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Biden construye un nuevo liderazgo

Viernes, 21 de mayo de 2021 02:18

Joe Biden fue elegido presidente de los Estados Unidos con 81 millones de votos. Su carrera como senador y los 8 años como vicepresidente de Barack Obama dejaron tibios recuerdos. No obstante, eso no fue un obstáculo para los electores que quisieron cerrar el paréntesis de la era Trump. Los latinos, afroamericanos y el voto de las mujeres sumaron para lograr el triunfo. Su línea centrista, frustra un poco a la extrema derecha y el partido demócrata tampoco le facilitará el camino, sin embargo está decidido a grandes cambios durante su mandato, seguramente el último. Kamala Harris, jurista americana, y un grupo de funcionarios experimentados, serán un gran respaldo para su administración. Hoy alcanza un grado de popularidad del 52% y las acciones en Wall Street aumentaron un 9% desde que asumió.

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Joe Biden fue elegido presidente de los Estados Unidos con 81 millones de votos. Su carrera como senador y los 8 años como vicepresidente de Barack Obama dejaron tibios recuerdos. No obstante, eso no fue un obstáculo para los electores que quisieron cerrar el paréntesis de la era Trump. Los latinos, afroamericanos y el voto de las mujeres sumaron para lograr el triunfo. Su línea centrista, frustra un poco a la extrema derecha y el partido demócrata tampoco le facilitará el camino, sin embargo está decidido a grandes cambios durante su mandato, seguramente el último. Kamala Harris, jurista americana, y un grupo de funcionarios experimentados, serán un gran respaldo para su administración. Hoy alcanza un grado de popularidad del 52% y las acciones en Wall Street aumentaron un 9% desde que asumió.

El nuevo presidente propuso un plan ambicioso de US$ 1,9 billones para estimular la economía debilitada por la pandemia de la COVID, US$ 415.000 millones para impulsar el plan masivo de vacunación (ya superan los 200.000 millones los vacunados); US$ 1 billón, destinado a los estadounidenses a través de pagos directos, si el Congreso lo aprueba. El plan contempla además US$440.000 millones en apoyo a las pequeñas empresas. Su prioridad es hacer frente a las necesidades internas mas urgentes.

"Sleepy Joe" como lo preconizaba Trump, no está tan somnoliento y empezó con sobriedad y determinación a marcar las tendencias de su mandato.

Europa y América Latina

Un objetivo primordial es el desafío climático a nivel mundial. Sus metas son ambiciosas, más que las de cualquier otro presidente estadounidense y ha dejado claro que los problemas climáticos se ubican en el centro de su agenda política nacional e internacional con una relevancia sin precedentes.

Las declaraciones de Biden en la Cumbre sobre el clima, junto a los líderes de las principales naciones, marcaron signos positivos de la voluntad de Washington para hacer frente al deterioro climático "no basta con preservar nuestro planeta, se trata además de proporcionar un futuro mejor para todos nosotros". Biden encuentra en el esfuerzo para mejorar el combate climático un extraordinario motor de creación de empleo beneficiando a trabajadores en diferentes ámbitos. Por tal razón impulsa inversiones ambiciosas en innovación, tecnologías limpias de producción e infraestructuras orientadas a generar trabajo y ayudar a empresas de todo tamaño, desde las start-up a grandes corporaciones.

 

Durante el encuentro virtual con los 27 países de la Unión Europea, declaró que "los países que gobernamos son democracias que tienen en cuenta temas claves: la dignidad humana, la libertad de expresión, la lucha contra la corrupción, seguridad, respetando la dignidad de los ciudadanos, el estado de derecho".

Además de impulsar proyectos conjuntos procurando reactivar las economías y el libre comercio, Biden se comprometió a apoyar a la U.E. frente a conflictos en Turquía, Europa del Este, los Balcanes, incluso Rusia.

La cuestión China

Sin embargo, las negociaciones internacionales no son fáciles. A título de ejemplo: la canciller alemana Angela Merkel considera que es incontestable que entre los EEUU y la UE existen valores comunes y negociaciones en curso, pero a su vez cada país mantiene cierta soberanía estratégica, identidad plena y sus propios intereses. Este es un claro mensaje vis-a-vis de China.

Berlín y otras capitales europeas no quieren verse en la obligación de elegir entre Washington y Beijing. Eso motivó que el secretario de Estado Anthony Blinken asegurara que los aliados con EEUU pueden trabajar y comerciar con China cuando sea posible.

Biden adopta un tono diferente al de Trump, critica los aranceles que la anterior administración impuso a China y entiende que Trump "perdió" con la política que aplicó en las negociaciones comerciales. De todos modos, no revocó los aranceles y su administración tiene reservas en muchas otras cuestiones que están en el centro de la controversia (patentes, subvenciones...)

Es probable que su visión respecto a China no difiera tanto de su predecesor.

China representa un desafío para todos, para Biden es el símbolo de la confrontación entre los países democráticos y el régimen autoritario.

Otra de las prioridades de la política exterior es reinsertarse con los organismos internacionales, Organización Mundial de la Salud, OMS, OCDE, OTAN, el Acuerdo Climático de París 2015. El regreso al Acuerdo demuestra la firme tendencia hacia una política de transición con el fin de alejarse de una economía basada en el petróleo y mas orientada al uso del hidrógeno, aumento de impuestos a las emisiones de carbón y el fomento de industrias de energía verde.

Respecto a Latinoamérica, Biden asume la presidencia con gran experiencia en la región, que excede ampliamente a sus antecesores, sabe cómo debe trabajar para eliminar obstáculos. Como vicepresidente de Obama, visitó la región en 16 oportunidades; ahora tratará de reforzar el liderazgo, reparar las relaciones dañadas y recuperar la credibilidad perdida. La defensa de los principios democráticos contra el avance del autoritarismo serán los pilares de la relación de su gobierno con los gobiernos latinoamericanos.

La nueva administración empieza a tomar acciones concretas: la apertura hacia Cuba, que entibiará la guerra fría entre ambos países.

Tiene en vista un plan de US$4.000 millones para enfrentar los problemas de violencia, crimen organizado, pobreza, corrupción, desastres naturales en Centroamérica. Los problemas son innumerables: Guatemala se ha desvinculado de la Comisión contra la Corrupción de la ONU. El Salvador va camino al autoritarismo. El presidente de Honduras está acusado de participar en el tráfico internacional de drogas. En Nicaragua, hay una creciente represión del gobierno de Ortega, que está conduciendo al país al borde de la dictadura.
La relación con México está condicionada por la endémica violencia de los cárteles de la droga y la pobreza que genera un éxodo de innumerables mexicanos.
La política de inmigración también lo diferencia de Trump. Biden promete facilitar la obtención de la ciudadanía estadounidense priorizando aquellos que inmigraron de niños.

Alianzas comerciales 

Otro de los objetivos del gobierno entrante es reforzar los acuerdos multilaterales, se espera que EEUU recupere su rol de liderazgo sobre la base de principios de responsabilidad y cooperación. Los latinoamericanos tendrán en Biden un aliado y apoyará a la región; impulsará el libre comercio basado en normas que faciliten la apertura de nuevos mercados, el intercambio bienes y servicios con el fin de derribar barreras comerciales que penalizan a los americanos. ¿Es esta una manera de suavizar la tendencia hacia el proteccionismo? 
Los socios estratégicos son hoy Brasil, Colombia, México y Chile. El presidente Biden Impulsará una agenda más amplia y desafiante con los socios claves. El nuevo acuerdo US.- México - Canadá (USMCA) que moderniza el Nafta es un signo positivo. Mucho mas complicadas, pero no menos ambiciosas, son las negociaciones con Mercosur, si quieren concretar alianzas con terceros países tendrán que ser capaces de construir una acción común y corregir las actuales inconsistencias.
Hoy América y el mundo enfrentan tiempos difíciles: polarización política, derrumbe económico, lucha interminable contra la pandemia. Esta situación reclama tanta urgencia, como humildad. Durante el mandato de Biden la situación de Latino América sufrirá una prolongada recuperación económica, turbulencias políticas, agitación social y gran heterogeneidad ideológica. No son condiciones ideales para grandes planes hemisféricos. América Latina deberá luchar por su futuro pos-pandemia y los países tendrán que reconsiderar sus modelos económico-sociales impulsando soluciones similares a las que proponen los Estados Unidos o la UE. 
La administración de Biden reúne las condiciones ideales para enfrentar y mejorar los desafíos de nuestros tiempos, pero no puede resolver todos los problemas del mundo por sí solos y pretende cambios de rumbo y medidas concretas aumentando la presión sobre algunos países con el fin de mejorar la degradante situación. El éxito los países dependerá fundamentalmente de la voluntad política de la propia región. 
Es la naturaleza de toda alianza y aquellos países con tendencias políticas populistas, antiamericanas o antidemocráticas, tendrán que hacer un esfuerzo si quieren mejorar las relaciones bilaterales o internacionales. 
Todos tienen la responsabilidad de mejorar el porvenir ya que las decisiones que tomen en conjunto tendrán impacto en las generaciones presentes y futuras. 
 

 

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