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El aumento de la pobreza exhibe la tragedia nacional

Domingo, 03 de octubre de 2021 02:10
Foto: Jan Touzeau

Casi 19 millones de argentinos viven en la pobreza. Alrededor de cinco millones son indigentes. Los datos del Indec acerca del primer semestre de este año son elocuentes y lapidarios. En esta verdadera tragedia social, que abarca y afecta a todo el país, el 54% de los menores de 14 años son pobres.

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Casi 19 millones de argentinos viven en la pobreza. Alrededor de cinco millones son indigentes. Los datos del Indec acerca del primer semestre de este año son elocuentes y lapidarios. En esta verdadera tragedia social, que abarca y afecta a todo el país, el 54% de los menores de 14 años son pobres.

El 40,6% de pobreza es el fruto de un país que gasta más de lo que ingresa, que no estimula la inversión, no genera trabajo y, en un complejo entramado burocrático, establece cada vez más impuestos, restringe la actividad, genera un asistencialismo paliativo y no logra salir de un espiral de políticas provisorias que solo sirven para aumentar el deterioro.

Los números son dolorosos e interpelan a las dirigencias de todos los sectores; a los políticos, sin excepciones; a las organizaciones empresarias y sindicales, y también a los administradores de organizaciones sociales. La pobreza no se corrige prometiendo el paraíso, emitiendo billetes ni tomando deuda, sino generando empleo. Esto exige deponer intereses, dejar entre paréntesis las ideologías y buscar acuerdos realistas. En otras palabras, el país necesita un proyecto político claro y con el compromiso de todos, que lo convierta en un lugar seguro y con perspectivas mínimas de prosperidad.

Según el Instituto para el Desarrollo Argentino el salario real "de los pobres" cayó 33% desde el 2018, porque los precios de la Canasta Básica Total crecieron a razón de 3,3% mensual, mientras y las remuneraciones informales, a razón de 2,3%.

No solo hay más pobres, sino que son más pobres.

No debemos buscar responsabilidades afuera o atribuyendo culpas a determinados gobiernos: la pobreza es el síntoma de una grieta social surgida de una degradación de la economía y de la política que se profundiza desde hace cinco décadas.

Los cambios ocurridos en las distintas economías del mundo en los años 70 afectaron a todo América Latina, pero en la Argentina, una sucesión de ensayos y fracasos se tradujo en una inflación que se ubica entre las mayores a lo largo de ese período.

Desde entonces retrocedió sistemáticamente el sistema productivo, se deterioró la competitividad industrial y caímos en un atraso tecnológico que, junto con el deterioro educativo, son los factores más comprometedores para el futuro y que complican mucho más aún la posibilidad de superar el desempleo y la pobreza.

Las crisis macroeconómicas se fueron haciendo más frecuentes y tras cada una de ellas, el piso de los niveles de pobreza siempre quedó más arriba. En Latinoamérica, el nuestro es el país que más retrocedió, después de Venezuela.

En la década de 1970 la pobreza promedio fue de 5,7%. El fin de la época de industrialización para sustitución de importaciones quedó marcado por el golpe inflacionario de 1975, conocido como "el rodrigazo".

Con la dictadura y su desgobierno, la pobreza y la inflación compartieron un camino ascendente que, al cabo de los 80, trepó a 19,6%. Tras la hiperinflación de 1989/90 y el colapso de 2001, con altibajos brutales, se instaló en un piso oscilante del 26,4%. Pero entre 2018 y 2021 fue escalando hasta llegar al 40,6 % actual. Los períodos de estabilidad alternaron con turbulencias económicas al mismo tiempo que variaban las fórmulas de diversos signos teóricos e ideológicos aplicadas por los ministros de turno.

Hasta ahora todo falló. Desde 2011 en adelante, además, el gasto público trepó del 24% del PBI a más del 40%. ¿Cuánto más puede aumentar?

La arbitrariedad tributaria, el dispendio del gasto político, los ataques al sector empresario, el abuso del poder sindical, la diatriba política, la improvisación, los controles de precios, el cepo a las importaciones y la manipulación del dólar son fórmulas ya ensayadas y fracasadas estrepitosamente en el último medio siglo.

La política se ha estancado en la mezquina lucha por el poder; los argentinos necesitamos recuperar la otra faz de la política: la construcción del futuro, porque que esa es la esencia de un gobierno, y sobre todo, un olvidado deber de patriotismo.

 

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