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La sillamita, un mueble artesanal que surgió del ingenio en pandemia 

Ana Barrientos y Miguel Vega se reinventaron durante la cuarentena de 2020. Abrieron un taller de carpintería en el que fabrican este y otros muebles innovadores. 
Sabado, 28 de agosto de 2021 19:46

Entre las muchas novedades que se podían hallar en Marketplace para el Día de las Infancias se destacaba la sillamita, que, como hace predecir su nombre, es un sillón con forma de llama que alía la pasión por los viajes y el turismo y las recién adquiridas destrezas para la carpintería de Ana Barrientos (22) y Miguel Vega (25). 
Esta pareja de novios trabajaban como coordinadores en el sector turístico y, a la par, habían iniciado un servicio de sonido e iluminación para eventos.
Acaecida la pandemia e imposibilitados de trabajar en ambos rubros, se vieron obligados a vender los equipos que habían adquirido para su emprendimiento con el fin de solventar sus gastos diarios. 
Sin embargo, en junio de 2020 durante una juntada familiar con motivo del cumpleaños de Ana, sus padres les ofrecieron que utilizaran el garaje de su casa, en el barrio Autódromo, para poner un taller. De inmediato les pareció una gran idea porque Miguel tenía conocimientos básicos de carpintería y herrería. Así nació V & B Amoblamientos. 
Comenzaron con un mesón, un taladro y una soldadora. 
“Yo no había puesto ni un clavo en la pared y para mí fue un aprendizaje. Me enseñaron mi papá Eduardo, mi hermano Martín y mi novio. También mi mamá, Patricia Nyman, me enseñó lo que sabía de tapicería. Otro poco fue ser autodidactas”, afirmó Ana. 
El mercado se presenta amenazador para los recién llegados, que saben que mejor será su suerte y permanencia si irrumpen en él con un producto innovador. Su norte fue descubrir qué cosas aún no estaban vistas en la provincia, teniendo en claro que buscaban hacer productos que fueran útiles, duraderos y a los que la gente pudiera disfrutar. 
Sus primeras líneas fueron una mesa con altura regulable y un especiero giratorio para ocho frascos. 
También supuso un desafío imponer sus piezas y volverlas un anhelo entre los clientes. Para ello desarrollaron una frenética actividad en redes (Facebook VB-Amoblamientos-Salta e Instagram (@vyb.amo bla mientos), anunciando con calidez y calidad. 

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Entre las muchas novedades que se podían hallar en Marketplace para el Día de las Infancias se destacaba la sillamita, que, como hace predecir su nombre, es un sillón con forma de llama que alía la pasión por los viajes y el turismo y las recién adquiridas destrezas para la carpintería de Ana Barrientos (22) y Miguel Vega (25). 
Esta pareja de novios trabajaban como coordinadores en el sector turístico y, a la par, habían iniciado un servicio de sonido e iluminación para eventos.
Acaecida la pandemia e imposibilitados de trabajar en ambos rubros, se vieron obligados a vender los equipos que habían adquirido para su emprendimiento con el fin de solventar sus gastos diarios. 
Sin embargo, en junio de 2020 durante una juntada familiar con motivo del cumpleaños de Ana, sus padres les ofrecieron que utilizaran el garaje de su casa, en el barrio Autódromo, para poner un taller. De inmediato les pareció una gran idea porque Miguel tenía conocimientos básicos de carpintería y herrería. Así nació V & B Amoblamientos. 
Comenzaron con un mesón, un taladro y una soldadora. 
“Yo no había puesto ni un clavo en la pared y para mí fue un aprendizaje. Me enseñaron mi papá Eduardo, mi hermano Martín y mi novio. También mi mamá, Patricia Nyman, me enseñó lo que sabía de tapicería. Otro poco fue ser autodidactas”, afirmó Ana. 
El mercado se presenta amenazador para los recién llegados, que saben que mejor será su suerte y permanencia si irrumpen en él con un producto innovador. Su norte fue descubrir qué cosas aún no estaban vistas en la provincia, teniendo en claro que buscaban hacer productos que fueran útiles, duraderos y a los que la gente pudiera disfrutar. 
Sus primeras líneas fueron una mesa con altura regulable y un especiero giratorio para ocho frascos. 
También supuso un desafío imponer sus piezas y volverlas un anhelo entre los clientes. Para ello desarrollaron una frenética actividad en redes (Facebook VB-Amoblamientos-Salta e Instagram (@vyb.amo bla mientos), anunciando con calidez y calidad. 

Esta emprendedora no conocía sobre carpintería o tapicería, pero aprendió por necesidad. Javier Corbalán 
Con la satisfacción de los clientes como viento en las alas fueron haciendo mesas, sillas, bancos, escritorios, bares, roperos, portavinos, repisas y estanterías, entre otros encargos. 
Ana relató que creó la sillamita para este Día de las Infancias. En los bocetos surgió zoomorfa. Con el correr de los días adquirió porte de camélido. 
“La llama es un exponente del Norte argentino. Es parte de la fauna autóctona de Salta y por eso me pareció ideal hacerla”, precisó la joven, quien dibujó y volvió a dibujar los patrones de cabeza, cuello y cuerpo para ajustar sus medidas a la comodidad de los infantes.
Luego su nostalgia de haberlas visto en tantas excursiones guiadas la llevó a dotarlas del aspecto pintoresco con que las atavían sus criadores en la Puna, las familias que viven en distintos parajes y cuya economía y forma de vida gira en torno a la cría de estos camélidos de andar elegante, porte fuerte y buen carácter. 
De esta manera empleó el aguayo, emulando los costales que llevan las llamas, para forrar los asientos. 

Ana da los acabados finales al tamaño más pequeño de sillamita. Javier Corbalán 
“Este le aporta un ingrediente cultural, porque es una tela que tradicionalmente está hecha con lana de llama y muy característica del altiplano andino, que mezcla colores y formas que le dan un color vivaz a la llama”, destacó Ana. Además, les puso adornos que semejan aquellos que llevan prendidos estos animales en los ritos agropastorales, como t’ikas y coronas. Hay siete modelos, que llevan diversos nombres, también autóctonos, Maimará, Apacheta, Teke, Amancay, Puna, Pasacana e Inti. Ana y Miguel las fabrican en tres tamaños: pequeña para niños de 4 a 8 años, mediana para niños de 8 a 12 y grande para quienes tengan de 12 en adelante, ya que soporta hasta 100 kilos. 
“No hay una igual a otra porque varían en las tonalidades del pelaje y las expresiones del rostro, que están pintados a mano. También en el tapizado y los adornos que les colocamos”, destacó Ana. 
Cada sillón está fabricado con madera de pino con terminaciones pulidas y bordes redondeados y es muy confortable porque lleva gomaespuma de 4 cm. “La pequeña tiene un peso ideal para que los niños puedan transportarla, sin dejar de ser resistente”, acotó Ana.
Esperanzados por la buena recepción del público la pareja se propuso posicionar su marca. “Todos nuestros productos son únicos y queremos ampliar el número de máquinas para industrializar los procesos”, señaló Ana, a quien el destino le depara la ardua y satisfactoria senda del emprendedurismo. 

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