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La vuelta al pago del gaucho Martín

Jueves, 18 de marzo de 2021 02:15

El libertador José de San Martín fue la figura clave que permitió la reivindicación de Martín Miguel de Güemes, poner el final a su destierro y rehabilitarlo en el mando militar, que posteriormente significaría también erigirse en el conductor político de la región y comenzar su formidable empresa.

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El libertador José de San Martín fue la figura clave que permitió la reivindicación de Martín Miguel de Güemes, poner el final a su destierro y rehabilitarlo en el mando militar, que posteriormente significaría también erigirse en el conductor político de la región y comenzar su formidable empresa.

El caudillo salteño había sido amonestado por el general Manuel Belgrano y expatriado de Salta. Primero fue destinado a Santiago del Estero, en junio de 1812. Allí se hizo amigo de Manuel Dorrego, quien purgaba también un castigo y de Juan Francisco Borges, que luego sería fusilado, de una manera alevosa e injusta. Posteriormente, lo trasladaron a Buenos Aires, donde comenzó a tener trato afable con San Martín, dado que el suegro del Libertador conocía al padre de Güemes. San Martín no dudó en la capacidad ni en la hombría de bien del jefe salteño y decidió que lo acompañara de regreso, cuando fue designado por el Segundo Triunvirato jefe del Ejército Auxiliar del Perú, cuya base era la ciudad de Tucumán. Partieron de Buenos Aires un 14 de diciembre de 1813 y el 20 de enero de 1814 se produjo la entrevista en la hacienda de Yatasto, entre San Martín y Belgrano, a raíz de lo cual, San Martín intercedió para que ambos próceres se reconciliaran y se produjese una empatía que sólo se interrumpió con la muerte.

Por aquellos tiempos, en Salta ya había comenzado la Guerra Gaucha al mando de Luis Burela. A su vez Apolinario Saravia había combatido en la Batalla del 20 de Febrero, y tanto él como su padre, Pedro José, fueron distinguidos y considerados por San Martín como dos verdaderos patriotas. Con Pedro José Saravia, el Libertador mantuvo fluida correspondencia. Sin embargo, Güemes, lejos de ser un desconocido despertaba inocultables simpatías populares y además, ya había combatido con éxito en Suipacha. El peligro sobre Salta se cernía en forma inminente. Desde principios de junio hasta finales de agosto la ciudad estuvo sitiada, pues se produjo la segunda invasión realista, conocida como la Invasión de los Cuicos, comandada por el mariscal Joaquín de la Pezuela, futuro virrey del Perú. Era luego de los desastres de Vilcapugio y Ayohuma, lo que ocasionó también el famoso Éxodo Jujeño. Este estado de cosas, hizo que San Martín cavilara, estuviera cuatro meses al mando y rápidamente dedujera, que las avanzadas del norte debían ser contenidas por las guerrillas gauchas, pero que su plan estratégico debía ser por el oeste, cruzar Los Andes y atacar al enemigo por Chile y Perú. Entonces Güemes fue designado como jefe de la Frontera del Pasaje (actual río Juramento) con el fin de que esa fuese la línea de la cual los españoles no podían.

Fue cuando un grupo de patriotas se coaligó en defensa del territorio y los ideales de mayo. Así surgieron desde Cachi Bonifacio Ruiz de los Llanos; Saturnino Saravia desde Rosario de Lerma; Gabino Sardina, Toribio Tedín, Francisco Ferreyra desde Seclantás, Pablo Latorre y Francisco Zigarán. Pronto se sumarían otros. El 20 de enero de 1814 en las lomas de San Lorenzo, se produciría un escarceo entre los Granaderos a Caballo a las órdenes de Dorrego y las fuerzas realistas. Sería la única vez que uno de los escuadrones del insigne regimiento combatiese en Salta. Comenzaba la Guerra Gaucha. El capitán realista, un salteño perjuro, llamado Saturnino Castro, se enfrentó en el Bañado del Carril al jefe gaucho Pedro José Zabala y fue derrotado, el 9 de marzo de 1814. A continuación, Apolinario Saravia, derrotaría completamente a los españoles en el célebre combate de Sauce Redondo, el 24 de marzo, en Guachipas. El 8 de febrero de 1814, Güemes asentado en Metán, cumplió 29 años. Hacia allí comenzaron a confluir numerosos gauchos y gauchas a caballo que lo consideraban su líder. Pocos casos en la historia argentina se registran en que una persona sin hacer llamado alguno, haya sido el centro donde se reunieran fuerzas populares para auparlo en la conducción. Antiguos guerreros como Apolinario Saravia, Luis Burela o Bonifacio Ruiz de los Llanos, mayores en edad, también se pudieron a sus órdenes. A ello se les sumaron José Francisco "el Pachi" Gorriti, Dionisio y Manuel Puch, Sinforoso Morales, José Gabriel Jáuregui, Juan Antonio Rojas, Francisco Portal, Eustoquio Martínez de Mollinedo, Gabino de la Quintana y Juan Antonio Suasola, entre otros que pronto también engrosarían las hues tes gauchas.

Y se produjo otro fenómeno, porque los gauchos que habían acompañado a Güemes en Suipacha y Tarija en 1810 se concentraron espontáneamente al enterarse del regreso del caudillo a Salta y a ellos les siguieron jinetes de la Frontera del Rosario, como antes se llamaban Anta, Metán, Rosario de la Frontera y la Candelaria y de pequeñas localidades aledañas como Balbuena, Horcones, Las Juntas, Ortega, Miraflores, El Naranjo, El Tala y a todos Güemes los recibía con un abrazo y sin otra promesa que la de cumplir con la causa revolucionaria sin desmayos. Se preocupaba personalmente para que los gauchos fuesen diestros sobre el caballo y comenzó a formarlos en galopes sorpresivos por el medio del monte; a usar "coleto" que es un saco de cuero duro para evitar las espinas, guardamontes a los que se los hacía golpear con el talero y rozar con las ramas para causar un ruido sordo y amedrentador y por primera vez, contingentes de amazonas se integraron como guerreras de las tropas gauchas, muchas veces utilizadas para atraer hacia el fuego criollo a los españoles.

Así de pronto, se dio que era el jefe de un pequeño ejército que le respondía de manera devocional y ordenada e hizo su bautismo de fuego en la Cuesta de la Pedrera, donde se había instalado una batería española, al mando del jujeño Mariano de Santiváñez que fue derrotada y luego vino su segunda y gloriosa acción, el 29 de marzo de 1814 en el Campo de Velarde, más conocido como el Tuscal de Velarde, donde más tarde instalaría su cuartel general, en donde en vez de atacar a la ciudad, a la que siempre protegió, decidió hacer una maniobra envolvente y sacarlo a campo traviesa a Saturnino Castro que estuvo a punto de ser capturado por el "Pachi" Gorriti. Amane cía en la guerra el líder gaucho.

 

 

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