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Autómatas, un regalo para el Día del Niño, a contrapelo de estos tiempos

Armando estas figuras se aprende sobre mecanismos tecnológicos usados por la humanidad. También se conocen historias y personajes de la cultura de la cultura originaria y campesina. 
Martes, 10 de agosto de 2021 21:33

“Un día fuimos bosque, luego madera, luego desecho. Ahora volvemos a cobrar vida”. Tal el mensaje de los autómatas de Siete Pueblos, el emprendimiento de Milagro López Amorelli. Ella contó que su marca surgió hace siete años como un pasatiempo. Profesora de Folclore e ingeniera en Recursos Naturales, ha sentido inclinación por las artes plásticas y visuales, aunque nunca se decidió a adentrarse en un terreno de educación formal en esas áreas. Sin embargo, desde hace quince años como técnica acompaña las labores de campesinos y comunidades de pueblos originarios de Iruya y de los Valles Calchaquíes.

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“Un día fuimos bosque, luego madera, luego desecho. Ahora volvemos a cobrar vida”. Tal el mensaje de los autómatas de Siete Pueblos, el emprendimiento de Milagro López Amorelli. Ella contó que su marca surgió hace siete años como un pasatiempo. Profesora de Folclore e ingeniera en Recursos Naturales, ha sentido inclinación por las artes plásticas y visuales, aunque nunca se decidió a adentrarse en un terreno de educación formal en esas áreas. Sin embargo, desde hace quince años como técnica acompaña las labores de campesinos y comunidades de pueblos originarios de Iruya y de los Valles Calchaquíes.

Y es consabido que quien se dispone a andar por esos paisajes y a escuchar a sus gentes queda prendido a sus causas. “Esta experiencia me permitió generar vínculos que van más allá de lo técnico, que implicaron afectos y emociones. Y como siempre tuve ‘el impulso interior’ de hacer algo relacionado con la plástica,con Siete Pueblos lo canalicé y combiné esos dos caminos (la plástica y el ámbito rural) que parecían ir por carriles diferentes y que en un principio me ‘dividían en dos mitades’”, señaló Milagro, y ese motivo afectivo del que habla la llevó a convertirse en una referente de piezas creativas basadas en una propuesta de identidad latinoamericana.


Así, las vidas de los pueblos originarios y las comunidades campesinas habitan sus mates, pequeños muebles, autómatas y juguetes de madera, y quien los adquiera está anoticiado de que cada pieza cuenta una historia que Milagro dice haber tenido “el privilegio” de conocer. 


Milagro López Amorelli dice que cuenta historias que tuvo el privilegio de conocer. Pablo Yapura

Se acerca el Día del Niño y entre tantos dispositivos tecnológicos y juguetes de grandes multinacionales asoman tímidamente los autómatas de Siete Pueblos. Fueron ideados en plena cuarentena de 2020 y responden al paradigma de un proceso respetuoso, inclusivo y sostenible, con técnicas de bajo impacto ambiental.

“Por un lado construyo obras con movimiento, utilizando maderas de descarte; y por otro, diseñé una línea para armar, recreando historias y personajes de la cultura de nuestra América profunda”, definió.

Los autómatas son aparatos que encierran dentro de sí el mecanismo que les imprime determinados movimientos, que los hace cobrar una dulce y ronroneante vida, impulsándoles una manivela de la que están provistos. 


“A través de nuestros autómatas, niñas y niños pueden aprender jugando sobre los mecanismos que han formado parte de la historia de la tecnología como palancas, poleas, engranajes, ejes y elementos de transmisión de movimiento y conocer relatos y personajes que forman parte de nuestra cultura”, sintetizó Milagro. Agregó que están pensados para niños mayores de siete años y que vienen acompañados de la explicación de qué es un autómata, los mecanismos del modelo y la historia de cada personaje para armar con pistas.

La narración de las instrucciones es mixta, está expresada en un texto intercalado con pictogramas. Y desde allí se advierte que “antes de construir este modelo tendrás que imaginar cómo transcurre la vida de ... Te podés ayudar con estas pistas utilizando tu ingenio”. “Jacinta hila con su pushka bajo el sol de la Puna. Con esos hilos de lana tejerá un chulo para su wawita. Mientras cuida sus ovejas con su perro pastor, el apu desde lejos la cuida a ella”. De esta manera, a la par que se reponen los histogramas, se aprenden palabras en quechua. Durante el año pasado y lo que va de este Milagro dictó talleres en la Casa de la Cultura y el Centro Cultural América en los cuales construyó y pintó autómatas con los niños.

Milagro trabaja con materiales recuperados y reciclados con una perspectiva de bajo impacto ambiental. Pablo Yapura

“Cuando uno ensambla las partes, conecta los mecanismos y las figuras se mueven, la magia ocurre. Ellos se mostraron superentusiasmados e incluso algunos adultos que los habían acompañado estaban asombrados”, compartió. Consultada acerca de este proceso creativo que conlleva “calma, cariño y disfrute” -tan a contrapelo de nuestros agitados tiempos en que los niños tiene baja tolerancia a la frustración y escasa paciencia, inclinados y criados por la inmediatez y el frenesí de los juegos tecnológicos-, destacó que lo suyo no es un blanco o negro contra los instrumentos industriales.

“No estoy en contra de la tecnología. Todo lo contrario, creo que nos facilita en muchos aspectos la vida cotidiana. No obstante, creo que el juguete de madera nos puede generar otras vivencias. La modernidad nos resuelve muchas cosas, pero también nos ofrece ‘productos enlatados’ ya terminados, sin la posibilidad de ser parte consciente de esos procesos. Creo que estos juguetes permiten conectar con la curiosidad, la capacidad de asombro y a su vez nos permiten entender cómo funcionan muchas cosas. Por ejemplo, yo utilizo cigüeñales para muchos mecanismos y prácticamente todos los motores a combustión de hoy en día tienen como parte fundamental cigüeñales”, ahondó.

 

Ayer el mundo se alarmó con el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático y un hacer como el de Milagro refunda la esperanza. “Desde el punto de vista del impacto ambiental, los autómatas están elaborados con madera, materia más fácilmente degradable en relación al plástico. Y desde el punto de vista social, comparto historias del mundo campesino e indígena, que han tenido una mirada más integrada y menos degradativa en relación con la naturaleza y el medio ambiente, con prácticas que existen, preexisten y resisten a la modernidad”, concluyó.

Más que un nombre

La denominación de Siete Pueblos abraza Nazareno, Casabindo, Punta Corral, Volcán Higueras, Las Capillas, Isla de Cañas y San Isidro de Iruya.

“Siete Pueblos permite construir un puente entre la vida rural y la vida urbana a través de historias y relatos del mundo campesino para conocer otras formas de vincularnos con el entorno y la naturaleza, llevándonos a un lugar de reflexión de nuestras prácticas y del buen vivir de las personas”, sintetizó Milagro López Amorelli sobre su marca.

Cómo encontrarla

Su página es www.sietepueblos.com.ar y sus redes Siete Pueblos (Facebook) y @siete pueblos (Instagram). También se pueden ver sus productos en España 71, en horario comercial.


 


 

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