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De los notables hombres de Mayo que iluminaron el proceso fundacional de la Patria, es Manuel Belgrano a quien se puede aplicar aquellos tres calificativos que en el pensar de los doctos y en el sentir del pueblo, expresan lo que fue George Washington: "The first in peace, the first in war, the first in the hearts of his countrymen" (el primero en la paz, el primero en la guerra, el primero en el corazón de sus conciudadanos).
En su amplio accionar en una vida de esfuerzo y sacrificio, legó un continente de ideas y de ejemplos que se deben resaltar.
Primero en la paz
Para la construcción de la tan anhelada paz es menester que desde el Estado se propicien políticas conducentes al bienestar del individuo.
Esta idea subsiste en Manuel Belgrano. Su visión de estadista lo llevó a formular un esclarecido diagnóstico de la situación imperante en aquel virreinato de ideas anquilosadas y proponer notables iniciativas para revertir el estado de cosas, a través de las Memorias que presentó en el Consulado desde su cargo de Secretario Perpetuo. La promoción de la agricultura, la industria y el comercio, una tríada que se convierten en eje fundamental de la puesta en marcha de la economía virreinal habría de devengar la mejora sustancial en aquellas tierras centradas estrictamente en el comercio ganadero.
Belgrano fue un ardiente y generoso propulsor de la prosperidad de la Patria, promoviendo nuevas formas de actividad en el orden económico y ensanchando el campo de la producción, en la comprensión que es imprescindible una base material sólida para la felicidad del pueblo.
Estas propuestas productivas, a la par que promocionaban los niveles de comercialización, incluía a los individuos más indigentes, en la idea que no hay paz con exclusión social.
Otro vértice en su visión de estadista fue la promoción de la educación a través de la fundación de escuelas. Su corazón generoso, le condujo a legar el premio obtenido por sus victorias a la construcción de establecimientos educativos en cuatro ciudades.
En el momento de recibir 40.000 pesos por sus victorias, respondió a la Asamblea Constituyente: "Nada hay más despreciable para el hombre de bien, para el verdadero patriota que goza de la confianza de sus conciudadanos, que las riquezas", y continúa expresando: "estas son el escollo de la virtud", y prosigue: "adjudicadas en premio no sólo son capaces de excitar la avaricia de los demás, sino que parecen dirigidas a lisonjear una pasión abominable en el agraciado. Yo he creído digno de mi honor y de los deseos que me inflaman por la prosperidad de mi patria, el destinar esa suma a la dotación de cuatro escuelas".
En el pensamiento de Belgrano, la educación del pueblo era imprescindible para poder formular políticas de promoción económica.
En su preclaro ideario, la formación debía ser integral, inclusiva, pública y gratuita. Además, la educación de niños y jóvenes, habían de contemplar ciencias, humanidades y arte. La educación es un principio esencial para la construcción de la paz social.
Primero en la guerra
El ejército que Belgrano recibió de Pueyrredón el 26 de marzo de 1812 en Yatasto, era una masa informe signada por la división, el desorden y los odios mutuos, un ejército en restos aniquilados, falto de hombres, de armas y de dinero, caracterizado por la indisciplina y el descontento, la falta de patriotismo, sin entusiasmo. Cuerpos desorganizados, inermes, desnudos y en esqueleto. Sin armas para los sanos y sin medicamentos para curar a los enfermos.
A estas dificultades morales y materiales se agregaba la falta de dinero y el espíritu hostil de las poblaciones desalentadas por los infortunios de dos años de revolución. El entusiasmo del primer momento trocó en desencanto y en rechazo.
Así pues, un doble deber estaba encomendado al General en Jefe del Ejército: remontar el personal y la moral del ejército desorganizado, infundiéndole nuevo aliento, proveer a las necesidades imperiosas que reclamaban el miserable estado de su material de guerra.
Belgrano estaba a la altura de la situación y gracias a su actividad, a su infatigable perseverancia, a su genio creador y metódico y a su política enérgica y conciliadora, realizó más de lo que humanamente podía esperarse, dadas la mezquindad de los elementos y a las circunstancias dificilísimas que lo rodearon.
Habiendo resuelto a volver a recuperar el terreno perdido se trasladó a Campo Santo y se contrajo a la ímproba tarea de dar al ejército una reorganización regular y acometió un plan de mejoras económicas y profesionales perfectamente calculado, de tal suerte que sobre esta base forjó un ejército disciplinado y diestro.
Pero también se ha de considerar que comprendió por intuición los secretos del mando: fue justo y severo al mismo tiempo, al contener a todos con el freno saludable de la disciplina, sin personalizar su autoridad y creó así un nuevo espíritu militar sin atropellar la dignidad humana.
Belgrano fundó un estilo militar que ha dado a la patria guerreros ilustres, dotados de grandes virtudes cívicas y que se caracterizaron por su capacidad para organizar.
Afrontó con ardor de soldado aguerrido la lucha contra el invasor inglés, y más tarde condujo las bisoñas tropas de la naciente patria en un derrotero protagonizando acciones memorables entre los que cabe mencionar a los gloriosos triunfos de Tucumán y Salta.
Primero en el corazón
La división de los sectores dirigentes, los celos de las provincias con la capital, que ya empezaba a despertarse, los desencantos sufridos y las calamidades de una guerra asoladora, eran otras causas disolventes que habían contribuido a amortiguar el espíritu público nacido en Mayo de 1810. Otra dificultad que había de afrontar y que era lo más arduo: levantar el espíritu de los pueblos abatidos o enconados y atraerlos a la causa de la libertad, comprometiéndolos en la revolución.
En el ideario de Belgrano, la opinión de los pueblos solo podía sostenerse con justicia. Sentada esta base aconseja al gobierno obrar de conformidad a los principios fundamentales de buen gobierno y a las ideas de libertad proclamadas, observando el Estatuto jurado (Estatuto Provisional), garantizando sobre la base de la buena fe y castigando severamente toda infracción y “entregando a la execración pública a los que ultrajan la dignidad de los pueblos, violando su constitución”.
Cambió el concepto negativo que la opinión pública tenía del ejército, luego de los sacrificios impuestos a una población empobrecida al recurrir al no siempre voluntario concurso de los hijos de la tierra, con sus bastimentos y propiedades.
Basó su acción en la justicia en todos sus actos, restableciendo el orden y la disciplina regularizando la administración. Impoluto en el manejo de los caudales públicos, no dio lugar a queja. Las ventajas sobre los daños, poco a poco; empezaron a hacerse notar, la gratitud y la confianza volvieron a renacer. La población reconoció en Belgrano una garantía para los derechos individuales.
En Belgrano encontramos al soldado, que no se arredró ante la dificultad y tomó la resolución de aprestar las tropas, para hacer frente a un enemigo cuatro veces más numeroso, un economista de visión y hondura que propicia reformas posibles para problemas concretos; un jurisconsulto de agudeza y sutil versación; un tribuno de ardiente verbo y arrebatadoras frases que arenga sin titubeos, con firmeza y sólida argumentación; un escritor de fluida pluma periodística que revela al pensador profundo y previsor; un político cauto y hábil, con intuición de los sucesos en su rol de diplomático y de hombre público. Estas cualidades constituían rasgos sobresalientes en su personalidad.
Poseedor de virtudes, unidas en armónico equilibrio. Un temperamento varonil, de grave y serena fortaleza, suavizado por una delicada sencillez y una auténtica humildad, configuraban su recia, completa y atrayente personalidad. De maneras cultas, sin afectación; de gestos y ademanes mesurados.
Fue el sagrado fuego libertario que encendió el alma del generoso Belgrano y lo impulsó a una actividad
El homenaje que adeudamos
Más allá de los homenajes que por efectos de la cuarentena impuesta por el Ejecutivo Nacional, no se produjeron ni se producirán en un año eminentemente belgraniano, el mayor homenaje, debe ser recuperar sus ideas de avanzada, un continente de conceptos aún hoy esenciales para reconstruir a la Patria.
Hoy, la emancipación del ciudadano está centrada en recuperar puestos genuinos de trabajo, recuperar la producción de recursos y agregar valor agregado para poder obtener mejores posibilidades de comercialización, tal como en la expresión literaria de la época fuera descrita por el entonces Secretario Perpetuo en las Memorias del Consulado.
Hoy, la emancipación está centrada en la superación de un sistema clientelar que proscribe a la población de un desarrollo personal genuino y que cercena las posibilidades de crecimiento social.
Hoy, la emancipación compromete a repensar la educación de los futuros ciudadanos, ante la lamentable inequidad que ha develado el aislamiento social. Cabe recordar el enjundioso proyecto de educación pública explicitado por el prócer.
Otro aspecto emancipador, está referido en recuperar las buenas prácticas en las instituciones de la república, toda vez que las decisiones aplicadas por los miembros de los tres poderes del Estado, no siempre responden a las necesidades de la ciudadanía, primando los intereses subalternos.
En nuestros días, cabe emanciparse de una clase dirigente que percibe enormes emolumentos sin que la ciudadanía pueda avizorar que sus vidas mejoren, puesto que las promesas de campaña se eclipsan luego del escrutinio. Sólo una gestión de base ética, puede recuperar la confianza de la ciudadanía, tal como Belgrano lo hizo en nuestras tierras luego de las derrotas que sufriera el Ejército del Norte, recuperando el espíritu público. La austeridad belgraniana, debería ser un eje rector en la dirigencia de nuestros días. A doscientos años de su fallecimiento, el verdadero homenaje que cada argentino debe al egregio prócer, es revisar su bagaje doctrinal, abrevar en sus escritos, tomar su ejemplo largamente explicitado por numerosos historiadores y reformular sus ideas que son consejos perfectamente compatibles con nuestra realidad.