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El gabinete de la banalidad

Domingo, 26 de septiembre de 2021 01:48

La literatura; siempre la literatura. O la historia. O ambas.

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La literatura; siempre la literatura. O la historia. O ambas.

La primera porque -entre otras cosas- tiene el rol de alertarnos sobre los posibles caminos por los que puede desviarse la realidad. En más o en menos; utopías o distopías. Y la historia porque, si bien es sabido que nunca nada se repite de la misma manera, al desconocerla, nos condenamos a remedarla una y otra vez; la parodia de la parodia de la tragedia original. Todo sigue como si nunca hubiéramos podido dejar de ser el puerto de contrabandistas que éramos en el 1800.

El problema surge cuando la realidad supera a la ficción más inverosímil o cuando la parodia ya no arranca ni una mueca de sonrisa. Cuando ya nos hemos descarriado demasiado.

Franz Kafka dijo "una jaula salió en busca de un pájaro". Qué coincidencia. Argentina salió, en cambio, en busca de una jaula.

El espanto cotidiano de vivir en Argentina

Pasan tantas cosas -todos los días- que intentar opinar sobre todos los temas, todos los abusos, contrasentidos y desatinos es literalmente imposible. No salimos de una noticia espantosa, un dicho burdo y surrealista o un desacierto barbárico que ya nos sacude uno peor.

 

Anestesiados vemos cómo tres menores golpean a un señor de 62 años para robarle el celular. El robo es desalmado per se, pero lo más terrible es la golpiza salvaje e innecesaria que le dan. Uno de ellos patea la cabeza del pobre hombre cuando éste está tirado en el piso, indefenso y lastimado.

Un acto que muestra un desprecio inconmensurable por la vida. Se sabe que quien no valora la vida ajena tampoco puede apreciar la propia. Y que un desprecio así por la vida -propia y ajena- no le es gratis al resto de la sociedad.

Pero tenemos la violencia naturalizada y, seguro, ni siquiera recordamos el incidente. Si recordamos la frase de la hoy exministra de Seguridad cuando dijo, con una liviandad rayana en la fragilidad moral más banal: "Suiza es más tranquilo, pero más aburrido".

¿Quién le enseñó a la señora antropóloga que seguridad y diversión son dos conceptos auto excluyentes? ¿Por qué debemos elegir entre diversión y seguridad? ¿Por qué dejamos que ideas anarco - progresistas propias de experimentadores sociales y de carentes morales nos definan como sociedad?

Pero Frederic se fue y en busca de "volumen político" ese nuevo eufemismo creado por los libretistas del gobierno y repetido hasta el hartazgo por todos los periodistas a sueldo del aparato oficialista asume el ministerio Aníbal Fernández.

El mismo que alguna vez dijera que no había problemas de seguridad en Argentina, sólo una "sensación de inseguridad".

El mismo que jamás pudo despegarse del triple asesinato de General Rodríguez ni del tráfico de efedrina; componente esencial para la producción de drogas de diseño. El mismo que alguna vez dijera que Argentina era un país de tránsito de la droga. La realidad desmiente al ministro.

Certificado de pobreza

En otro lugar, vemos a vecinos haciendo cola en una comisaría para obtener un "Certificado de Pobreza" emitido por la Policía de Tucumán, papel que luego sería canjeado por un Plan Social de haber votado por el gobernador. Hemos naturalizado tanto el clientelismo que no nos sorprende su indignidad. No vale la pena ahondar en las polémicas alrededor de Manzur; basta leer los diarios locales, regionales y nacionales. Que la ministra de la Mujer, Elizabeth Gómez Alcorta, sea querellante en una causa en su contra y, al mismo tiempo, ahora su subordinada, es apenas un detalle menor para este frecuentador serial de noticias bizarras. Como casi todos los señores feudales que gobiernan las provincias argentinas y para la gran mayoría de los barones del conurbano, algunos de los cuales ahora asumirán roles en el gabinete de Kicillof.

Un Estado fallido

Un mediocre limitado premiado con la Cancillería. Un ex - canciller que, ofendido, maltrata al país faltando a una reunión regional a la que debía asistir representándonos. Un profesor de gimnasia nombrado ministro de Educación. Alguien que alguna vez llegó a cruzarse a golpes de puños con el nuevo ministro de seguridad apuntado ministro de Agricultura y un Filmus sorprendido que completan un gabinete sin lustre, sin capacidad técnica ni idoneidad alguna; mucho menos prestigio. El "volumen político" brilla por su ausencia.

La historia muestra que una sociedad está tan empobrecida y desintegrada como los líderes que elige para gobernarla. Se dice que Calígula quiso nombrar cónsul y sacerdote a su caballo preferido, "Incitatus", para mostrar su desprecio hacia los senadores romanos. En Argentina, la casta gobernante mostró el desprecio que siente por la sociedad al nombrar a estos señores.

Federico García Lorca dijo en una entrevista dos meses antes de ser asesinado: "El optimismo es propio de las almas que tienen una sola dimensión: de las que no ven el torrente de lágrimas que nos rodea, producido por cosas que tienen remedio". No podemos ser optimistas cuando todo lo que he mencionado, todos estos hechos aparentemente inconexos y aislados pudieron ser evitados. Cuando todo lo que nos pasa puede ser evitado.
Pero, cuando se dice querer proyectar alguna luz sobre los problemas más serios del país y no se pronuncia ni una sola frase seria; cuando se dice estar preocupado por la realidad de las personas, pero se evita todo realismo y toda sensatez; es porque estamos más allá de toda salvación.
Argentina no “está condenada al éxito” como dijera otro bochornoso exponente de la política argentina. Por el contrario, de seguir así solo estamos condenados a seguir degradándonos y a seguir fracasando como sociedad y como país. Y hay que decirlo de una vez. Argentina es un Estado fallido. Aunque duela.

La venda en los ojos

“Execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista solo porque ama a su patria con una venda en los ojos”. Nuevamente Federico García Lorca.
Un país del cual nos podamos sentir orgullosos debe ser nuestra casa. Nuestro hogar. Un lugar donde prime la justicia. Donde el presidente de la Nación no cometa un delito y, con total impunidad se coloque por encima de la ley. La ley debe pareja para todos: “dura lex, sed lex”. Sin justicia no hay posibilidad de país.
Un país donde la política sea un instrumento para ordenar a la sociedad y donde nosotros -los ciudadanos- queramos y aceptemos ser ordenados. Y donde se entienda que ese ordenamiento debe buscar una equidad que debe ser total: educativa, sanitaria, económica y social. No nivelando para abajo y ocultando las diferencias. Creciendo todos que es algo muy distinto.
Pero el pájaro que busca una jaula perdió su compás moral y tergiversa todos estos derechos. Los retuerce sin romperlos hasta el punto de volverlos irreconocibles.

¿De qué soberanía me hablan?

Hablan de “soberanía sanitaria”, pero sufrimos 115.000 fallecidos y un plan de vacunación fallido. No tenemos aseguradas segundas dosis y no podemos dejar de preocuparnos cuando países exitosos en la gestión de las primeras olas de la pandemia hoy se ven en problemas para contener con eficiencia las nuevas variantes que siguen apareciendo. Esto, en parte al menos, pudo y debió ser evitado. Rechazaron vacunas que teníamos derecho a recibir configurando un acto criminal por el que todo este gobierno debe ser juzgado.
Hablan de “soberanía alimentaria” pero el Estado pagó por fideos el triple de lo que salían en los supermercados. Mientras tanto, Uruguay y los Países Bajos exportan más carne vacuna y más leche que nosotros. Y, cuando Brasil se ve obligado a suspender la exportación de carne a China por la aparición del “mal de la vaca loca”, Argentina no puede suplir el faltante por un cepo cárnico que el Gobierno se empecina en sostener “que no existe”.
¿Otra vez la percepción? Hay percepción de inseguridad. Percepción de cepos. Percepción de hambre. Nada de todo esto sucede en la realidad; nos dicen una y otra vez. Estamos equivocados. La realidad no es lo que nos pasa; es lo que ellos quieren hacernos ver y creer.
Dicen que la locura aparece cuando alguien deja de creer en sus sentidos. ¿Estaremos todos locos? ¿Buscarán hacernos enloquecer?
Hablan de “producción nacional” mientras el Presidente visita en persona a Laura Silva, una encantadora emprendedora que produce mermeladas. Es maravilloso lo que ha logrado la señora, pero si el Presidente cree que haciendo mermeladas vamos a sobresalir en un mundo que hoy produce carne en laboratorios e imprime churrascos en impresoras 3D, entonces su discapacidad intelectual es alarmante y su ignorancia sobre el mundo de la nueva producción es supina.
Hablan de “soberanía monetaria” pero el peso no vale ni el papel en el que está impreso y valen más las monedas por su peso a granel que por su valor nominal.
Hablan de “soberanía educativa” pero hay chicos en Chaco que tienen que ir al colegio acarreando sus propias sillas.
Hablan de soberanía, pero tenemos un 50% de pobreza; un 30% de desempleo; un 46% de precarización e informalidad; el 70% de nuestros chicos están por debajo de la línea de pobreza y el 80% de la población del país sufre de alguna forma de carencia.
Hablan de democracia, pero de la democracia reconquistada en 1983 solo nos ha quedado el “ritual electoral”. Del resto solo la cáscara; no mucho más. Es hora de entender que tener elecciones no es igual a democracia y que cleptocracia, autocracia e ineptocracia tampoco son formas de gobierno válidas. Solo son formas autoritarias y pervertidas de ejercer el poder.
Todo lo que nos pasa es evitable como dijo Federico García Lorca. Solo que no hacemos nada por evitarlo.
Tengo que confesarlo, aunque me duela decirlo: no me siento orgulloso de Argentina ni de ser argentino. No es mi casa. No la siento mi hogar. Es un lugar tóxico que nos está pauperizando social, económica e intelectualmente.
Somos ese pájaro que busca una jaula donde vivir enjaulado.
Quejándose de su propia elección.
 

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