A pesar de haber quedado casi inmovilizado por tener la pierna izquierda vendada, Gabriel Aguilar se siente aliviado. El ingeniero en computación que trabaja de manera remota sale de su mundo virtual y se conecta con la naturaleza mediante el trekking; "de hobby", aclara para sentar diferencia de sus amigos "profesionales de la montaña". Sus zonas de paseo suelen ser las tupidas, las de mayor vegetación, entre ellas la quebrada de San Lorenzo, lugar donde se perdió Fabiana Cari. Por su conocimiento sobre la zona de rastrillaje decidió unirse a la búsqueda que estaban emprendiendo sus amigos, quienes también habían participado del rescate de Analía Ibáñez en la zona de Campo Quijano.
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A pesar de haber quedado casi inmovilizado por tener la pierna izquierda vendada, Gabriel Aguilar se siente aliviado. El ingeniero en computación que trabaja de manera remota sale de su mundo virtual y se conecta con la naturaleza mediante el trekking; "de hobby", aclara para sentar diferencia de sus amigos "profesionales de la montaña". Sus zonas de paseo suelen ser las tupidas, las de mayor vegetación, entre ellas la quebrada de San Lorenzo, lugar donde se perdió Fabiana Cari. Por su conocimiento sobre la zona de rastrillaje decidió unirse a la búsqueda que estaban emprendiendo sus amigos, quienes también habían participado del rescate de Analía Ibáñez en la zona de Campo Quijano.
"No hay que alejarse una vez perdido, ahí hay que tratar de llamar la atención. Esto sucedió porque Fabiana se alejó muchísimo de las zonas más probables, tomó caminos que no eran los mejores, la zona de San Lorenzo es muy tramposa, aún con GPS ", advirtió Gabriel con templanza pero con firmeza. El joven advierte que el trekking comenzó a volverse "como una moda".
Mientras participaba del rescate al tercer día de búsqueda, se dirigió con una patrulla conformada por seis personas hacia la zona menos probable. "Comenzamos a barajar la posibilidad menos lógica, los caminos más remotos que podría haber tomado Fabiana, la zona de Los Cajones, la zona del rancho de doña Valentina. Ese lugar desemboca en el río que luego, siguiéndolo, termina en la finca Castellanos", precisó.
A mitad del recorrido Gabriel pisó una piedra confiado. "Tenía el tamaño de un auto pequeño, no me imaginé que se movería", aseguró. Al moverse, la piedra actuó de "rodillo" y se deslizó hacia otra roca del mismo tamaño. Su pierna quedó atrapada entre ambas rocas. "Me la aplastó muy fuerte, fue un dolor inmenso. Los otros chicos pudieron asistirme rápido y liberaron mi pierna con un palo que hizo de palanca", indicó el joven. Allí uno de sus amigos, el Tano Ísola, le dio los primeros auxilios y fue en busca de asistencia porque Gabriel quedó inmovilizado.
Ir en rescate de una persona y terminar siendo asistido fue al principio frustrante para Gabriel. Primero lo llevaron en andas por un lugar lleno de obstáculos hasta que lograron llegar a una zona de mejor acceso. Allí también fue asistido por un baquiano que lo llevó en caballo. "Con mi pie iba a abriendo camino, fue muy doloroso, no sé cómo reacciona el cuerpo en esa circunstancia que entra en calor y uno avanza, ya está todo frío", aseveró en referencia a la anestesia que sintió en el momento que le evitó el dolor del camino sinuoso con el hueso expuesto.
Finalmente, Gabriel sufrió solo un esguince y le saturaron la herida. Un poco más descansado evaluó la situación de la actividad: "Vi que hay mucha gente que va a Los Cajones, en San Lorenzo, o a Alemanía. Hay gente muy improvisada, hay familias que van con bebitos cargándolos, que son zonas muy difíciles. Por redes sociales se ve divertido pero hay q tener cuidado, estar prepara do o ir con guía", advirtió.