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El euro está hecho de algodón transgénico

La incongruencia europea frente a la Biotecnología no deja de sorprender.  
Sabado, 29 de enero de 2022 18:35


Pese a llevar años prohibiendo el cultivo de variedades transgénicas (salvo el cultivo de maíz Bt, que se da en España y Portugal), permite la importación de más de 100 variedades transgénicas. El sector agrario europeo rechaza esta postura, ven cómo se les prohíbe sembrar unas semillas cuya producción después entra en nuestro mercado a competir en igualdad de condiciones. Los agricultores no entienden por qué son variedades seguras para su cultivo fuera de Europa pero no dentro.

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Pese a llevar años prohibiendo el cultivo de variedades transgénicas (salvo el cultivo de maíz Bt, que se da en España y Portugal), permite la importación de más de 100 variedades transgénicas. El sector agrario europeo rechaza esta postura, ven cómo se les prohíbe sembrar unas semillas cuya producción después entra en nuestro mercado a competir en igualdad de condiciones. Los agricultores no entienden por qué son variedades seguras para su cultivo fuera de Europa pero no dentro.

Uno de los ejemplos más señalados es la del algodón. En la Unión Europea está prohibido el cultivo de cualquier algodón biotecnológico, pese a que agricultores europeos (especialmente españoles) llevan años pidiendo acceso a estas variedades para rescatar este cultivo. Pese a su prohibición de cultivo, la Unión Europea importa su algodón de países donde prácticamente toda la producción es transgénica. El uso más sonado de este algodón transgénico importado es el de la elaboración de los billetes de euro.

Pese a que otras monedas usan para la elaboración de sus billetes materias muy diversas, los billetes de euro están hechos totalmente con algodón, consiguiendo una mayor durabilidad y una mayor dificultad para la falsificación. El Banco Central Europeo (BCE) importa casi la totalidad del algodón que utiliza para la elaboración de billetes de los Estados Unidos, país en el que prácticamente el 100% del algodón es transgénico.

La Unión Europea mantiene un doble rasero ante los transgénicos, impidiendo su cultivo pero aprobando la importación de numerosas variedades, privando así a sus agricultores competir en igualdad de condiciones en un mundo cada vez más globalizado. 
 

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