Más de 130 niños se incorporaron días atrás al primer año de catecismo en la parroquia San José, de Cerrillos, en vistas de su Primera Comunión. Las actividades se encuentran a cargo de ocho catequistas, más las coordinadoras.
Previamente, en marzo comenzaron las clases para el centenar de chicos que cursa el segundo y último año. Se trata del primer paso en la instrucción de la doctrina cristiana. Sin dudas, esta preparación moviliza a una comunidad que se caracteriza por su profunda tradición Católica Apostólica Romana. A ellos hay que sumar, quienes se preparan para dar el paso de la Confirmación.
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Más de 130 niños se incorporaron días atrás al primer año de catecismo en la parroquia San José, de Cerrillos, en vistas de su Primera Comunión. Las actividades se encuentran a cargo de ocho catequistas, más las coordinadoras.
Previamente, en marzo comenzaron las clases para el centenar de chicos que cursa el segundo y último año. Se trata del primer paso en la instrucción de la doctrina cristiana. Sin dudas, esta preparación moviliza a una comunidad que se caracteriza por su profunda tradición Católica Apostólica Romana. A ellos hay que sumar, quienes se preparan para dar el paso de la Confirmación.
De esta manera, más de 250 chicos de la zona urbana y rural, juntos a sus padres, se movilizan todos los fines de semana en la iglesia local, que se encuentra bajo la responsabilidad del sacerdote Pablo Romero.
Vale la pena recordar, que la Primera Comunión es la celebración de la Iglesia, en la que el niño y la niña participan por primera vez en el sacramento de la Eucaristía. “La Eucaristía, en tanto, fue instituida por el Cristo en la Ultima Cena, cuando en presencia de sus discípulos, convirtió el pan y el vino en su mismo cuerpo y sangre, y se lo dio a comer”, explica la doctrina.
Comulgar por primera vez supone integrar al niño en la vida cristiana adulta. Coincide con un cambio de etapa en su proceso de maduración humana. “En el transcurso de desarrollo del niño, va siendo consciente de sí mismo y empieza a desarrollar un cierto sentido crítico. Aunque necesite de la presencia continua de los padres, ya es capaz de ir tomando algunas decisiones por sí mismo y la primera comunión es un primer gran paso en su religión”, explican los especialistas.
La Primera Comunión, es descripta en los campos sociológico y antropológico como una ceremonia que congrega diferentes significados, desde la cuestión de la infancia, de una práctica personal, como de un rito sagrado, repleto de costumbres y creencias que marcan un cambio en la familia. “Se destaca como una gran fiesta religiosa de integración cultural cargada de símbolos, gestos, valores y normas y otros ritos antropológicos insertos en cada cultura, alcanzando hasta los que no son participantes de la fe católica. Los católicos la utilizan como un ritual de pasaje a una nueva etapa en la vida de los niños y también de la familia”, explica un estudio de Martin-Fugier.
Más allá de lo estrictamente religioso, la Catequesis moviliza gran parte de la infancia local, que los sábados colma las aulas parroquiales y participan de la ceremonia de la misa, entre otras actividades.