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Belgrano y la educación del pueblo

Domingo, 31 de mayo de 2020 00:00

Belgrano es uno de nuestros próceres cuyo accionar se proyecta en varias direcciones, debido a la riqueza de su vida y amplio intelecto.

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Belgrano es uno de nuestros próceres cuyo accionar se proyecta en varias direcciones, debido a la riqueza de su vida y amplio intelecto.

Uno de los vértices de su extensa obra, es el dedicado a la educación, inquietud que no abandonó ni aun en las difíciles horas de la batalla.

El pensamiento y la labor de Belgrano representan el esfuerzo más vasto y profundo realizado en el país desde el período hispánico, para extender a través de órganos apropiados la educación como fundamento de la formación argentina.

La Memoria del Consulado

Una primera aproximación a la labor educativa se produce el 15 de junio de 1796, cuando en la sesión del Real Consulado, leía la primera Memoria. En ella se revela la actitud docente y ella contiene un vasto programa educacional. Partiendo de la agricultura, a la que dedica preferente atención, de acuerdo con los fisiócratas, no vacila en presentarla como el verdadero destino del hombre, y cifra en ella la total transformación social de nuestra patria mediante un amplio plan educativo: creación de escuelas de agricultura, de dibujo y arquitectura, de primeras letras, de hilazas de lana, de náutica y aún más, apuesta a la educación de las niñas.

Reconoce que no es posible avanzar un paso si los hombres no son dignificados, si no se les proporciona desde la infancia la educación, que es el principio de los bienes y el remedio a los males de la sociedad.

Considera de imprescindible necesidad, la creación de una escuela de agricultura destinada a instruir a los jóvenes labradores. En ella, podrían conocer los principios generales que rigen la siembra y los cultivos, la naturaleza de los suelos y su transformación por el laboreo agrícola, la técnica de la recolección de las cosechas, la defensa contra las plagas y todo lo que conduce a la eficiencia de la práctica agrícola.

Rápido y práctico en sus decisiones añade que, de instalarse una escuela de agricultura, él ofrecía una cartilla traducida del alemán que contenía los principios indispensables para estudiar. A los fines de extender el perfeccionamiento agrícola recuerda el sistema que se empleaba en Alemania, en los tiempos en que los párrocos eran los verdaderos guías de los agricultores, aconsejándolos, por entender que esa tarea era pertinente a su ministerio, ya que el objetivo era evitar la indigencia. Acota y trae a colación la obra de los curas de las misiones que visitaban las plantaciones realizadas por los indios, para alentarlos al trabajo y al aprovechamiento de sus esfuerzos.

Para beneficio del ejercicio de las profesiones y el adelantamiento industrial creyó indispensable el aprendizaje del dibujo. En su opinión una escuela de este género beneficiaría a "todo menestral para perfeccionarse en su oficio: carpintero, cantero, bordador, sastre, herrero, y hasta los zapateros, no podrían cortar sus zapatos sin el ajuste y la perfección debida si no saben dibujar". Beneficiaría también a los filósofos, a los geógrafos, agrimensores, y aún a las mujeres. La fundación de escuelas de dibujo "en todas las principales ciudades del virreinato y con más prontitud en esta capital", las consideraba tan necesarias que preparó unas "constituciones" y métodos de enseñar" que se proponía presentarlos inmediatamente.

Junto a esta escuela de dibujo, propuso la creación de otra de arquitectura "pues en los países cultos no solamente es útil sino de primera necesidad".

Educar para el trabajo

A la actividad que exige la industrialización del país, se oponía la exclusión de gran parte de sus habitantes. Para resolver este pavoroso problema social, no encuentra otra solución mejor que la instalación de escuelas "donde pudieran los infelices mandar a sus hijos sin tener que pagar cosa alguna por esa instrucción".

En la misma dirección, otra preocupación de Belgrano fue la de fundar escuelas gratuitas para las niñas, donde se les enseñaría la doctrina cristiana, a leer, escribir, coser, bordar, etc. "inspirándolas el amor al trabajo para separarlas de la ociosidad, tan perjudicial o más, en las mujeres que en los hombres".

Para dar ocupación a las gentes pobres y especialmente a los niños, le parece recomendable el establecimiento de escuelas de hilazas de lana y algodón "trayendo de Europa todos los tornos necesarios, los maestros que enseñen su uso a los niños y la maestra que enseñe a las niñas".

La tarea de las hilazas debería alcanzar a los niños que no pudieran abandonar sus casas, y para ello, se les llevaría los materiales necesarios y se les pagaría por su trabajo". El cuidado de las escuelas gratuitas debía ser confiado a hombres y mujeres que por oposición hubieran demostrado su capacidad y cuya conducta fuese públicamente reconocida. Estarían a cargo del Consulado y bajo su inspección. Debían promoverse en todas las ciudades, villas y lugares sujetas a su jurisdicción y extensivas a todo el virreinato.

El plan educativo no se limita a la agricultura y a la artesanía, sino que se extiende al comercio. Para protegerlo, como primera medida propone abrir una escuela comercial donde se desarrolle un plan de acuerdo a tres ciclos: uno propiamente contable, donde se enseñe el modo de llevar las cuentas, tener los libros, saber las reglas de cambio, atender la correspondencia mercantil, etc., otro ciclo jurídico, destinado a adquirir el conocimiento de las leyes de navegación y de comercio, lo mismo que las normas sobre los seguros.

El último ciclo de carácter económico, donde se instruya sobre la geografía económica y la economía política. Complementariamente proponía la creación de una escuela de Náutica, cuyos cursos serían obligatorios a todos los aspirantes a patrón de lanchas o piloto de río.

La Memoria escrita por Belgrano a los 26 años es un encomiable conjunto de iniciativas que podrían haber echado las bases de la educación nacional. Un verdadero adelantado, pionero de la enseñanza universal y gratuita. Sus ideas se anticiparon en casi un siglo a la Ley N° 1420 de Educación Común de la primera presidencia de Julio Argentino Roca.

Importancia del premio

Belgrano aconseja una práctica, sobre la que insiste constantemente: los premios. Considera que el premio tiene valor educativo. Todo esfuerzo o toda superación material debe ser premiada. El premio fue de muchas clases: en algunos casos dinero en efectivo, en otros, medallas con escudo del Consulado y un lema en el reverso para que de cuenta del trabajo premiado. Estos propósitos no quedaron en proyectos, sino que el Consulado estableció varias veces los premios. En palabras de Belgrano: “Jamás me cansaré de recomendar la escuela y el premio; nada se puede conseguir sin esto y nuestros trabajos e indagaciones quedarían siempre sin efecto si no se adopta”.

El 12 de setiembre de 1810, inauguró nuestra primera escuela superior de guerra. Había surgido del ofrecimiento de muchos jóvenes patriotas que pretendían con entusiasmo prestar servicio de armas. En su carácter de vocal de la Junta organiza dos compañías patrióticas, sin fuero, sin sueldo ni sujeción alguna a privilegios. Belgrano distribuyó las rondas y las horas destinadas a la ilustración de los oficiales. La Junta envió una circular a los coroneles de la guarnición anunciando que se encontraba organizando una escuela de Matemáticas. Su ejecución se debió “a la actividad y celo del Vocal Protector don Manuel Belgrano”, que obtuvo el local y la ayuda pecuniaria del Consulado.

En la trayectoria bélica 

En oportunidad en que la Junta lo comisiona a dirigir la expedición al Paraguay pasa por Santa Fe, y tomando conocimiento de que no todos los padres mandaban sus hijos a la escuela, reconvino al Cabildo a fin que pusiera empeño en un asunto de tanta importancia para la prosperidad general.

En Corrientes, dispone la venta de solares públicos a los efectos de formar un fondo para el fomento de las escuelas. Ya en Paraguay, dispone que en cada pueblo debía constituirse un fondo permanente para sostener a las escuelas, formado con la venta o arriendo de las tierras fiscales, o con las multas que se aplicase a la tala de yerbales, explotación de los naturales o cualquier clase de contravención. En Salta, solicita al gobernador establecer una contribución destinada a sostener al ejército y un remanente, destinado al establecimiento de escuelas o el sostenimiento de las existentes.

El Reglamento de las escuelas
 
El premio de 40.000 pesos (equivalente a 80 kilos de oro), recibido por sus triunfos en Tucumán y Salta tuvo un corolario: Belgrano donó ese dinero para la fundación de escuelas públicas y gratuitas. 

También se encargó de escribir un reglamento para que rigiera en cada uno de los cuatro establecimientos: Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. Los 22 artículos demuestran que se regía por los lineamientos del pedagogo suizo Heinrich Pestalozzi. En el Reglamento, están previstos: horarios, duración del ciclo, asuetos y feriados, materias, aseo, sanciones disciplinarias, sistema de supervisión y designación del docente. Señala que al maestro se le debía asignar un lugar preferencial en las misas del año, y también considerarlo un Padre de la Patria.

El decimoctavo artículo contiene un decálogo de los temas que debía inspirar el maestro en sus alumnos, entre ellos, amor al orden, respeto a la religión, amor a la virtud y a las ciencias y “un espíritu nacional, que les haga preferir el bien público al privado, y estimar en más la calidad de americano que la de extranjero”.

Epílogo

Los dos últimos años son un ejemplo de heroicidad admirable. Pese a sus sufrimientos morales y físicos se mantuvo inflexible en el puesto del deber. El 29 de agosto de 1819, vencido en sus postreras energías se despide de sus soldados y emprende la última marcha hacia Buenos Aires. Allí, 25 días antes de su muerte, todavía reserva un recuerdo para sus queridas escuelas, ya que al dictar su testamento instituye como heredero a su hermano el canónigo Domingo Belgrano, y lo designa patrono de sus fundaciones. Hasta su último pensamiento estuvo dirigido al fomento de la educación.

Fue, en todo momento un sólido defensor de la educación con una mirada muy actual de inclusión a los sectores más desposeídos de la sociedad, única manera de construir una sociedad justa y una Patria libre y soberana.

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