Qubic es una colaboración internacional con la que universidades, institutos de investigación y centros tecnológicos de Francia, Italia, Reino Unido, Irlanda, Estados Unidos y Argentina se propusieron probar empíricamente la teoría de la inflación cósmica del Big-Bang.
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Qubic es una colaboración internacional con la que universidades, institutos de investigación y centros tecnológicos de Francia, Italia, Reino Unido, Irlanda, Estados Unidos y Argentina se propusieron probar empíricamente la teoría de la inflación cósmica del Big-Bang.
Con ese objetivo más de 150 profesionales del campo técnico y científico articularon esfuerzos desde 2016, en los seis países, para concebir un telescopio de microondas capaz de rastrear la huella que dejó la Gran Explosión en el instante inicial de la inflación cósmica, ocurrida hace unos 14.000 millones de años atrás.
Ese singular instrumento de cosmología experimental es Qubic, el interferómetro bolométrico que llegó a Salta en julio de 2021 desde París (Francia) y que está siendo preparado en la sede regional de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) para su montaje definitivo en el cerro Vecar, de Alto Chorrillos, a casi 5.000 metros sobre el nivel del mar. El sitio, localizado a unos 200 kilómetros en línea recta de la localidad de San Antonio de los Cobres, tiene terminadas las obras fundacionales del recinto que albergará al sofisticado instrumental que, por estos días, se calibra tomando a la Luna como fuente referencial de las mediciones.
El traslado y la instalación del telescopio Qubic en la Puna salteña están programados para el 22, 23 y 24 de noviembre de este año. Así lo adelantaron ayer a este diario Raúl Horacio Luterstein, referente del área de comunicación de la regional NOA de la CNEA; Cristian Rodríguez de la Villarmois, un ingeniero en electrónica e investigador del Conicet que se desempeña en el laboratorio de integración del proyecto Qubic, y Elia Stefano Battistelli, doctor en astrofísica de la Universidad de Roma La Sapienza que dirige la puesta a punto en las instalaciones que erigió el Instituto de Tecnologías en Detección y Astropartículas (ITeDA) en la zona norte de la capital salteña. "El universo fue oscuro hasta unos 300.000 años después del Big-Bang. Con Qubic podremos intentar ver lo que no se ve, es decir, el período cuando el universo era oscuro u opaco. Queremos conocer lo que pasó en los primeros momentos después de la Gran Explosión", explicó el científico italiano.
Batistelli, un milanés de 49 años, es un experto en astropartículas que trabajó en colaboraciones internacionales de cosmología experimental concretadas en la Antártida y en el desierto Atacama (Chile). Consultado sobre su vocación, resumió: "Siempre me gustaron las materias científicas. Tuve un profesor que me guió y motivó para estudiar los fenómenos que no se pueden tocar, aquellos que están alejados en distancia y en el tiempo. Por eso me especialicé en astrofísica", acotó.
Por su parte, Luterstein remarcó que "Qubic es viajar a los orígenes del tiempo y del espacio. Nada es imposible", remarcó, tras destacar que el proyecto que pondrá a Salta en la vanguardia de la astronomía mundial "también tiene una importante arista social de divulgación" en la búsqueda de integrar al turismo científico en la zona de San Antonio de los Cobres" Luterstein resaltó, además, que la colaboración internacional "ha dado un nuevo impulso a la Regional Noroeste de la CNEA"
Rodríguez, a su vez, marcó el relieve del proyecto cosmológico a través de su vivencia profesional en el laboratorio de integración. "Cuando me tocó abrir el embalaje del instrumento sentí mucha satisfacción, luego de tanto tiempo de preparación para su llegada, Y un desafío profesional de tener esta oportunidad y la responsabilidad que me habían otorgado", Recalcó que "la mayor satisfacción fue haber logrado que en estos momentos el instrumento esté funcionando y haber reproducido las condiciones de ensamblado mecánicas, eléctricas y electrónicas con las que estuvo en Francia antes de ser enviado a la Argentina. Y esto se logró al contar con un gran equipo operativo internacional y nacional".
Los astrofísicos saben lo que ocurrió después de unos 300 mil a 400 mil años después del inicio del Big-Bang, o Gran Explosión, cuando la materia se desacopló de la energía y los fotones comenzaron a viajar libremente. Las huellas de lo que ocurrió antes están en la radiación del fondo cósmico. Precisamente lo que se intentará detectar desde la Puna salteña con Qubic es la polarización de esa radiación. Esta todavía no se descubrió empíricamente, porque se requieren sistemas muy sensibles y complejos para detectar la pequeña cantidad polarizada con modos B (los indicios de la expansión ultrarrápida que tuvo el universo en los instantes iniciales, de acuerdo con la aceptada teoría de la inflación cósmica) y evitar que otras señales interfieran sobre los sensores del instrumental.
Por esto los componentes internos del telescopio de microondas están encerrados dentro de una carcasa cilíndrica que las mantiene a temperaturas muy bajas. El criostato (tal su denominación técnica) tiene de 1,8 metros de alto y 1,6 metros de diámetro. Esa carcasa protege y mantiene al telescopio a -269´C y a los sensores a una temperatura incluso más baja (-273§C). Dicha temperatura, cercana al cero absoluto, permitirá captar las pequeñas fluctuaciones de temperatura producidas en los sensores por radiación del fondo cósmico. A su vez, en Altos Chorrillos, el criostato y su montura serán albergados por un domo que se abrirá para las observaciones.
Un sitio ideal
Referentes científicos del proyecto Qubic señalaron a Alto Corrillos como sitio ideal para proyectos de astronomía y cosmología experimental.
A casi 5 mil metros de altura, el lugar donde operará el telescopio Qubic es un ambiente con bajo contenido de vapor de agua y buena calidad atmosférica, condiciones óptimas para este tipo de observaciones.
De hecho, muy cerca de allí está el sitio cero del proyecto LLAMA, el emprendimiento científico más importante del Mercosur, que insólitamente tiene los componentes de uno de los mayores radiotelescopios del Cono Sur abandonados a su suerte desde los primeros meses de 2018, cuando las piezas de la megaantena arribaron a Alto Chorrillos tras un largo y accidentado viaje que arrancó en Alemania. Una empresa tecnológica germana, Vertex, fabricó el radiotelescopio para la Puna salteña con financiamiento brasileño. El aporte comprometido por Argentina para la instalación de LLAMA sigue pendiente.