Por Marta Elena de la Zerda
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Por Marta Elena de la Zerda
El 12 de julio, por la Ley nacional Nº 26.277, impulsada por la Asociación Cultural Heroínas Hispanoamericanas, fue declarado como el Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de América Hispana.
¿Y por qué el 12 de julio?
Porque fue el día que hasta esa fecha del año 2007 historiadores bolivianos proclamaban como el día de nacimiento de Juana Azurduy de Padilla, un ideal de mujer posible de emular, más aún como un ideal de ser humano por el temple moral inquebrantable y una firmeza que le sostuvo el cansancio, las heridas y las lágrimas. Y porque a los americanos, bolivianos y argentinos especialmente, no se nos está permitido abandonar su memoria.
Esta es una ocasión propicia para resaltar la importante tarea llevada a cabo por mujeres que se involucraron en forma decisiva en la lucha por la independencia hispanoamericana, que dentro y fuera de las filas del ejército apoyaron la construcción del proyecto libertario patriota. Junto con los combatientes avanzaron las voluntarias, que fueron espías, mediadoras, enfermeras, encargadas de logística, aguateras, cocineras,
Cumplían las troperas muchas funciones guerreras: en el momento necesario ellas cargaban el fusil y salían a pelear.
Una contribución importante de las mujeres a la gesta independentista fue su actuación como espías de los realistas, muy útiles para las emboscadas, averiguando todo lo que podían sobre las tropas. Tal es el caso en nuestra Salta de Magdalena Güemes de Tejada (Macacha), quien armó una temible red de espionaje que fue minando la organización del ejército realista.
Más conocidas y recordadas fueron las mujeres patriotas, relacionadas o compañeras de los grandes héroes comandantes, las que se pusieron al frente de las tropas, entre ellas las excepcionales generalas Manuela Sáenz, de Ecuador, y la nobilísima sin par amazona de las Américas doña Juana Azurduy, la que en su condición de teniente coronel sostuvo más de 20 combates y no siendo suficiente para ella el valor de lo que fue, viaja desde Sucre a Argentina para ponerse a las órdenes del más valeroso e insigne general don Martín Miguel de Güemes.
Las mujeres de la clase acomodada criolla también jugaron un papel importante en estas luchas por la independencia, fomentando una comunicación social en la que se debatían y defendían las ideas libertarias. Las matronas se ocuparon también como financistas de la causa, se desprendieron de posesiones e hicieron colectas, además de su generosidad demostraron poder organizativo, capacidad y entereza. No olvidemos, sin embargo, que, a una amplia proporción de mujeres patriotas su adhesión a la causa independentista les costó la vida, o se las humillaba, se las azotaba y exhibía en plaza pública. Pero ellas fueron el sostén, la mano y el apoyo de nuestros héroes. Es un orgullo para nosotras poder agradecer hoy a esa mujer, factor sublime que otorgó a las campañas de la independencia condiciones supremas de totalidad, ya que su presencia estuvo en todos los momentos de la trayectoria emancipadora, siempre con la voluntad decidida, con resuelto ánimo de sacrificio y de entrega. Ellas son las heroínas hispanoamericanas.