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5 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Luego de días movidos, el centro quedó sin vendedores ambulantes

Aseguran que a los que aparecieron les aplicaron actas de infracción.
Viernes, 17 de abril de 2020 02:34
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Hace unos días cientos de personas se agolparon en las calles para cobrar las asignaciones y jubilaciones en los bancos. Movimiento que generó toda una circulación comercial que sorteó las restricciones por el aislamiento obligatorio. Pasados los días álgidos, los vendedores ambulantes quedaron pululando en las calles del microcentro salteño, en un intento de continuar evadiendo los controles. Pero ayer no se vio más que dos o tres.

Con una fuerte presencia policial en las principales arterias de acceso, como en la avenida San Martín o las vallas dispuestas en las peatonales, se observaron pocos vendedores, que fieles a la tradición del ambulante ofrecían artículos de "oportunidad", que en este caso es alcohol en gel o barbijos.

La plaza también muestra una cara atípica, sin los vendedores de rosarios o artesanías. Solitaria en la esquina frente al cabildo se alza la tradicional mesa que ofrece tomar la presión "a voluntad". Los únicos que se pueden ver circulando por la plaza son los cadetes de Glovo, que hacen tiempo en los bancos hasta que la aplicación los alerta de un nuevo pedido para volver a salir.

Ayer fue el segundo día de apertura del mercado San Miguel, lo que llevó a que haya más movimiento en la zona y las fiambrerías de alrededor celebren una mejora en las desnutridas ventas. La zona del mercado es el epicentro de los vendedores ambulantes, vendedoras de humitas, mentisan, papel higiénico y fruteros son parte del paisaje habitual de la avenida San Martín. Sin embargo, el paisaje era otro.

El paro de colectivos que luego fue suspendido podría haber sido señalado como motivo de la casi nula presencia de vendedores ambulantes. Sin embargo, la confirmación del motivo la dio una policía, que además de remarcar que no se puede estar vendiendo indicó que "se labraron actas de infracción".

"Hay algunos que salieron: los fruteros y carreros, pero se les ha prohibido", indicó Jorge Pampero, del Sindicato de Vendedores Ambulantes de la República Argentina delegación Salta (Sivara). Setenta vendedores de la peatonal pertenecen a este sindicato.

Además del movimiento que generó la apertura del mercado, la mayor cantidad de personas que se observa en el microcentro son las que hacen fila para pagar una boleta. Las esperas llegan a ser tal que una fila del lugar de cobro en la calle España daba la vuelta por Mitre y Caseros, y llegaba hasta la peatonal.

Si bien los restaurantes y confiterías no tienen permiso para abrir, no falta alguno del frente de la plaza que aprovecha la fila de personas para ofrecer sandwiches o gaseosas y salvar un poco el día.

Los comercios de venta de indumentaria no están exceptuados del aislamiento, sin embargo, alguno que otro estaba abierto, pero a puertas cerradas recibiendo pedidos. Los que ven alguna persiana entreabierta no dudan en acercarse a preguntar si les venden "algo".

Miedo y hambre

Jorge Pampero, de Sivara, que nuclea a 500 vendedores de la provincia y cerca de 300 en la capital, indicó que la situación de los vendedores es acuciante, porque son todos trabajadores por fuera de toda norma que se encuentran entrampados, porque además de no poder trabajar no pueden acceder a los beneficios sociales lanzados por el gobierno, como el ingreso familiar de emergencia (IFE).

"Es para monotributistas o los que reciben asignación universal. Y hay algunos compañeros que sus parejas síi lo recibieron, pero hay muchos otros que no, como yo, que soy soltero y no pagamos el monotributo", indicó.

Los vendedores ambulantes trabajan el día a día, sin obra social ni jubilación. No son monotributistas y muchos de ellos no reciben la asignación universal por hijo porque no tienen niños pequeños o son solteros. Los que los deja por fuera de las ayudas sociales que lanzó el gobierno. Piden que la gobernación o la intendencia los atiendan y los ayuden a paliar la situación. También reclaman ayudas de empresas para armar bolsones de mercadería.

 

Sivara presentó una nota a la Anses para que estudiara los diferentes casos y los incluyera en el IFE. "Hay compañeros que viven con la madre que cobra la jubilación mínima y le pagaron a su mamá y a ellos no, cuando ellos también aportan a la casa y ahora no pueden", advirtió.

Pampero indicó que vienen sobreviviendo, pero como "mucho" les queda para "tirar unos días más". "Tenemos miedo de exponernos al virus, pero también tenemos hambre", lamentó.

Los vendedores intentan organizarse en pleno aislamiento. Pensaron en hacer una olla popular, pero la mayoría vive en la periferia y dispersos: Solís Pizarro, Santa Lucía, San Rafael, Juan Manuel de Rosas, 17 de Octubre, Castañares, San Ignacio, Solidaridad, Siglo XXI, Villa Mitre y Villa Soledad.

Por lo que piensan una segunda opción: armar bolsones de mercadería. "Estamos viendo de pedir a las empresas que nos quieran donar para ayudar a los compañeros", señaló el vendedor.

También insistirán con la Intendencia y la Gobernación para entregarles una nota solicitándoles ayuda, porque aseguran que a pesar de los anuncios oficiales nadie se acercó a ofrecerles ayuda. "Ni de la Gobernación ni de la Intendencia. Los que nos fueron a buscar para el voto, ninguno de esos políticos se nos ha acercado ni responden a nuestros llamados, parece que tienen miedo que los reten sus jefes", señaló Pampero.

 

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