En 2018 falleció Fatiga, un perrito callejero de La Merced que durante muchísimos años marcó presencia en las actividades religiosas, transformándose en una verdadera tradición en el Valle de Lerma.
De manera inexplicable, participó por más de una década de la peregrinación en honor al Señor y la Virgen del Milagro, y fue una figura infaltable durante las celebraciones religiosas de Sumalao.
El animalito de color blanco y canela, era el primero en llegar a misa los domingos cuando el cura párroco hacía repicar las campanas de la iglesia Nuestra Señora de La Merced. En los últimos tiempos se encontraba débil y anciano, pero no dejaba de acudir al llamado.
Nadie sabía qué lo llevaba a participar de la agenda litúrgica. Lo que más sorprende es que nadie lo llamaba. El solo se hacía presente y se sumaba a todas las manifestaciones de fe.
Si bien en esta localidad la conducta de Fatiga ya no sorprendía, no dejaba de llamar la atención de cuanta gente lo veía transitar por el atrio del templo, siempre respetuoso y sin molestar a nadie. Al finalizar el oficio religioso, el animalito desaparecía y retornaba a su continuo deambular por el pueblo, donde se había ganado el cariño de la vecindad.
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En 2018 falleció Fatiga, un perrito callejero de La Merced que durante muchísimos años marcó presencia en las actividades religiosas, transformándose en una verdadera tradición en el Valle de Lerma.
De manera inexplicable, participó por más de una década de la peregrinación en honor al Señor y la Virgen del Milagro, y fue una figura infaltable durante las celebraciones religiosas de Sumalao.
El animalito de color blanco y canela, era el primero en llegar a misa los domingos cuando el cura párroco hacía repicar las campanas de la iglesia Nuestra Señora de La Merced. En los últimos tiempos se encontraba débil y anciano, pero no dejaba de acudir al llamado.
Nadie sabía qué lo llevaba a participar de la agenda litúrgica. Lo que más sorprende es que nadie lo llamaba. El solo se hacía presente y se sumaba a todas las manifestaciones de fe.
Si bien en esta localidad la conducta de Fatiga ya no sorprendía, no dejaba de llamar la atención de cuanta gente lo veía transitar por el atrio del templo, siempre respetuoso y sin molestar a nadie. Al finalizar el oficio religioso, el animalito desaparecía y retornaba a su continuo deambular por el pueblo, donde se había ganado el cariño de la vecindad.
Esa extraña atracción por las actividades religiosas lo llevó a sumarse todos los años a la procesión con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que organizan los abuelos del hogar municipal de día “Angelina Beltrés de Di Pauli”.
"No sabemos cómo se enteraba este perrito de las diferentes fiestas. Solo se presentaba y acompañaba las procesiones que se organizaban en el pueblo", contaron los vecinos.
Fatiga es también fue figura relevante en las fiestas patronales de los barrios y parajes de la localidad. Tanto, que por iniciativa de la comunidad y de las autoridades municipales se erigió hace mucho tiempo un monumento en su honor en la plaza donde se encuentra la parroquia local. Es un verdadero homenaje en vida a este animalito que se transformó en un fenómeno, por su ternura y su forma especial de expresar una entrega total a los rituales religiosos. Fatiga se convirtió así en una leyenda.
Fue el artistas Pablo Farfán el encargado de esculpir en madera la figura de Fatiga, por pedido de la comuna. En el lugar, anualmente se realiza un desfile de mascotas, que en otros tiempos solía ser encabezado por el propio Fatiga.
Su figura también fue retratada en 2015 en un enorme mural ubicado en el puente de la rotonda de Limache. Allí, Fatiga fue inmortalizado caminando junto a un grupo de fieles para el Milagro. Este perrito se diferenciaba de sus congéneres peregrinos de otros puntos de la provincia, porque las luces capitalinas no lo encandilaban. No bien terminaba la procesión, regresaba de inmediato a La Merced, su pueblo natal y nada lo detenía.