El alemán Dustin Brown, uno de los tenistas que participa estos días en la exhibición que se disputa en Coblenza (Alemania), señaló que volver a jugar, aún en medio de la pandemia de coronavirus, es como “una luz al final del túnel”. “Es agradable jugar finalmente, es un poco surrealista para ser sincero, con todo lo que está pasando en el mundo”, dijo Brown, el verdugo del español Rafael Nadal en la edición de Wimbledon en 2015.
Este certamen se juega sin público, sin jueces de línea, sin recogepelotas. Solo los dos jugadores y el árbitro principal. Y ocho jugadores, ninguno incluido entre los cien primeros del ránking ATP.
Aún condicionado por las consecuencias de la crisis del coronavirus y sometido por las precauciones sanitarias exigidas, el tenis se asoma a las pistas, paso previo a la idea de vuelta a la competición.
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El alemán Dustin Brown, uno de los tenistas que participa estos días en la exhibición que se disputa en Coblenza (Alemania), señaló que volver a jugar, aún en medio de la pandemia de coronavirus, es como “una luz al final del túnel”. “Es agradable jugar finalmente, es un poco surrealista para ser sincero, con todo lo que está pasando en el mundo”, dijo Brown, el verdugo del español Rafael Nadal en la edición de Wimbledon en 2015.
Este certamen se juega sin público, sin jueces de línea, sin recogepelotas. Solo los dos jugadores y el árbitro principal. Y ocho jugadores, ninguno incluido entre los cien primeros del ránking ATP.
Aún condicionado por las consecuencias de la crisis del coronavirus y sometido por las precauciones sanitarias exigidas, el tenis se asoma a las pistas, paso previo a la idea de vuelta a la competición.
Ocho jugadores, ninguno incluido entre los cien primeros del ránking ATP, forman parte del cartel de este evento que echó a andar este viernes y que va a proseguir el 7 y también el 14 de mayo, en este mismo escenario.
No es oficial. Tampoco computan los triunfos. Pero es un paso al frente hacia la normalidad. Un desafío al virus.