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Madre de un sargento le pidió a Dios que se la lleve junto a su hijo

El joven sufrió en acto de servicio un grave ataque y quedó con secuelas neurológicas. Hace algunos meses fue notificada de que el policía no seguiría cobrando sus haberes.
Sabado, 30 de mayo de 2020 01:11

"Le pedí a Dios que me lleve junto a mi hijo o que se lo lleve a él antes porque sino quién me lo va a cuidar, a dónde me lo van a llevar. No puedo más, me quiero morir", dijo Gloria Marcela Rodríguez, de 68 años. Tiene un único hijo que hace siete años sufrió un trágico momento en medio de un operativo policial. Por aquel entonces ostentaba el grado de cabo primero y junto a un compañero, agente "fueron víctimas de una emboscada".

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"Le pedí a Dios que me lleve junto a mi hijo o que se lo lleve a él antes porque sino quién me lo va a cuidar, a dónde me lo van a llevar. No puedo más, me quiero morir", dijo Gloria Marcela Rodríguez, de 68 años. Tiene un único hijo que hace siete años sufrió un trágico momento en medio de un operativo policial. Por aquel entonces ostentaba el grado de cabo primero y junto a un compañero, agente "fueron víctimas de una emboscada".

"A mi hijo le rompieron la cabeza con una piedra de siete kilos y medios", contó la mujer. Desde entonces carga con la responsabilidad de cuidar de su hijo y sus nietos, en medio de la desgracia y, como indican las leyes internas de la fuerza policial, el joven pasó a "retiro obligatorio" y hace unos meses recibió una notificación. "Le cortaban el sueldo y encima les tenía que agradecer porque no quedaba cesante", contó.

Como tantos jubilados en el país, Gloria percibe la mínima en su remuneración y desde que fue notificada de que su hijo no seguirá cobrando, está sin consuelo, desesperada. No entiende muy bien el accionar de la institución en la que su hijo revistaba y por la que quedó con graves problemas de salud en y por un acto de servicio, ahora lo desampara en vez de cobijarlo. "A veces no tengo para comer porque prefiero guardar para mis nietos que son menores y mi hijo", contó entre lágrimas la mujer.

En medio de su desesperación y pocas ganas de vivir, la mujer se animó a grabar un desgarrador audio en el que explica la situación que atravesó su hijo hace siete años y todo lo que devino desde entonces.

Al parecer dicho audio llegó a los escalafones superiores de la fuerza y al día siguiente, a las 7, la jefa de la División Previsional de la Policía, comisario Annie Sagredo Gómez, y la jefa del Departamento de Bienestar Policial, Marina Correa, tocaron la puerta de su casa en Villa San Antonio, para ofrecerle "una solución": dos bolsones de mercadería y una prórroga de dinero por el 50 por ciento del sueldo de su hijo por solo seis meses.

Se trata de una especie de abandono que el personal de alguna fuerza de seguridad, tanto provincial como nacional, debe soportar cuando la burocracia de las instituciones se desentiende por completo de la realidad. En este caso desde la institución azul en vez de contemplar la grave situación del sargento, con "pan para hoy y hambre para mañana" reconoce Gloria, deberían apelar a recursos legítimos como el de la "licencia extraordinaria" para sostener la situación del personal y certificar que desde la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) resuelvan de una vez el trámite de darle el alta, es decir firmar el retiro obligatorio del sargento.

En el medio, entre la División Previsional de la Policía y Anses, se encuentra la Unidad de Trámite Previsional que al parecer tampoco realizó ningún tipo de acción.

Un grupo de efectivos se acercaron a la casa de la señora en el pasaje Escuadrón de los Gaucho 1451, de Villa San Antonio, para donarle mercadería y "ayudarlos de corazón".

La promesa que nunca se cumplió

Gloria, madre del sargento que desde el domingo 13 de 2012 quedó con una incapacidad psiquiátrica y neurológica completa, contó también que en plena época de campaña logró contactarse con el actual gobernador, Gustavo Sáenz. “Llegó hasta mi casa y vio a mi hijo, me dijo que no perdiera la esperanza, que las cosas iban a cambiar y resulta que no; al contrario, salieron peor, ahora no me recibe”, dijo.

Gloria tiene 68 años y sufre no solo con el padecimiento de su hijo y de sus nietos, sino que también con sus propios achaques físicos, entre el reuma y la artritis. “Además tengo problemas de cataratas con la visión y me tengo que operar pero no lo voy a hacer porque tendré que pagar con lo que no tengo y me quedaré sin poder atender a mi hijo porque no voy a poder ver por un tiempo”, contó. En uno video que realizó junto a su hijo, cuando compañeros de Miguel Ángel le llevaron alimentos, la mujer sostuvo: “Hice el audio por desesperación, por los problemas de mi hijo porque le recortaron el ingreso y no tenemos para comer. Soy jubilada y cobro la mínima, pido disculpas, perdón, no pretendo lucrar con todo esto, estoy desesperada”.

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