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ESI: no hay excusas

Lunes, 15 de noviembre de 2021 04:04

Cuando se abre la palabra en la voz de un adolescente, como ha ocurrido a partir de los hechos altamente repudiables en escuelas de nivel medio de nuestra provincia, aparece el interrogante que gira en torno a cuánto de desconocimiento, todavía, nos atraviesa como sociedad en cuanto a la necesidad, impostergable, de educarnos sexualmente. Hay mucho por hacer, partiendo del hogar, primer educador en todas sus dimensiones.

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Cuando se abre la palabra en la voz de un adolescente, como ha ocurrido a partir de los hechos altamente repudiables en escuelas de nivel medio de nuestra provincia, aparece el interrogante que gira en torno a cuánto de desconocimiento, todavía, nos atraviesa como sociedad en cuanto a la necesidad, impostergable, de educarnos sexualmente. Hay mucho por hacer, partiendo del hogar, primer educador en todas sus dimensiones.

Y se abre la palabra y estalla en todas las dimensiones en una sociedad que todavía, en demasiados espacios, no da lugar al debate. La indiferencia no tiene lugar. Nadie debería tener miedo de ir a la escuela. Nadie debería sentirse inseguro en ella o en el hogar. La palabra de un niño o de un adolescente debe habilitarse para otras cosas que no encierren el dolor, el miedo, la falta de protección, la injusticia.

Como docente de Nivel Inicial puedo afirmar que las ESI atraviesan todas y cada una de las áreas de conocimiento y son parte cotidiana de nuestras experiencias en el aula. En nuestras propuestas los contenidos de las ESI son transversales y conviven a diario dentro y fuera de la sala. La familia acompaña desde el lugar de la primera escolaridad y desde el lugar de la curiosidad y el deseo de aprender. Pero, a la luz de los acontecimientos, en algún momento de la escolaridad esto se diluye, se pierde, se deja para después, es tema de una o dos clases, de una jornada ¿entonces? Hablemos de la transversalidad. "Transversal", definido por la RAE es aquello "que se halla o se extiende atravesado de un lado a otro". En educación, la transversalidad está relacionada con el modo de enseñar un contenido desde diferentes asignaturas, aprovechando un abordaje más amplio del mismo. La Educación Sexual Integral, entonces, es un tema que debe ser trabajado desde esta mirada. Porque la sexualidad es inherente a la vida humana y la atraviesa.

La escuela, que ocupa el lugar de socialización primaria, incorpora estos contenidos transversales basados en los derechos humanos y la perspectiva de género desde un abordaje integral. Urge trabajar las libertades, la equidad, el conocimiento personal, la autonomía, el cuidado de cada uno y de los demás. Solo a través del diálogo, la empatía, la comunicación asertiva y la toma de conciencia se puede dar respuestas a problemáticas como las que nos movilizan hoy desde el rechazo y la necesidad de acción.

Si la Educación Sexual genera conciencia, trabajemos desde allí, sin resistencia ni prejuicios. Nuestras infancias y adolescencias necesitan adultos que hablen, pero que también escuchen. No conjuguemos los verbos en condicional, no "deberían" estar protegidos nuestros niños y adolescentes en la escuela o en el hogar: "Deben" estar seguros y protegidos. No "deberíamos" trabajar en la escuela estos contenidos, no deberíamos informar a los padres: "Debemos" informar y trabajar.

Que sea un hecho más que un deseo en voz alta, de una vez por todas que la voz se haga eco en la sociedad y se haga acción. Educar entre todos significa recuperar la función familia y no depositar todo lo que la familia no puede hacer en la escuela. Significa dar herramientas e información a quienes no las tienen.

El "entre todos" implica un trabajo institucional previo, en el que se deben acordar contenidos y revisar, poniendo énfasis, preconceptos, pudores, mitos y prejuicios que entorpecen la tarea, así cada docente, cada institución podrá, en los espacios construidos y a partir de la confianza, asumir el compromiso de ofrecer a los alumnos y a los padres la posibilidad de formular preguntas y construir respuestas.

No es cuestión de una jornada y nada más. Es el día a día. Los adolescentes alzaron su voz. No los dejemos solos. No hagamos oídos sordos. Aprendamos a escuchar palabras, gestos, actitudes. La responsabilidad es de todos.

 

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