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Años bisiestos: desde cuándo existen, quién los creó y porqué son de "mala suerte"

Este febrero sumó un día más para sincronizar el calendario con la órbita del planeta. Conocé los cambios que hubo a lo largo de la historia y porqué los años que tienen 366 días suelen ser catalogados como “de mala suerte”. 
Sabado, 29 de febrero de 2020 11:14

Hoy Google destaca en su Doodle el número 29, en referencia a que 2020 tiene la particularidad de ser un año bisiesto, es decir, que tiene 366 días -en vez de 365- porque se suma el 29 de febrero al calendario.

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Hoy Google destaca en su Doodle el número 29, en referencia a que 2020 tiene la particularidad de ser un año bisiesto, es decir, que tiene 366 días -en vez de 365- porque se suma el 29 de febrero al calendario.

Y qué representa que el año se extienda a 366 días en lugar de los tradicionales 365? La respuesta la da el campo de la astronomía​: se suma un día más para “sincronizar el calendario con la órbita del planeta”, explicó a Télam la astrónoma Romina Miculán, de la Universidad Naciona de La Plata (UNLP) e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

"La Tierra tarda 365,242 días en dar una vuelta completa alrededor del Sol, lo que se conoce como año trópico. El año trópico entonces tiene 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,25 segundos --detalló la astrónoma--. Lo que se acordó es agregar un día cada cuatro años para compensar las casi seis horas que se pierden cada año en la medida del tiempo cronológico y el astronómico, dado por el movimiento orbital terrestre".

"Históricamente el problema se subsanó definiendo que si un año es divisible por 4, entonces es bisiesto, pero luego se ajustó, y ahora son los que son divisibles por 400", indicó la profesional.

¿Cuál es el origen de un año bisiesto? Yendo hacia atrás en la historia, hay que remontarse al año 46 a.C. para rastrear el origen del año bisiesto. Julio César, dictador de Roma, decidió que se ajustara el calendario al girar de los cielos. Asesorado por Sosígenes, un astrónomo de Alejandría, llegó a la conclusión de que el año no tenía 365 días, sino 365 días y un cuarto. Entonces, cada cuatro años iba a faltar un día. Por eso agregó un día después del sexto día de las calendas de marzo (última semana de febrero). De allí vino el nombre bisextus, dado al año en que toca febrero con 29 días, nombre que, en castellano, derivó en bisiesto.

Julio César

Pero el cálculo que había hecho Sosígenes pecó de poco preciso. Porque el sobrante de cada año no llegaba a las seis horas (un cuarto de día). Hizo un redondeo para arriba y complicó todo. La diferencia, aparentemente minúscula, entre el redondeo en 365,25 días y el año astronómico de 365,242 días se tradujo en casi 12 minutos por año. Provocó una acumulación de 10 días al llegar el siglo XVI de la era actual. Entonces, el papa Gregorio XIII resolvió empezar la cuenta de nuevo. Ese calendario, inaugurado en 1582, lleva el nombre de gregoriano y es el que rige actualmente. Suprimió los diez días sobrantes y estableció que, para compensar las futuras diferencias, no serían bisiestos los años correspondientes a cada fin de siglo salvo los divisibles por 400, como el 2000. Por eso el año del cambio de milenio sí fue bisiesto.

La maldición de los años bisiestos: qué tragedias ocurrieron cuando hubo un 29 de febrero

“Año bisiesto, año siniestro”, dice un refrán popular. Cada cuatro años, nuestro calendario, el gregoriano, añade un día extra a los doce meses habituales. A esas 24 horas, las ubicaron al final de febrero: el 29.

Es un día que, sin dudas, tiene mala prensa. Quizás tenga que ver porque los romanos vinculaban a febrero con los muertos: en ese mes celebraban las fiestas parentales. Su calendario, instituido por el rey Numa Pompilio en el siglo VII A.C., tenía 355 días, y desde entonces, febrero tiene solo 28.

En 1582, cuando el Papa Gregorio XIII instaló el calendario gregoriano que usamos hasta hoy, que el día de más en el año se ubica en febrero y es el 29. Desde entonces, los hechos desgraciados que acontecieron en los años bisiestos fueron remarcados por sobre otros. Aunque, claro, el sentido común indica que para que ocurran catástrofes naturales, tragedias ocasionadas por el hombre, o la muerte de personajes emblemáticos, el calendario no debería tener mucho que ver.

Sin embargo, con el arranque de este 2020, que trajo una pandemia tan terrible como el coronavirus Covid-19 y ya se cobró la vida de al menos 2867 personas y la infección de 84.124, cuesta resistirse a enumerar qué sucedió en otros bisiestos. La nómina eriza la piel.

Se podría iniciar este oscuro listado con 1616, de luto para las letras universales. Ese año del siglo XVII registró la muerte de los dos mayores literatos de las lenguas inglesa y castellana, William Shakespeare y Miguel de Cervantes Saavedra. Se atribuye que ambos decesos tuvieron lugar el mismo día, el 23 de abril. Sin embargo, los ingleses adoptaron el calendario gregoriano recién en 1725. Aún se regían por el calendario juliano cuando falleció Shakespeare. Por lo tanto, según la forma actual de calcular las fechas, en realidad murió el 3 de mayo. 

Shakespeare y Cervantes

Poco más de un siglo después, en 1792 y en Francia, fue inaugurada la guillotina. Probada con ovejas y cadáveres, se usó más tarde para acallar a disidentes políticos. Bajo su filo rodaron 16594 cabezas. El primero, en aquel año bisiesto, fue un ladrón llamado Nicolás Pelletier. Recién se dejó de usar en 1977, cuando el ajusticiado fue un inmigrante tunecino, Hamida Djandoubi, sentenciado por torturar y matar a su novia.

También Francia se vio sacudida en 1812, cuando el Ejército imperial de Napoleón Bonaparte perdió 600 mil hombres en una de las campañas más desastrosas de la historia militar mundial. El intento del emperador francés de conquistar Rusia fue detenido por un invierno atroz. Sólo 58 mil combatientes sobrevivieron. Esto marcó el fin del apogeo francés sobre Europa. Y poco tiempo después, Napoleón estaba rumbo a su exilio final en la isla de Santa Helena.

En 1912 tuvo lugar el hundimiento más terrible entre los transatlánticos, el del Titanic, un buque de la compañía White Star Line de Liverpool. Después de chocar contra un iceberg en su viaje inaugural desde Southampton (Inglaterra) hasta Nueva York, entre el 14 de abril y la madrugada del 15 se fue a pique. La tragedia fue mayúscula. De las 2.223 personas que llevaba, murieron 1.514. A partir de este episodio, las normas de seguridad en los barcos de pasajeros fueron cambiadas en forma radical.

En 1932 ocurrió uno de los secuestros y asesinatos más crueles de los que se tenga memoria. El 1° de marzo de ese año, Charles Augustus, el pequeño hijo de 20 meses de vida del aviador norteamericano Charles Lindbergh -primer piloto en cruzar el océano Atlántico sin escalas- fue arrancado de su cuna y muerto a golpes. El cuerpo del niño fue hallado dos meses después muy cerca de su casa. La autopsia determinó que murió por varias fracturas de cráneo. La investigación duró dos años y Bruno Richard Hauptmann fue hallado culpable y sentenciado a muerte. Lo ejecutaron en la silla eléctrica en 1936, otro año bisiesto. 

Ese mismo año se desató uno de los conflictos armados más sangrientos del siglo XX. La Guerra Civil Española enfrentó al gobierno de la Segunda República con los sublevados fascistas al mando de Francisco Franco. El motivo de la contienda fue el fracaso parcial de un golpe de estado que las Fuerzas Armadas lanzaron en julio de ese mismo año. Fue, para los historiadores, un banco de pruebas de lo que sucedió luego en los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial. Los republicanos fueron apoyados por la Unión Soviética principalmente, mientras los nacionalistas tuvieron la asistencia de la Alemania nazi y la Italia de Mussolini. Luego de casi tres años de combate, finalizó con la victoria falangista y la imposición de una dictadura que duró hasta la muerte de Franco en 1975. Murieron, entre ambos bandos, unas 500 mil personas.

Francisco Franco

En 1940, en Oswiecim, a 43 kilíometros de Cracovia, en Polonia, fue construido uno de los más oscuros sitios de la historia universal: el centro de exterminio de Auschwitz. Era, en rigor, una serie de campos de concentración urdidos por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Allí, las tropas de Hitler enviaron un millón trescientas mil personas, de las que murieron un millón cien mil. El 90% de ellas eran judías. Hoy, en ese lugar, se levanta uno de los más estremecedores recordatorios del horror del que somos capaces los hombres.

En 2020 se cumplieron 75 años de la liberación de Auschwitz

El ámbito deportivo también se vio convulsionado por un crimen masivo que tuvo lugar en los Juegos Olímpicos de Munich en 1972. Allí, once atletas israelíes fueron asesinados por el Grupo Septiembre Negro un brazo de la Organización para la Liberación Palestina (OLP) que contó con la asistencia de bandas neonazis alemanas. Cinco de los ocho secuestradores fueron muertos en el intento de liberar a los rehenes.

La Argentina, por supuesto, no puede faltar en esta nómina. El 24 de marzo de 1976 comezó la dictadura cívico miltar y eclesiástica tras un golpe contra el gobierno democrático de Isabel Perón encabezado por Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti. Se inició una política de terrorismo de Estado cuyo saldo fue de 30 mil desaparecidos, miles de exiliados y cientos de niños apropiados. En 1985, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, y en un hecho sin precedentes, los integrantes de todas las juntas militares fueron juzgados y condenados.

Para finalizar este listado de hechos funestos, el siglo XX fue un muestrario de asesinatos de personalidades importantes del mundo de la política y el arte. Muchos de esos crímenes impactantes tuvieron lugar en años bisiestos.

  • El 30 de enero de 1948 fue asesinado Mahatma Gandhi en Nueva Delhi, India. Le disparó Nathuram Godse, un hinduista de derecha.
  • El 4 de abril de 1968, en el balcón del Lorraine Motel de Memphis, Tennessee, murió por un disparo en la garganta el activista por los derechos de los afroamericanos Martin Luther King. James Earl Ray, un ex convicto, fue hallado culpable y sentenciado a 99 años de prisión. Sin embargo, la familia de Luther King no creyó en su autoría y lucho, sin éxito, para encontrarlo.
  • El 5 de junio de 1968, en Los Angeles, Sirhan Sirhan, un palestino de 24 años, disparó y mató a Robert F. Kennedy, senador de EEUU, hermano del también asesinado John F. Kennedy, en el marco de las elecciones primarias en California.
  • El 8 de diciembre de 1980, en la puerta del Dakota, el edificio donde vivía en Nueva York, John Lennon fue asesinado de 5 balazos a manos de Mark Chapman, un supuesto fanático suyo que aún sigue en prisión.

La lista, por supuesto es incompleta. Y cada uno podría agregar un hecho tenebroso a la misma. Como sea, para los supersticiosos, un año que venga con el 29 de febrero en el calendario siempre será motivo de preocupación.

Fuentes: Clarín e Infobae

 

 

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