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Revolución en el mundo del trabajo

Miércoles, 24 de noviembre de 2021 02:21

Una revolución silenciosa atraviesa al mundo del trabajo en Estados Unidos y amenaza con extenderse a escala global. El Departamento de Trabajo informó que en el mes de septiembre 4.400.000 trabajadores renunciaron a sus empleos. Esa cifra, asombrosa por lo inédita, no es un accidente estadístico: en agosto ya se había registrado otro récord, ya que habían renunciado apenas 100.000 menos: 4.300.000.

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Una revolución silenciosa atraviesa al mundo del trabajo en Estados Unidos y amenaza con extenderse a escala global. El Departamento de Trabajo informó que en el mes de septiembre 4.400.000 trabajadores renunciaron a sus empleos. Esa cifra, asombrosa por lo inédita, no es un accidente estadístico: en agosto ya se había registrado otro récord, ya que habían renunciado apenas 100.000 menos: 4.300.000.

Este año 2021 parece marcar un punto de inflexión. Desde abril dejaron sus ocupaciones 24 millones de trabajadores. Las empresas se encuentran ante un extraño e inquietante desafío que exige una respuesta inmediata: la escasez de personal disponible. Para dimensionar el fenómeno, cabe consignar que entre abril de 2015 y 2021 habían dimitido a sus empleos quince millones de trabajadores. En los últimos cinco meses hubo más renuncias que en los seis años anteriores.

La pandemia llevó a millones de estadounidenses a reevaluar sus vidas laborales. Cerca del 40% de esas renuncias se produjo en los sectores del comercio minorista y la hotelería, con empleados que decidieron abandonar trabajos difíciles y mal pagos. Pero el fenómeno abarca a un espectro mucho más amplio. Según Fortune, el 76% de los trabajadores del conocimiento exploran nuevas alternativas. Derek Thompson, un afamado columnista de Atlantic, anuncia "un momento centrífugo de la historia económica estadounidense".

Estos números desconciertan a los ejecutivos. Tras largos meses de pandemia e incertidumbre, la vida cotidiana recobra cierta normalidad, las vacunas están ampliamente disponibles, las escuelas funcionan normalmente y la economía repunta. Pero los expertos puntualizan que ese escenario optimista no computa el estado anímico de los estadounidenses, que están lisa y llanamente agotados. Hay más de diez millones de puestos de trabajo disponibles, una cifra que supera holgadamente al registro de personas técnicamente desempleadas, que asciende a 7.500.000.

Robert Reich, ex secretario de Trabajo durante el gobierno de Bill Clinton, declaró a Time: "Los trabajadores están quemados. Están hartos. Están fritos. Después de tantas dificultades y muertes durante el año pasado no van a aguantar más". Danny Nelms, titular de la consultora Work Institute, le explicó a Wall Street Journal: "Todo eso hace que la gente siga reflexionando sobre su vida, su carrera y su trabajo. Si a eso le añadimos más de diez millones de vacantes, si quiero hacer algo diferente no es terriblemente difícil hacerlo". Tsedal Neeley, profesora de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard y autora del libro "La revolución del trabajo a distancia: triunfar desde cualquier lugar", expresa: "Hemos cambiado. El trabajo ha cambiado. La forma de pensar sobre el tiempo y el espacio ha cambiado". Puntualiza que "los trabajadores anhelan ahora la flexibilidad que les proporciona la pandemia, algo que antes era inalcanzable".

Una encuesta de la Conference Board consigna que los "millennials", nacidos a partir de 1980 se resisten más al regreso al trabajo presencial que las generaciones anteriores. El 55% de los "millennials" no quiere volver a sus oficinas, contra un 45% de la "Generación X", nacidos entre 1965 y 1980, y un 35% de los "baby boomers", nacidos después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Una crecida cantidad de adultos mayores de 55 años optan directamente por retirarse del mercado laboral.

Casi 1.800.000 mujeres ya habían abandonado sus trabajos desde el comienzo de la pandemia. Según el sitio "Político", en junio pasado el 57,5% de las mujeres mayores de 20 años participaban de la población económicamente activa, lo que supone un descenso respecto al 59,2% de 2020 y es el porcentaje más bajo en los últimos treinta años. Las madres se han visto obligadas a asumir responsabilidades adicionales en el cuidado de sus hijos y muchas mujeres de mayores ingresos se mudaron a zonas con un costo de vida más bajo y optaron por reducir su participación laboral.

Empleadores en problemas

Mark Zandi, economista jefe de Moody's Analytics, afirmó a Time que se están generando condiciones propicias para que los trabajadores ejerzan presión sobre sus empleadores: "Ahora estamos viendo un mercado laboral ajustado y las perspectivas son cada vez más claras de que va a seguir ajustado. Ahora va a ser un mercado de trabajadores y ellos están empoderados. Creo que están empezando a flexionar su músculo colectivo".

Antonio Klotz, de la Universidad de Texas, que inventó el término "gran renuncia" para describir esta nueva realidad, advierte que la tendencia tiene un costado positivo, puesto que "puede obligar a las empresas no solo a subir los salarios y a aumentar las prestaciones sino también a ofrecer mayor flexibilidad para atraer y conservar a sus empleados". Para Klotz, "la gente quiere mayor flexibilidad después de la pandemia. Aquí hay una oportunidad para que las organizaciones empresarias se reúnan con los trabajadores que tienen que trabajar de forma presencial y digan: dentro de las limitaciones de nuestro negocio, obviamente subamos los salarios y los beneficios, pero también pensemos en la flexibilidad de forma más innovadora". El sindicalismo estadounidense se ve impelido a encarar un replanteo profundo. El término "flexibilización laboral" está asociado a la idea de reducción de derechos.

Esa flexibilización se entendía hasta ahora como una modificación de los convenios de trabajo en beneficio de las empresas. Pero hoy asoma un nuevo reclamo de flexibilidad, de sentido inverso, vinculado con una ampliación de los derechos de los trabajadores en materia de horarios y condiciones de trabajo.

¿Una tendencia mundial? 

En Europa Occidental también emergen síntomas incipientes de la “gran renuncia”. En agosto, un tercio de las empresas alemanas informaron de la escasez de trabajadores. Detlef Scheele, director de la Agencia Federal de Empleo, declaró que su país necesitaría importar anualmente 400.000 trabajadores para compensar carencias en diferentes actividades.
The Washington Post señala que también en las pujantes economías asiáticas se multiplican las renuncias laborales. China vive de su propia versión del fenómeno, con una generación de jóvenes desencantados con sus perspectivas personales por los salarios relativamente bajos en los centros fabriles. Las plantas industriales comienzan a sentir la escasez de mano de obra, que resulta cada vez más acuciante a raíz de la recuperación de la economía mundial.
Este fenómeno explotó en la pandemia pero su raíz estructural es la Cuarta Revolución Industrial, cuyo epicentro es el desarrollo de la inteligencia artificial, que impulsó una formidable aceleración de los procesos de automatización en el mundo de la producción y los servicios y la consiguiente reducción de la demanda y de los costos laborales. La contrapartida, facilitada también por los avances tecnológicos, es una creciente tendencia al autoempleo. Millones de estadounidenses deciden aventurarse en nuevos emprendimientos personales para rediseñar sus vidas.
El pensador francés Alexis de Tocqueville, en su célebre libro “La democracia en América”, publicado en 1835, profetizaba: “No es que Estados Unidos sea el futuro del mundo. Lo que sucede es que Estados Unidos es el lugar del mundo donde el futuro llega primero”. Todo indica que una nueva civilización tecnológica asoma en el horizonte de la humanidad.

 * Vicepresidente del Instituto de Planeamiento Estratégico
 

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