¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

23°
19 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Mimessi: “Una obra clave para San Martín es la electrificación Tartagal-Tonono”

 
Viernes, 17 de julio de 2020 01:48

Mario Mimessi es el intendente de la ciudad de Tartagal desde hace poco más de siete meses. Con sus 40 años, ocupa la jefatura comunal de una de las ciudades más importantes del territorio provincial y cuenta, entre sus credenciales, con la referencia política que le dejó su padre, el reconocido dirigente radical que fuera figura del departamento San Martín, tras el retorno de la democracia al país. Pero esa herencia es subjetiva y atemporal. Hoy Mario Mimessi (h) no solo encabeza el partido radical en la provincia, sino que tiene la responsabilidad de comandar un municipio siempre crítico en materia social y económica. Su gestión, como la del resto de los intendentes, se vio tempranamente conmovida por el impacto de la COVID -19 y las restricciones que impuso la pandemia a la agenda política en Tartagal, la provincia, el país y el mundo entero. Las implicancias sanitarias del virus han obligado a redeterminar las agendas y proyectos de gestión con el agravante, para el caso de Tartagal, de los problemas preexistentes como la pobreza y la desnutrición. De hecho, poco antes del coronavirus, el municipio norteño y todo el departamento contaron muertes por desnutrición, dengue y desastres naturales de todo tipo, males que se repiten sistemáticamente desde hace años. Este es el contexto en que a Mimessi le tocó afrontar, por primera vez, la conducción municipal. El intendente habló con El Tribuno sobre las expectativas de gestión tras la pandemia.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Mario Mimessi es el intendente de la ciudad de Tartagal desde hace poco más de siete meses. Con sus 40 años, ocupa la jefatura comunal de una de las ciudades más importantes del territorio provincial y cuenta, entre sus credenciales, con la referencia política que le dejó su padre, el reconocido dirigente radical que fuera figura del departamento San Martín, tras el retorno de la democracia al país. Pero esa herencia es subjetiva y atemporal. Hoy Mario Mimessi (h) no solo encabeza el partido radical en la provincia, sino que tiene la responsabilidad de comandar un municipio siempre crítico en materia social y económica. Su gestión, como la del resto de los intendentes, se vio tempranamente conmovida por el impacto de la COVID -19 y las restricciones que impuso la pandemia a la agenda política en Tartagal, la provincia, el país y el mundo entero. Las implicancias sanitarias del virus han obligado a redeterminar las agendas y proyectos de gestión con el agravante, para el caso de Tartagal, de los problemas preexistentes como la pobreza y la desnutrición. De hecho, poco antes del coronavirus, el municipio norteño y todo el departamento contaron muertes por desnutrición, dengue y desastres naturales de todo tipo, males que se repiten sistemáticamente desde hace años. Este es el contexto en que a Mimessi le tocó afrontar, por primera vez, la conducción municipal. El intendente habló con El Tribuno sobre las expectativas de gestión tras la pandemia.

¿Cuál es la actual situación socio sanitaria de Tartagal? 
Tenemos 6 casos confirmados de COVID hasta la fecha. Hace más de dos semanas que ocurrió la última confirmación de contagio, es decir que hace más de dos semanas estamos sin nuevos casos, lo cual no nos relaja, pero sí nos da un poco de tranquilidad para avanzar en cuestiones que nos permiten entender que este virus va a estar por un buen tiempo más y que socialmente tenemos que adoptar un comportamiento que nos permita tener la mayor normalidad posible; trabajar en los comercios y que la gente pueda salir de su casa y avanzar en esto que llamamos distanciamiento, a diferencia del aislamiento.

¿A qué atribuye usted que no se han detectado nuevos casos en dos semanas? 
No soy un especialistas sanitario pero creo que tiene que ver con esto de haber entendido que el Estado, los gobiernos municipales y las fuerzas de seguridad hacen los controles, pero ese control escapa al comportamiento social de la gente. Quizás somos hijos del rigor y al ver los casos muy de cerca comenzaron a comprender la gravedad del tema y a actuar de otra manera.

¿Qué quedó de la polémica por el caso cero en Tartagal?
Tenemos en estos días dos personas dadas de alta, lo cual nos dio tranquilidad para entender que este virus no mata. El hecho de ver salir caminando del hospital a dos personas que habían dado positivo para COVID nos ha puesto en una situación no de relajamiento, pero sí de entender que este virus no siempre mata. En ese sentido la polémica por el caso cero ha quedado superada. Hay que ser respetuosos de las instituciones y valorar el trabajo de la salud pública. Yo me quedo con los datos oficiales en torno del caso. Si no tenemos confianza en las fuentes oficiales se puede entrar en una paranoia. No digo que no hay que estar precavidos; la preocupación es una cosa y el miedo es otra. Uno cuando está asustado puede tomar decisiones equivocadas.

“La ayuda para comunidades se incrementó al doble con los bolsones, pero preferimos reempadronar y darle trazabilidad”. 
 

¿Cómo replanteó su agenda política ante el COVID?
Lo que uno había planificado como esquema de trabajo se vio modificado con la actual circunstancia. Sabíamos que íbamos a enfrentar problemas climáticos, dengue, pero en la agenda jamás se me hubiese imaginado que tendríamos una situación de pandemia mundial. No obstante, hemos podido hacer obras, cumplir con servicios esenciales en el municipio, construir viviendas con el IPV, recuperar espacios históricos como la estación de trenes. Lo digo con mucha modestia: hace años que Tartagal no está tan limpio como ahora. Se han hecho obras de iluminación, cerrados perimetrales de las escuelas públicas, cordón cuenta, cloacas y gas. Dentro de las restricciones de la pandemia hemos podido cumplir con cierta regularidad en la agenda social del municipio.

¿Qué tareas están llevando a cabo en relación con las comunidades originarias? 
Desde el área de Desarrollo Humano tratamos de darle mayor contención a los vecinos que necesitan del Estado. Se incrementó la actividad para multiplicar la ayuda. Pero tenemos pendiente en esta gestión que recién se inicia, cambiar la lógica que se ha limitado a la asistencia social para las comunidades. Queremos darle otro marco y respeto a su identidad y a su idiosincrasia, y darle la oportunidad para que ellos mismos puedan agregarle valor a la materia prima y que esto les permita tener un trabajo genuino y que les haga vivir más dignamente.
Desde el sector social de la comuna hemos encarado un relevamiento que nos permitió detectar chicos todavía sin documentos, personas mayores de 80 años que tampoco tienen DNI; personas en grave situación de violencia, con profundas discapacidad y que aún no cuentan con ninguna ayuda del Estado. Es muy grande el trabajo para lograr una verdadera reivindicación de la gente postergada.

“El censo que desarrollamos es amplio y nos permitió detectar situaciones de extrema gravedad para la asistencia”.
 

¿Cómo se encuentran las cuentas en materia de recursos financieros?
No hubo un presupuesto nuevo, ni nacional, ni provincial y tampoco uno municipal. Mediante una correcta administración hemos podido trabajar con los gremios para un aumento dentro de las expectativas que ellos tenían. Tenemos las cuentas equilibradas con el acompañamiento de la Provincia, no en el sentido de más recursos, sino con la compensación de los fondos que se han dejado de percibir por coparticipación. Es decir que el municipio está recibiendo de Provincia esa compensación como si no estaríamos en pandemia. No son más fondos, sino que es una compensación por la caída en los ingresos coparticipables.

¿Cuál es su visión política sobre la pospandemia?

Desde el punto de vista social creo que el mundo hará hincapié en cuestiones más humanas como la salud, el hogar, la familia, la vida. En ese contexto creo que hay una oportunidad para poder materializar esa agenda política que se modificó inicialmente como consecuencia del virus. Con Nación y Provincia debemos traer el trabajo genuino para el norte. San Martín no ha parado en su postergación desde la privatización de YPF en adelante. No hubo una opción laboral que venga a compensar lo que perdimos cuando YPF se fue de la zona; no supimos encontrar la variante para suplantar lo que perdimos. El desafío ahora es ver cómo hacemos para que San Martín sea ese departamento pujante que supimos ser.

En ese sentido, ¿qué expectativas tiene sobre las obras de infraestructura para del departamento?

Existe una emblemática necesidad de más infraestructura para el progreso. Creo que debemos tener una visión muy clara sobre este tipo de obras. Para mí una de esas obras emblemáticas, que figuraba dentro del Fondo de Reparación Histórica y que no se hizo, es la electrificación Tartagal-Tonono; 40 kilómetros de tendido eléctrico para las comunidades y los proyectos productivos. Se plantaron los postes pero no se hizo el cableado. Esa obra resulta una verdadera reivindicación para las necesidades de la gente en esa zona. Los problemas se amplían sobre la ruta 86 y es desde allí donde salen los chicos desnutridos y todo el problema social sanitario que eso implica. Durante muchos años atendimos lo urgente, pero también tenemos que atender lo importante. La crisis no se resuelve aumentando los bolsones alimentarios de 20 a 100, sino con obras que permitan un legítimo progreso.
 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Temas de la nota

PUBLICIDAD