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14 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Qué cosas tiene la coca....!

Jueves, 14 de mayo de 2020 03:23

En la región de las provincias de Salta y Jujuy la costumbre del coqueo es anterior a la Nación y a la conquista española; tanto es así que se pierde en el tiempo. 
La Dra. Viviana Conti de la Universidad Nacional de La Plata en su trabajo “Articulaciones mercantiles del espacio saltojujeño durante el período rosista” documenta cómo entre 1829 y 1851 en ambas provincias el comercio de la hoja de coca oscilaba, según el año, entre el 10 y el 20 % del total de las importaciones anuales. 

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En la región de las provincias de Salta y Jujuy la costumbre del coqueo es anterior a la Nación y a la conquista española; tanto es así que se pierde en el tiempo. 
La Dra. Viviana Conti de la Universidad Nacional de La Plata en su trabajo “Articulaciones mercantiles del espacio saltojujeño durante el período rosista” documenta cómo entre 1829 y 1851 en ambas provincias el comercio de la hoja de coca oscilaba, según el año, entre el 10 y el 20 % del total de las importaciones anuales. 


Dice también, que: “Catorce artículos del Reglamento de Impuestos afectaban directamente al sector mercantil al gravar minuciosamente el comercio y la circulación de coca (artículos 6º y 7º), vino (artículo 8º)”. Del trabajo citado se desprende también que, en dichas provincias, el consumo de coca era casi el doble y en ocasiones el triple de la yerba mate. Entre 1829 y 1831, por ejemplo, en Salta se importaron 443 arrobas de yerba mate y 588 cestos (1774 arrobas) de coca (cada cesto equivalía a tres arrobas y la arroba a 11 kg). 
Para el período 1941/42 la arroba de coca tributaba un promedio de $2,33 y la de yerba mate $3. En virtud de dicha relación se puede establecer grosso modo que el para ese año el kg de coca era un 20% más barato que el kg de yerba mate.
En 2020, pasados casi 180 años, la relación entre los precios de los productos citados ha sufrido una distorsión surrealista. En efecto, si tomamos el precio del kilogramo de coca común en Salta en marzo antes de la cuarentena ($2500) frente al kilo de yerba mate ($250) observamos que ésta última vale diez veces menos que la coca. Ello sin contar que la yerba mate (no así la coca) se ofrece envasada en coquetos paquetes, paga impuestos de todo tipo y ha pasado por todos los controles sanitarios que la ley exige. 
¿Qué es lo que explica que la coca cueste diez veces más? 
Desde ya que la escasez multiplica el precio. ¿Pero, a qué se debe esa brutal falta de oferta? 
No se conoce que plagas de langostas se la hayan agarrado con los cocales, ni que la ira divina se haya desatado especialmente en las yungas bolivianas. No, ni la naturaleza ni Tata Dios tienen parte en este asunto. El ridículo y escandaloso precio de la hoja de coca en la Argentina se debe a que los legisladores argentinos han decidido a través de una ley (la 23.737) que el tráfico y la comercialización de la hoja de coca constituye un delito. Así, de rompe y raja, unos tipos que no tienen la menor idea de lo que es la práctica del coqueo barren con un hábito ancestral. 
Los legisladores salteños y jujeños lograron como premio consuelo que no se penalizara el consumo. Luego, toda coca que se ofrece a la venta necesariamente es de contrabando. Esto es el 30% que logra sortear a la Gendarmería Nacional. 
El precio de la coca entonces, está dado por el precio del producto que llega, más el inmenso porcentaje de la misma que el Estado incauta y quema; más el costo que supone al comerciante el riesgo de ser penalizado por contrabandear. 
Hace unos días apenas cuatro personas (una de ellas, policía) fueron detenidas en La Quiaca por contrabandear 17 kg de coca. 
Pues bien el Artículo 6º, de la Ley 23.737 de tenencia y tráfico de estupefacientes, reprime este delito con “reclusión o prisión de cuatro a quince años...” Ahora bien, estos cuatro procesados estaban brindando un servicio, entre otros, a coqueros como el grueso de los políticos, legisladores y de casi todos los varones jujeños y salteños. 
Y también: ¿Qué autoridad moral tienen los jueces y fiscales coqueros para procesar y condenar a los que les proveen la coca por, justamente, el delito de proveérsela? Por una cuestión de dignidad, debieran excusarse. Y así demostrarían que la coca es tan inofensiva como el mate.
Encarecer artificialmente una mercancía es, objetivamente, destruir riqueza o crear pobreza. Y las consecuencias no afectan sólo al que la consume sino al conjunto de la economía. Porque el gasto estúpidamente encarecido de ese bien deviene, necesariamente, en la imposibilidad de consumo de otros; de manera que el que produce esos otros, aunque no coquee, también se ve afectado.
En cuanto a los que confunden hoja de coca con cocaína hay que decir que no son lo mismo así como el mineral de hierro no es un cañón. Equiparar uno con otro, es de lelos. Entre la coca, el café, el té y la yerba mate no existen muchas diferencias en cuanto a sus efectos estimulantes. 
¿Qué pasaría si prohibiríamos la yerba mate? 
¿Si la Gendarmería capturara y quemara el 70% de lo que importa la provincia de Salta? 
Pues, la gente seguiría consumiéndola, pero su precio se iría a las nubes. 
Pero, como dicen los españoles: “para más inri” (por si fuera poco) la cuarentena ha hecho que el precio de la coca se multiplique por cien. 
El kilogramo de coca en Salta, que cuando mucho debería costar $250, ha pasado de $2.500 a la friolera de $25.000 (dos sueldos de una empleada doméstica). 
Algún economista debería estimar el daño que se hace a la economía provincial en su conjunto semejante disparate. También está claro el daño moral de los que deben abstenerse de consumirla. Y es moral porque: 
¿Cuál es la autoridad del Estado para impedir mi deseo soberano de consumir lo que se me cante?!
 Sería bueno que las autoridades provinciales hagan algo al respecto, porque coquear no tiene nada de malo para la salud física ni mental, y es injusto que los prejuicios centralistas sometan a nuestros camioneros a humillaciones, simplemente porque tienen la saludable costumbre de coquear mientras manejan.

 

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