Cuatro policías de Salta serán juzgados desde el miércoles que viene por el homicidio de un joven, que en agosto de 2019 fue detenido y golpeado por el supuesto robo de una mochila y un teléfono celular, ocurrió en la capital de esta provincia y el tema conmocionó e indignó a gran parte de la sociedad norteña.
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Cuatro policías de Salta serán juzgados desde el miércoles que viene por el homicidio de un joven, que en agosto de 2019 fue detenido y golpeado por el supuesto robo de una mochila y un teléfono celular, ocurrió en la capital de esta provincia y el tema conmocionó e indignó a gran parte de la sociedad norteña.
Se trata del oficial auxiliar Ricardo José Antonio Llaves, los cabos Ricardo Ezequiel López y Lucas Maximiliano Ozuna, y el sargento ayudante Jorge Antonio Olea. Los efectivos están imputados por el delito de "homicidio culposo en concurso ideal con vejaciones calificadas" en perjuicio de Cristian Exequiel Gallardo (23), y el juicio comenzará el próximo miércoles a las 15 en la Sala IV del Tribunal de Juicio.
La audiencia de debate se desarrollará con tribunal colegiado integrado por los jueces Roberto Faustino Lezcano, como presidente, y los vocales Maximiliano Troyano y Norma Beatriz Vera. El proceso continuará los días 21, 22, 25, 26 y 27 de abril a las 12; el 28 y 29 de abril a las 15; y el 2 y 3 de mayo, a las 15.
Gallardo falleció el 26 de agosto de 2019, luego de ser detenido por la supuesta sustracción de un teléfono celular y una mochila en la vía pública. Los cuatro acusados se desempeñaban como personal policial y habrían participado de la detención y su traslado.
En noviembre de 2020, el fiscal penal 3 de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, Gustavo Torres Rubelt, requirió juicio ante el Juzgado de Garantías 7 para los cuatro efectivos policiales.
Durante la intervención policial, dos de los jóvenes sospechosos de haber perpetrado el robo huyeron por los techos de una vivienda del barrio Finca Independencia, de la zona sudeste de la capital salteña, mientras que Gallardo fue hallado oculto en un lavadero.
En su poder encontraron un arma blanca con la que habían atacado al damnificado y el teléfono celular que le habían sustraído.
Gallardo se resistió a su detención, por lo que forcejó con los efectivos que procuraban sacarlo del inmueble, y sufrió golpes de puño a la altura del abdomen y en otras partes del cuerpo. Luego, el joven fue trasladado en la caja cubierta del móvil policial, donde lo pusieron boca abajo, esposado, y donde continuaron aplicándole trato riguroso, tras lo cual lo llevaron a una dependencia.
En ese marco, el detenido comenzó a tener dificultades para respirar, lo que motivó el pedido de una ambulancia, cuyos profesionales constataron al llegar que Gallardo se encontraba muerto. El informe de la autopsia confirmó que el deceso se produjo por isquemia aguda de miocardio, lo que fue corroborado por los profesionales médicos que integraron la Junta que realizó la necropsia en forma posterior.
En un primer momento desde la institución policial sembraron dudas acerca del accionar policial, sin embargo el proceso investigativo y las pruebas recabadas pusieron en el ojo de la tormenta a los cuatro imputados.