Los alumnos del último año del colegio secundario rural de El Naranjo N§ 5.204 plantaron un árbol por cada egresado.
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Los alumnos del último año del colegio secundario rural de El Naranjo N§ 5.204 plantaron un árbol por cada egresado.
La iniciativa ambiental responde a un proyecto educativo institucional e interdisciplinario llevado a cabo pocos días atrás y tiene como objetivo que cada egresado deje su legado plantando un árbol, y transmitir el mensaje a futuras promociones y otros colegios.
Fue coordinado por las licenciadas Fernanda Torrado, Rosa Checa y la profesora Olga Machuca. En este caso son once los egresados del colegio rural.
Respecto a los orígenes del proyecto "Emprendo vuelo, mis raíces quedan", la licenciada Fernanda Torrado recordó a El Tribuno: "Surgió el año pasado. Nuestro colegio al ser rural, los alumnos tienen una fuerte vinculación con el medio ambiente".
"Trabajan desde siempre en su cuidado y en la concientización, a pesar que el colegio tiene una orientación en ciencias sociales y humanidades, destinan y vuelcan las ciencias sociales al cuidado del planeta, del medio ambiente y de la naturaleza", explicó la docente.
"Entonces surge la idea de que cada egresado plante un árbol, pensando y apuntado a la reforestación. Pero este año nos sorprendió la pandemia y decidimos transformarlo y enseñarlo mediante una modalidad virtual".
Una vez que el proyecto tomó forma, Torrado contó: "Al no poder hacer las actividades que teníamos relacionadas en acudir a los lugares donde se iba a hacer la reforestación, los chicos propusieron plantar árboles frutales".
"Además, se buscó los orígenes de estos árboles. Para ello se entrevistó al docente e historiador Carlos Jesús Maita, quien nos dio su versión. Los chicos hicieron toda esta investigación en sus casas", detalló.
Considerando la necesidad del distanciamiento social que impuso la COVID-19, Torrado señalo que se trabajó a distancia con los alumnos mediante grupos de WhatsApp y los plantines que eligieron plantar en sus hogares los recibieron en sus domicilios.
"Además de manejarnos con WhatsApp, sumamos unas cartillas que se repartieron en cada casa de los alumnos y en uno de esos viajes llegaron los plantines. La directora fue quien los acercó uno a uno y así los plantaron en los jardines de sus casas", contó.
Entusiasmada, destacó que "lo bueno de este proyecto es que el colegio rural de San Felipe, el cual tiene tres egresados, nos aceptó el desafío de hacer lo mismo en sus hogares".
"Lo que tiene de novedoso, además de plantar un árbol, es que se lo vinculó pedagógicamente a dos materias: Proyecto de Investigación y Problemática Social.
"De esta forma se logró vincular y significar contenidos conceptuales, se buscó también fortalecer la autoestima de la promoción 2020 y atenuar en parte el perjuicio de las particularidades de este año para ellos". Sobre cómo recibieron los alumnos la iniciativa, la docente expresó que a todos les encantó la idea.
"Sumado a eso, ellos se merecían ser recordados como algo más que la promoción de la pandemia, merecían una experiencia extra, tener algo para contar de su quinto año. La idea de que los árboles sean frutales fue de ellos también", aseguró.
Se dispuso además una estrategia de nominación virtual a otros colegios y el hashtag #valecopiarse, a fin de que otros colegios acepten el desafío y continúen la proyección interinstitucional de la idea.
"Los docentes trabajamos con muy poca conectividad".
En torno de la problemática educativa respecto a poca conectividad virtual, Torrado manifestó: "Es triste que se bastardee tanto la formación de docente, ya que estamos haciendo lo posible, sacando toda la creatividad para comunicarnos con nuestros alumnos, trabajamos con muy poca conectividad y esta es una muestra que podemos lograr grandes cosas con los chicos".