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Familias kollas del Tinkunaku se refugian en los cerros para evitar contagiarse de Covid 19

Las comunidades originarias se organizaron para proveerse de medicamentos y con lo poco que tienen, hasta montaron un puesto de control de bioseguridad. Quieren evitar que el virus haga estragos en la zona.
Lunes, 28 de septiembre de 2020 10:58

Ante el temor de contagiarse de coronavirus muchas familias de las poblaciones kollas que integran la comunidad Tinkunacu, del departamento Orán, migran buscando refugio en los puestos ubicados en zonas alejadas. Lo hacen cargados de provisiones para sobrevivir uno o dos meses. 
El guardaparques David Sarapura, originario de San Andrés y uno de los coordinadores de la Comunidad, contó a El Tribuno que para llegar hacia esos puestos hay que caminar de uno a dos días. “Hay que llevar provisiones y todo lo que haga falta para pasar un tiempo en esos lugares, por lo tanto es necesario armar una logística con los caballos para poder transportar las cosas”, dijo.
El temor al Covid 19 existe sobre todo en las pequeñas poblaciones, también llamadas ayllus, con caseríos concentrados. Integran Tinkunacu las comunidades de Los Naranjos, Río Blanquito, San Andrés y Angosto Paraní. Algunas cercanas a la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán, a unos 30 kilómetros, y otras muy distantes. “La idea es desconcentrar los poblados, es decir que la gente en esos puestos haga como una cuarentena y de esa manera minimiza los riesgos de contagio. Esto es algo que lo hemos sugerido los coordinadores de las distintas poblaciones”, contó Sarapura.

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Ante el temor de contagiarse de coronavirus muchas familias de las poblaciones kollas que integran la comunidad Tinkunacu, del departamento Orán, migran buscando refugio en los puestos ubicados en zonas alejadas. Lo hacen cargados de provisiones para sobrevivir uno o dos meses. 
El guardaparques David Sarapura, originario de San Andrés y uno de los coordinadores de la Comunidad, contó a El Tribuno que para llegar hacia esos puestos hay que caminar de uno a dos días. “Hay que llevar provisiones y todo lo que haga falta para pasar un tiempo en esos lugares, por lo tanto es necesario armar una logística con los caballos para poder transportar las cosas”, dijo.
El temor al Covid 19 existe sobre todo en las pequeñas poblaciones, también llamadas ayllus, con caseríos concentrados. Integran Tinkunacu las comunidades de Los Naranjos, Río Blanquito, San Andrés y Angosto Paraní. Algunas cercanas a la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán, a unos 30 kilómetros, y otras muy distantes. “La idea es desconcentrar los poblados, es decir que la gente en esos puestos haga como una cuarentena y de esa manera minimiza los riesgos de contagio. Esto es algo que lo hemos sugerido los coordinadores de las distintas poblaciones”, contó Sarapura.

 

 

La gente de la zona vive de la agricultura y ganadería de subsistencia. Cultiva pequeñas huertas y cría vacas u ovejas para consumo familiar. Otros son trabajadores temporarios en actividades rurales y desempeñan sus actividades ya sea en Orán o en otras provincias. Los llamados “golondrinas”. Las familias se turnan para refugiarse en los puestos alejados, a modo de cuarentena. 

La preocupación ahora reside en que esos puestos lejanos carecen de cobertura sanitaria. “Solo hay centros comunitarios muy precarios, que no están equipados ni hay enfermeros. Estamos haciendo una vaquita (fondo común) para comprar equipos de comunicación y así poder asistirlos en caso de emergencia. Desde hace mucho tiempo venimos pidiendo a Salud de la Provincia asistencia para esos puestos, pero todavía no tenemos una respuesta”, recordó el guardaparques.

 

Buscan evitar el ingreso de gente de otros lugares

Las comunidades kollas se fueron organizando con lo que pudieron y así montaron un puesto de control en el camino de acceso. Contaron, que con fondos propios pusieron en condiciones una casita donde establecieron un control de bioseguridad. Se encuentra ubicado en la zona de Las Juntas, el lugar es también conocido como “Portón Amarillo”, justamente porque allí existe una tranquera para posibilitar o impedir el acceso a la zona. 
“La idea es que no entre cualquiera y así evitar riesgos. Porque es muy común que lleguen conocidos o familiares de otros lados de visita. En casos especiales se les permite el acceso, pero deben cumplir con una cuarentena. Durante la Fase 1 llegaba hasta allí la mercadería y hacíamos trasbordo a otros vehículos”, destacó el lugareño.

 

 

Los dos enfermeros que atienden en el puesto de control son pagado por la comunidad. Se turnan cada 15 días. También hay un policía apostado en el lugar desde hace una semana, aproximadamente. Luego se sumaron colaboradores la Delegación Municipal y un agente sanitario. 

 

Sarapura contó que no tienen claro si hubo o no gente con Covid 19, ya que nunca se realizaron test. Agregó, que para solventar los diferentes gastos organizan rifas, las diferentes familias realizan aportes económicos: dan lo poco que tienen. “Nos pusimos a la espalda lo que muchas veces el Estado no puede darnos. Cada paraje se organizó para comprar medicamentos para las salitas. Pero todas estas cuestiones y carencias que son de siempre, se ven mucho más expuestas ahora con el tema del Covid 19”, resaltó.

Necesitan con urgencia una ambulancia

Para realizar una evacuación rápida y segura en caso de emergencia las comunidades necesitan una ambulancia que podría estar en el puesto de control, que fue provisto de una radio VHF. Como las escuelas rurales cuentan ahora con conexión a internet las 24 horas, se hace necesario proveer del servicio al portón de bioseguridad, ya que la comunicación es vital en estos casos.
 

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