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Lo que el COVID-19 dejó al desnudo

Domingo, 24 de enero de 2021 01:30

¿Cuáles podrían ser las consecuencias de los cierres de escuelas por la pandemia? La COVID-19 agravó las disparidades educativas preexistentes al reducir las oportunidades que tienen muchos de los niños, los jóvenes y los adultos más vulnerables (los habitantes de zonas pobres o rurales, las personas con discapacidad y los desplazados forzosos) para continuar con su aprendizaje.

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¿Cuáles podrían ser las consecuencias de los cierres de escuelas por la pandemia? La COVID-19 agravó las disparidades educativas preexistentes al reducir las oportunidades que tienen muchos de los niños, los jóvenes y los adultos más vulnerables (los habitantes de zonas pobres o rurales, las personas con discapacidad y los desplazados forzosos) para continuar con su aprendizaje.

Las pérdidas en materia de aprendizaje también amenazan con extenderse más allá de la generación actual y echar por tierra los progresos realizados en los últimos decenios. Perder medio año de clase en el nivel primario, de acuerdo a evidencia, puede asociarse a menores ingresos cuando estos niños sean adultos (30 a 40 años), menor participación laboral y menores años de educación (menor probabilidad de terminar secundaria y universidad). Tener menos días de clase tiene un efecto negativo en la formación de capital humano, con repercusión en varias dimensiones cuando adultos profundizando las desigualdades.

Tiempos difíciles

La evolución de la educación en Salta durante 2020 fue muy difícil; más de 466.000 alumnos matriculados en todos los niveles del sistema educativo local y los docentes que cubren los más de 28 mil cargos se vieron obligados a continuar con el proceso educativo desde la casa lo cual trajo un sinfín de inconvenientes y dejó al descubierto todas las falencias que ya se venían anticipando en el sistema y otras nuevas que desnudó la epidemia Hasta antes de la cuarentena, a nivel nacional veníamos de ciclos oscilantes y Salta no fue ajena a estos movimientos; así vimos, cómo en los últimos 15 años la matricula aumentó; el nivel que más creció en nuestra provincia fue el superior no universitario que registró un incremento de matricula superior al 120% siguiéndole el inicial con el 44% y el secundario con el 16%. Los indicadores de eficiencia interna, como las tasas de escolarización, repitencia, abandono y egreso, habían mostrado leves mejorías.

En cuanto a la inversión educativa por alumno estatal, Salta venía por debajo del promedio nacional, aunque si se observa el porcentaje de gasto público que cada jurisdicción destina a Educación, el desempeño provincial acompañaba el compás del ritmo nacional. Salta destina alrededor del 30% de su presupuesto a Educación. En cuanto al nivel salarial de los docentes, veníamos por arriba del promedio nacional.

Previo a la COVID-19, los resultados y el desempeño educativo en general no eran los esperados; así lo revelaban los resultados de las distintas pruebas evaluativas que se realizaron para los distintos niveles en los últimos tiempos. Las dificultades en el aprendizaje ya eran notorias y dejaban mucho que desear; a esto se le sumaba que en el nivel secundario era donde la problemática educativa se profundizaba: el 53% de los jóvenes no completaba el ciclo, con indicadores alarmantes de ausentismo y deserción.

Baja señal

¿Qué pasó en la cuarentena?

Que nada fue suficiente y que quedaba mucho por hacer en materia de inversión educativa y redefiniciones presupuestarias ante las limitaciones del mismo. La COVID 19 alteró el ritmo pedagógico de la escuela y el primer gran problema fue el acceso a internet. Además quedaron al descubierto inequidades notorias relacionadas con el acceso, la velocidad y los dispositivos conectados por parte de los estudiantes y los docentes en su hogar determinando esto cómo era el vínculo entre ambos actores tanto para las instancias sincrónicas como asincrónicas. Salta fue una de las provincias con más problemas al respecto. La brecha digital, de acceso y de conocimientos, en los distintos ámbitos y actores educativos, fue el gran "nuevo problema" que desnudó la pandemia durante el 2020.

A pesar de que prácticamente más del 90% de las escuelas trataron de conectarse con los alumnos durante la pandemia el problema de la frecuencia de los contactos y respuestas fue notoria; solo alrededor del 50% de los establecimientos y/o los docentes lo hizo diariamente siendo la principal razón de comunicación el proponer actividades educativas.

Los recursos más utilizados de comunicación pedagógica durante este año fueron el celular y en menor medida las plataformas como google classroom o las que puso a disposición la institución educativa; a través de ellos y utilizando el whatsapp y los archivos PDF y Word o clases sincrónicas, fue posible continuar.

La presencia y el acompañamiento estatal fueron escasos durante la pandemia; solo se hizo notar en los cuadernillos impresos que en muchos casos no se pudieron distribuir, y la puesta a disposición de la plataforma "mi escuela", en el caso de Salta, que tuvo bajo impacto.

El acompañamiento de los padres o tutores, para los más chicos, durante este tiempo fue fundamental; cuatro de cada diez alumnos necesitaron el acompañamiento constante de un adulto y sólo seis de cada diez recibieron siempre una corrección o devolución por parte del docente.

Uno de cada diez realizó una evaluación o tuvo pruebas durante la cuarentena.

A ciegas

La falta de inversión en infraestructura tecnológica y educación digital en nuestra provincia fue alarmante y se hizo sentir durante todo el proceso, como también la escasez de estadísticas al instante que faciliten la toma de decisiones.

No se contó con datos claves digitalizados que facilitaran la toma de decisiones acertadas haciendo que el tránsito durante la pandemia fuera intuitivo y con decisiones a destiempo. 
La inexistencia de un plan digital, o simplemente un plan de emergencia que permitiera orientar los esfuerzos de todos los actores educativos durante este tiempo tampoco se percibió. 
Se dejó todo en manos del esfuerzo docente y con los recursos, estrategias e infraestructura que éste dispusiese.

 Aprendizaje y abandono

Como balance de este año podemos destacar el compromiso de los docentes salteños para continuar con el acompañamiento a sus alumnos de múltiples formas - y con recursos propios en la mayoría de los casos-. Sin embargo, el sistema educativo local dejó muchos agujeros negros y faltaron apoyo, lineamientos y políticas de acompañamiento que eran imprescindibles en la emergencia, Las familias en general coinciden en que sus hijos perdieron aprendizajes a causa del aislamiento y lo relacionan principalmente con los problemas de conexión y disponibilidad de recursos, o de dispositivos electrónicos indispensables para una interacción igualitaria. 
En el nivel secundario, que venía siendo el más crítico del sistema educativo, la crisis agravó las disparidades preexistentes; la baja graduación en este nivel, las cifras de abandono y deserción venían siendo alarmantes en la provincia y la COVID las amplió. 
Al no contar con datos digitalizados para el presente año no hubo un diagnóstico acertado de lo ocurrido pero por sondeos e investigaciones realizadas, y por la información brindada por los docentes en base a los reportes y seguimientos efectuados, la falta de conexión y continuidad de los jóvenes fue preocupante en este nivel.

El reconocimiento

A pesar de que, en promedio, solo dos de cada cinco docentes contaban con una computadora de uso exclusivo para trabajar durante la pandemia, el esfuerzo que realizaron durante la cuarentena aumentó considerablemente y la mayoría de los consultados manifestó que su trabajo se incrementó durante este tiempo. La brecha digital dejo al descubierto que no solo afectaba a los alumnos sino también a muchos docentes y establecimientos educativos, que quisieron seguir educando pero que no contaban con la tecnología necesaria a lo cual hay que sumar la brecha de conocimiento en cuanto a recursos y formas para enseñar a distancia.
 </SUBTITULO>La desigualdad
Si hacemos una breve comparación entre la educación pública y privada durante este tiempo, los alumnos del sector privado contaron con mejores recursos y acceso que los del sector estatal. 
En los establecimientos privados las mayoría de los alumnos pudieron disponer de PC, notebook , celular, plataformas educativas y un mejor acceso a internet mientras que para los alumnos de los establecimientos estatales costo más. 
Esto hizo que el whatsapp fuera el medio para comunicarse más utilizado por los alumnos de escuelas públicas pero ocupó el quinto lugar en las escuelas privadas ya que estas contaban con otras herramientas de uso masivo como las plataformas de video streaming y de encuentros asincrónicos que no era de uso masivo en las públicas. 
Además nueve de cada diez estudiantes de escuelas privadas cuentan con wifi o conexión de banda ancha en el hogar mientras que en las de gestión estatal sólo seis de cada diez.
Otro dato relevante, es que cuatro de cada diez alumnos del sector privado cuentan con un dispositivo propio para tareas escolares mientras que esta cifra se reduce a dos de cada diez en el sector estatal e inclusive casi el 10% de los alumnos no cuenta con ningún dispositivo.

Reabrir establecimientos

Lo que se espera es la reapertura de los establecimientos. 
Planificar cuidadosamente medidas razonables para proteger a todos los miembros, redefinir los cronogramas y diseñar estrategias de fortalecimiento educativo para disminuir los impactos que trajo el covid, son tareas prioritarias para el corto plazo. 
Cuanto más tiempo los alumnos de menores recursos estén fuera de la escuela, menos chances hay de que regresen. 
Además, estar fuera de la escuela implica estar expuestos a diversos riesgos ya que en nuestro contexto las escuelas proveen además alimentos, hay gabinetes psicopedagógicos y contención del cuerpo docente; estar aislados puede causar estrés y ansiedad debido a la pérdida de interacción con los pares y al cambio abrupto en sus rutinas. 
Concentrar los esfuerzos para prevenir aumento en la desigualdad educativa y poder considerar la crisis como una oportunidad para fortalecer el sistema educativo local será clave.

 

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