difícil abril, mayo y junio. Con la cuarentena cerramos todo. No hubo ayuda y hubo mucho hambre. Cuando comenzamos a volver lo hicimos yendo casa por casa repartiendo alimentos y vimos la desesperación de los niños y grandes. Es muy terrible ver a la gente con hambre", dijo Jimena Calafiore, del comedor comunitario Pan de Vida, de la localidad de La Silleta. Contó que cuando retomaron la actividad, las normas del aislamiento no los dejaban llegar hasta los centros de compras, no se podía repartir; todo fue muy complicado.

Hace unos días comenzaron una campaña solidaria para recolectar alimentos para entregar bolsones navideños para las familias y por ahora la situación viene difícil.

"Hay poca gente que colabora con los pan dulces. Nosotros queremos llevar también mercaderías, pero estamos esperando un milagro navideño", dijo y contó que muchos se manejan con los aportes en las cuentas corrientes porque hasta para retirar las donaciones se hizo difícil.

 

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