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El recuerdo de don Aarón Soria, ferroviario y uno de los pioneros de la ciudad norteña

Fue uno de los fundadores de la filial local de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, entidad a la que entregó su vida con un ahinco formidable que todavía se recuerda.
Domingo, 31 de enero de 2021 02:21

Este año en que se recuerda con especial interés a don Martín Miguel de Güemes es oportuno conocer también a quienes a lo largo de las décadas pasadas trataron de poner en alto el nombre del héroe gaucho en diferentes lugares de la provincia de Salta. 
En el norte, más precisamente en la ciudad de Tartagal, hoy cabecera del departamento San Martín, fue un muchacho oriundo de la localidad de Chicoana quien puso todo su empeño para crear en el norte una filial de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, que centralizará este año las actividades en honor al recordado general salteño. 
Se llamaba Aarón Soria y no solamente trabajó para la creación de esta institución sino de muchas otras, porque supo dedicarle muchas horas de su vida al trabajo comunitario, de aquel puñado de familias que en aquellos años conformaban Tartagal, pero cuyos integrantes ya entendían la importancia de contar con este tipo de entidades. Y es que don Aarón, como muchos vecinos de aquel entonces, trabajaban con tal entrega en los temas comunitarios que nunca se les ocurrió ni les pasó por sus mentes cobrar remuneración económica alguna por el trabajo que realizaba, porque tenían bien en claro lo que era la honorabilidad. 
Había nacido en la localidad de Chicoana y era hijo de Juan Manuel Soria y de María Walda de Mendoza García, una joven española oriunda de La Coruña.
Quienes ahondaron en su vida aseguraban que María Walda atesoraba los blasones que solían entregarse a los descendientes de aquellos primeros conquistadores que llegaron a América, por lo que todo hacía suponer que uno de los más antiguos antecesores bien podría haber sido nada más y nada menos que don Pedro de Mendoza.
 
Había nacido en Chicoana

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Este año en que se recuerda con especial interés a don Martín Miguel de Güemes es oportuno conocer también a quienes a lo largo de las décadas pasadas trataron de poner en alto el nombre del héroe gaucho en diferentes lugares de la provincia de Salta. 
En el norte, más precisamente en la ciudad de Tartagal, hoy cabecera del departamento San Martín, fue un muchacho oriundo de la localidad de Chicoana quien puso todo su empeño para crear en el norte una filial de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, que centralizará este año las actividades en honor al recordado general salteño. 
Se llamaba Aarón Soria y no solamente trabajó para la creación de esta institución sino de muchas otras, porque supo dedicarle muchas horas de su vida al trabajo comunitario, de aquel puñado de familias que en aquellos años conformaban Tartagal, pero cuyos integrantes ya entendían la importancia de contar con este tipo de entidades. Y es que don Aarón, como muchos vecinos de aquel entonces, trabajaban con tal entrega en los temas comunitarios que nunca se les ocurrió ni les pasó por sus mentes cobrar remuneración económica alguna por el trabajo que realizaba, porque tenían bien en claro lo que era la honorabilidad. 
Había nacido en la localidad de Chicoana y era hijo de Juan Manuel Soria y de María Walda de Mendoza García, una joven española oriunda de La Coruña.
Quienes ahondaron en su vida aseguraban que María Walda atesoraba los blasones que solían entregarse a los descendientes de aquellos primeros conquistadores que llegaron a América, por lo que todo hacía suponer que uno de los más antiguos antecesores bien podría haber sido nada más y nada menos que don Pedro de Mendoza.
 
Había nacido en Chicoana

Lo cierto es que Aarón Soria vivió en Chicoana junto a sus padres, que se dedicaban al trabajo de la tierra; la familia tenía animales vacunos y en sulky cada mañana repartían la leche de vaca recién ordeñada que vendían entre el vecindario y en los pueblos cercanos. Años más tarde toda la familia se trasladó a la ciudad de Salta, a una modesta casita ubicada sobre la calle Caseros. 
Con el paso del tiempo la familia Soria buscó un nuevo destino en la localidad del Libertador General San Martín en la provincia de Jujuy, hasta que finalmente llegó a Tartagal a bordo de la máquina a vapor del ferrocarril, en aquellos años el principal medio de transporte. Aarón llegó al norte trabajando como foguista, oficio que desempeñó por varios años.
 
 Cosas del Registro Civil

Luego, el joven Soria contrajo matrimonio con María Victoria Benedetti, una jovencita de 18 años de nacionalidad italiana que vivía junto a sus padres en la esquina de la avenida 20 de Febrero y Warnes, en Tartagal. 
El suegro de Aarón Soria y padre de María Victoria se llamaba Guiseppe Benedetti, pero al llegar a nuestro país fue asentado en el Registro Civil bajo el nombre de Ciriaco Cruz.
Pasó que en esos tiempos era habitual que los encargados de los trámites migratorios les cambiaran el nombre al llegar a los inmigrantes, más si sonaban un poco extraño al oído de los empleados, que por día recibían a cientos de hombres y mujeres provenientes de las más diversos latitudes y países.
 

Los recuerdos de sus descendientes tienen magia

Cuando Aarón llegó a Tartagal conoció a María, que tenía 18 años -el le llevaba 14- y se casaron al poco tiempo. Se fueron a vivir a un precaria casita ubicada en Villa Güemes; Aarón era el encargado de la bomba de agua, ya que en aquellos años los pueblos como Tartagal carecían de agua corriente. Al tiempo, Aarón comenzó a trabajar en la compra y venta de animales, que adquiría de los puesteros del Chaco salteño. Por eso instaló una de las primeras carnicerías que hubo en Tartagal.
Adquirió una propiedad, cuyas maderas colocó una a una con sus propias manos, ubicada en Rivadavia y Warnes. El matrimonio tenía varios niños pequeños, por eso esa esquina tiene para los hijos de Aarón una gran significación. 
Como en aquellos años la energía eléctrica era un lujo, Aarón construyó un sótano para guardar la carne recién faenada. Y cuando lo desocupó los chicos jugaban allí. 
 

  Aarón Soria

Una vida fecunda en favor de su pueblo

La propiedad de Aarón llegaba hasta donde se levanta el Círculo Argentino. Luego abrió una sucursal en lo que entonces era las afueras, en la esquina de España y Aráoz. 
Se dedicó, además de su trabajo, a la vida institucional y política: fue designado síndico municipal, una especie de concejal. El cargo, que implicaba mucha responsabilidad y un trabajo a la par del intendente, era ad honorem y lo ejerció durante dos períodos. Junto a don Zenobio Villaflor, el primer maquinista que llegó a Tartagal, Aarón Soria fundó los Gauchos de Güemes. Villaflor era padrino del mayor de los hijos de Aarón, de modo que a ambos los unía una sincera amistad. La entidad recibió el reconocimiento de la capital en un acto y ceremonia con ese solo objeto.
Quería tanto a la institución que con su dinero compró las primeras mesas y sillas. Pero además junto a Zenobio Villaflor, José Elías Chagra y un ciudadano inglés que llegó a la zona norte del país trabajando para la petrolera Esso, don José Mortimer conformaron la primera Subcomisión de Boxeo de Tartagal.
Mortimer era profesor de inglés de muchos jóvenes y adultos de la época y algunos mayores lo recuerdan paseando por las calles polvorientas del pueblo con su perro Jack, montado en su caballo bayo. Mortimer vivió sus últimos años en una casita de madera colindante con la de Aarón Soria. Soria fue también presidente de la comisión directiva del Club Old Boys, entre sus múltiples actividades institucionales. Aarón y María Victoria tuvieron 7 hijos: Alicia, Ambrosio, Orlando, Selva, Américo, Juan Carlos y Fredy Alberto. Don Aarón murió a los 73 años después de haber dedicado su vida al trabajo, a la crianza de sus hijos y a las instituciones.
 

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