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La psicóloga de la congregación negó saber de los casos de abuso    

Eleonora Naranjo planteó que una de las denunciantes tenía “fabulaciones”. La profesional dijo que no le contaron de las acusaciones contra Rosa Torino.    
Martes, 06 de julio de 2021 01:20

En la séptima audiencia del juicio que se desarrolla contra el sacerdote Agustín Rosa Torino por tres denuncias de abuso sexual llegó el esperado testimonio de la psicóloga de la congregación, Eleonora Naranjo, quien aseguró que desconocía la situación.

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En la séptima audiencia del juicio que se desarrolla contra el sacerdote Agustín Rosa Torino por tres denuncias de abuso sexual llegó el esperado testimonio de la psicóloga de la congregación, Eleonora Naranjo, quien aseguró que desconocía la situación.

Naranjo explicó que colaboraba con el instituto religioso que Rosa Torino dirigía solo “a cambio de oración”. Ofreció su versión de los hechos al tribunal tras ser relevada del secreto profesional por su expaciente, Valeria Zarza, exreligiosa de la institución y una de las denunciantes. 

Aseveró que concluyó que la exmonja tenía “diagnóstico traumático del desarrollo” y lo vinculó a situaciones de la infancia. “El origen del trastorno es la vinculación deficiente con la madre y sus consecuencias son las dificultades en la constitución de la personalidad, sin estructura sólida. Lo primero que se afecta es la identidad... no tener en claro quién es, ni qué hacer en el mundo”, explicó. 

Naranjo, que resaltó tener “más de 30 años de profesión”, indicó que también detectó en su expaciente cambios de ánimo “fabulaciones y confabulaciones”. Agregó que Zarza “vivió una vida sexual temprana”, y que “ella decía que era prostituta antes de ingresar como monja, eso lo decía públicamente, decía que por eso se llamaba hermana Magdalena”. 

ELEONORA NARANJO 

 

La jueza Norma Beatriz Vera le preguntó a la psicóloga por qué destacó esos aspectos de la vida de la exmonja que denunció abusos de Rosa Torino. “Eran signos de fabulación”, respondió y acotó que cuando fue a una delegación de la congregación de México a realizar psicodiagnósticos de las jóvenes ingresantes, Zarsa le decía que “del convento bajaban narcotraficantes”.

"¿Para hablar de fabulación usted se basó en dichos o utilizó además alguna otra herramienta como psicodiagnóstico?", insistió la jueza Vera. Naranjo le contestó que llegó a su diagnóstico de fabulación mediante un test "del humanismo existencial y la observación desde PNL" y que no realizó un test de psicodiagnóstico porque “no era necesario”

Las acusaciones sobre abusos en el Instituto Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, que el cura dirigía, se multiplican y llegan a cruzarse, como las de los dos exnovicios que denunciaron a Rosa Torino y también a Nicolás Parma por situaciones que habrían sufrido en una delegación de la organización que funcionaba en el sur del país.

Las medicaciones

El nombre de la profesional junto al de Sergio “Josué” Salas, la mano derecha de Rosa Torino, se repitió en diferentes testimonios durante el juicio. Cuando Valeria Zarza declaró, los jueces quisieron saber si la psicóloga supo de los abusos y la monja aseguró que se lo contó. “No me dijo nada y me derivó a su cuñado, el médico Fernando Núñez, que me recetó clonazepam y me lo fue subiendo”, declaró la exmonja. En este punto también ahondó ayer el tribunal.

La psicóloga argumentó que la derivación era necesaria porque la exreligiosa tenía “irritaciones gástricas y problemas para conciliar el sueño”, y explicó que su cuñado es “médico terapista con otras especialidades como psicofarmacología, también en psicología, en loboterapia, en psicología congnitiva, en problemas del sueño”. Acotó que supo que su cuñado solo le recetó a Zarza un “antidiarréico”.

La fiscal a cargo de la causa, Verónica Simesen de Bielke, intervino para observar que había una contradicción entre la declaración de Naranjo durante el juicio y la que hizo en la fiscalía. “Usted dijo en fiscalía que ella no quería obedecer las órdenes del padre Agustín, que había una situación de conflicto y ahora dice, para Zarza, era una oportunidad de restaurar su imagen paternal”, advirtió. Además hizo “constar en actas” las cenas que Naranjo compartió con Zarsa y consultó si eso no estaba prohibido por el código de ética de los psicólogos. “Está permitido”, afirmó Naranjo.

Yair Gyrurkovitz, uno de los exnovicios que denunció a Rosa Torino, también señaló que le contó a la profesional lo que había sufrido. Consultada sobre el tema, Naranjo aseveró que lo conoció cuando Rosa Torino la llamó para que fuera a la casa de la congregación en Finca la Cruz porque uno de los miembros de la institución se “quería suicidar”. 

La psicóloga aseveró que solo fue a “observar” y que vio a Yair “torpe con las cosas, como si fuera un adolescente”. Mencionó que “se reía de consultarle si quería tomar té” y opinó que tenía “un problema neurológico”. Cuando le preguntaron si indicó un tratamiento para el joven, contestó que no. “Le dije al padre Agustín que se cuidara porque dijo que lo quería matar a él porque tenía el diablo adentro”, recordó.

“Pedí que sacaran a sus hijas”

El sacerdote de la diócesis de San Isidro, Ignacio Dodds, fue quien formó parte del juicio canónico que terminó con la clausura del instituto que fundó Rosa Torino. El párroco aseveró que en marzo del 2015 fue a visitar a los entonces miembros de la congregación, Juan Manuel Bo y Juan Fravegas, en la sede de la organización en Garín. “Me dijeron que había habido un intento de abuso y que querían dejar el instituto”, contó.

El cura declaró que el obispo de San Isidro le requirió que recogiera testimonios y los “profundizara”, a pedido del nuncio apostólico. “Ahí Bo y Fravegas se ponen en contacto con otros miembros y vienen a dar testimonio Zarza, Aguilera y otros”, aseveró Dodds, que limitó su función “a canalizar las denuncias”.

Consultado sobre si le pidió a dos familias que retiraran a sus hijas del instituto, lo confirmó. “Fue a pedido del obispo Ojea, quería que hablara ante el peligro de que estas chicas fueran corrompidas”, contó.

El sacerdote, además, se refirió a una interna eclesiástica y aseveró que el obispo de San Isidro “Casaretto no quería que ingresara Rosa Torino a la diócesis”.

Dijo que con el cura denunciado solo habló con dos veces. “La segunda fue cuando Rosa pasó a verme por mi parroquia y me dijo que estaba preocupado por los jóvenes, que había mucha homosexualidad. Yo le dije que para eso estaban los psicólogos o psiquiatras”, indi    có el religioso.

 
 

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