Bárbara Cappai (29), más conocida como Barby en Cerrillos, es una joven verdulera que, con mucho esfuerzo, quiere llegar a ser abogada. Quienes la conocen aseguran que llueva o truene, haga frío o calor, siempre está al pie del cañón y con todas las pilas.
Su puesto está ubicado sobre la vereda de avenida San Millán 85, tramo urbano de la ruta nacional 68, donde antaño se encontraba la tradicional carpa carnestolenda El Chañarcito.
Su día laboral arranca muy temprano, porque a las 6 ya tiene que estar en el mercado eligiendo los productos que luego expondrá en el negocio. “Vivo en la zona rural de la localidad, en una finca ubicada Camino a Rosario de Lerma, a unos 3 o 4 kilómetros del pueblo. Desde ahí me voy a Cofruthos todas las mañanas. El objetivo es buscar calidad a buen precio. Voy sola y recorro el mercado. Luego hay que cargar los cajones en el auto, volver a Cerrillos y acomodar el puesto. Es una rutina un tanto agotadora, pero no me quejo. Es mi trabajo y me hace feliz”, contó Barby, quien deja de atender habitualmente a las 11 de la noche. Y al día siguiente, a arrancar de nuevo.
Es mamá soltera y su pequeña de 9 años, su fiel compañera. “En época de clase se me complican los horarios, porque tengo que llevarla al colegio y luego ir a buscarla. Pero ya estamos acostumbras y nos organizamos para cumplir con todo. Mi nena es excelente, gracias a Dios. Es muy estudiosa y cerró el año con sobresaliente en la libreta. El próximo año cursará el cuarto grado”, resaltó.
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Bárbara Cappai (29), más conocida como Barby en Cerrillos, es una joven verdulera que, con mucho esfuerzo, quiere llegar a ser abogada. Quienes la conocen aseguran que llueva o truene, haga frío o calor, siempre está al pie del cañón y con todas las pilas.
Su puesto está ubicado sobre la vereda de avenida San Millán 85, tramo urbano de la ruta nacional 68, donde antaño se encontraba la tradicional carpa carnestolenda El Chañarcito.
Su día laboral arranca muy temprano, porque a las 6 ya tiene que estar en el mercado eligiendo los productos que luego expondrá en el negocio. “Vivo en la zona rural de la localidad, en una finca ubicada Camino a Rosario de Lerma, a unos 3 o 4 kilómetros del pueblo. Desde ahí me voy a Cofruthos todas las mañanas. El objetivo es buscar calidad a buen precio. Voy sola y recorro el mercado. Luego hay que cargar los cajones en el auto, volver a Cerrillos y acomodar el puesto. Es una rutina un tanto agotadora, pero no me quejo. Es mi trabajo y me hace feliz”, contó Barby, quien deja de atender habitualmente a las 11 de la noche. Y al día siguiente, a arrancar de nuevo.
Es mamá soltera y su pequeña de 9 años, su fiel compañera. “En época de clase se me complican los horarios, porque tengo que llevarla al colegio y luego ir a buscarla. Pero ya estamos acostumbras y nos organizamos para cumplir con todo. Mi nena es excelente, gracias a Dios. Es muy estudiosa y cerró el año con sobresaliente en la libreta. El próximo año cursará el cuarto grado”, resaltó.
Es mamá soltera y su pequeña de 9 años, su fiel compañera. “En época de clase se me complican los horarios, porque tengo que llevarla al colegio y luego ir a buscarla. Pero ya estamos acostumbras y nos organizamos para cumplir con todo. Mi nena es excelente, gracias a Dios. Es muy estudiosa y cerró el año con sobresaliente en la libreta. El próximo año cursará el cuarto grado”, resaltó.
“Sueño con ser abogada”
La verdulería es un rubro muy demandante, en el que prácticamente no hay fines de semana, pero apenas puede, la joven cerrillana se sube al auto y recorre la provincia. “Me encanta viajar. Apenas tengo un tiempito libre, preparamos las mochilas con mi hija, nos subimos al auto y nos vamos al dique Cabra Corral, o bien a algún pueblito del Valle de Lerma o de los Valles Calchaquíes”, aseguró.
Pero Barby, más allá de los esfuerzos por hacer crecer su negocio, tiene también otras aspiraciones.
“Quiero ser abogada. Estoy estudiando desde hace algunos años y voy rindiendo libre de a poco las materias. No es fácil, por cuestiones de tiempo, pero sé que un día voy a llegar. Este año particularmente fue complicado, pero voy a retomar con fuerza en este 2022. Se que con constancia voy a llegar un día a cumplir esa meta”, anticipó.
“Tiempos complicados”
En cuanto a las preferencias de sus clientes, señaló que en los últimos años la gente busca fundamentalmente las ofertas. Los precios, por lo general, determinan sus compras. “A muchas familias como a mí, que soy mamá soltera y tengo que llevar una casa adelante, no nos alcanza. Las cosas están muy caras, especialmente los alimentos. Así que siempre hago un esfuerzo extra para tener productos en oferta y todos puedan llevar verduras o frutas a sus hogares”, señaló Cappai.
“Ella siempre está impecable, no le faltan los modelitos elegantes y los zapatos de diseño. El buen trato y una sonrisa, son su marca personal. Es admirable, porque pasa prácticamente todo el día en el negocio y pese al cansancio y el trajinar, ni se le corre el maquillaje”, contó María, una de sus habituales clientas.
En cuanto al trato cordial a los clientes, Barby explicó: “Forma parte del respeto que tengo por quienes me eligen. Me gusta estar elegante, bien maquillada. En definitiva, me gusta estar bien y transmitirlo a quienes visitan mi negocio. No es que carezca de problemas, esos me sobran como a todo el mundo, pero siempre hay que ser agradable con la gente que ya carga sus propios problemas”. En vísperas de Año Nuevo ya visitó a sus proveedores. “Fui al mercado y cargué más de 30 cajones. Quiero que a mis clientes no le falte nada en la mesa y que el 2022 nos encuentre unidos, en paz y con más fuerzas para salir adelante. Vivimos tiempos difíciles, pero saldremos adelante, debemos estar más unidos que nunca, la solución llegará”, expresó Barby.