La minería es una actividad esencial para la economía global; la demanda de minerales crece al mismo tiempo y al mismo ritmo en que avanza la tecnología y aumenta el nivel de producción primaria e industrial, el comercio y los servicios.
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La minería es una actividad esencial para la economía global; la demanda de minerales crece al mismo tiempo y al mismo ritmo en que avanza la tecnología y aumenta el nivel de producción primaria e industrial, el comercio y los servicios.
La generosa geología argentina ofrece a su vez un enorme potencial de desarrollo minero, especialmente para las provincias del Noroeste.
Para Salta, en particular, el cobre, el oro y el litio plantean un horizonte de desarrollo económico de límites incalculables. Para capitalizar semejante patrimonio, nuestra provincia necesita sostener las políticas de Estado que garanticen previsibilidad para las enormes inversiones a largo plazo que demanda la actividad.
Esas políticas de Estado dependen en gran medida de los sucesivos gobiernos nacionales, que deben asumir y comprometerse con el valor estratégico de esta producción. La diferencia actual que existe entre la producción minera de Chile y Argentina, que comparten la misma cordillera, radica justamente en el rol que todos los gobiernos asignaron a la producción cuprífera.
Pero esto no solo es responsabilidad de la administración central. Las provincias, por medio de sus gobernadores y legisladores, deben actuar con mucha firmeza en la defensa de sus legítimos intereses.
Unos y otros deben actuar con profesionalismo y responsabilidad cívica en la administración financiera, tributaria, laboral y ambiental. Y deben generar estrategias educativas para garantizar la disponibilidad local de técnicos tanto en la actividad minera propiamente dicha como en el suministro de insumos.
En enero de este año, Argentina exportó minerales por US$ 226.910.000 en enero, que representaron un crecimiento del 20,1% respecto al mismo mes de 2021. Los precios de estos recursos están en alza a nivel mundial y esa tendencia se mantendrá por mucho tiempo según todas las previsiones. Salta exportó en ese mes US$ 26.100.000 de dólares, lo que representó el 11,5 % del total nacional y el 40,7% de lo exportado por la provincia en ese mes.
El 80% de esas exportaciones se queda en el país.
Todas las proyecciones técnicas muestran a Salta con un potencial suficiente como para convertirse, con Jujuy y Catamarca, en el principal polo minero de la Argentina.
Pero es imprescindible un salto cualitativo hacia el desarrollo. Los indicadores de pobreza y desempleo hablan por sí solos.
Las claves del desarrollo, en todo el mundo, pasan por la inversión, la infraestructura, la generación de empleo, la educación y la incorporación de tecnología.
Se trata de una tarea compartida por el Estado, la investigación científica y la empresa.
Salta tiene tres bases de sustentación para su economía: el agro, la minería y el turismo. Pero para aprovecharlas no basta con una espera inercial: la producción debe ajustarse a las exigencias tecnológicas, sociales y ambientales que impone la dinámica del mundo. Salta y el país deben modernizarse no solo para que todos vivamos mejor, sino para consolidar su soberanía. Ayer se celebró el Día de la Minería en homenaje a la primera ley de fomento minero sancionada el 7 de mayo de 1813 por la Asamblea Constituyente, a propuesta de la Junta de Gobierno.
El Tribuno, convencido del rol de la actividad, le dedicará su ciclo multiplataforma "Hablemos de lo que viene", con paneles y presentaciones de especialistas que podrán seguirse en vivo y en directo a través de la página web, además de una jornada de debate que se realizará el jueves 12 en el Centro de Convenciones.
La pandemia de COVID-19, los efectos planetarios de la invasión de Rusia contra Ucrania y las permanentes oscilaciones de la economía mundial han puesto de manifiesto la interdependencia en el mundo contemporáneo. Cada país y cada provincia deben conducirse en función de los derechos de sus habitantes sin devaneos ideológicos ni frivolidades demagógicas. La Argentina pasó de las vaquerías y la cría de mulas en el siglo XIX a convertirse en una potencia agroexportadora. Pero no ha podido sumarse a la Cuarta Revolución Industrial. Para todos los salteños, dar un golpe de timón con la mirada en el futuro es un compromiso con las futuras generaciones.