¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

26°
26 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Un plan para un plan

Viernes, 22 de julio de 2022 02:08

La política argentina no tiene agenda. Dejando de lado las urgencias procesales que no sirven para esbozar un plan de gobierno, el resto es un dejarse llevar por el huracán de la coyuntura e ideas viejas.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La política argentina no tiene agenda. Dejando de lado las urgencias procesales que no sirven para esbozar un plan de gobierno, el resto es un dejarse llevar por el huracán de la coyuntura e ideas viejas.

Los desafíos del país no se resuelven buscando chivos expiatorios; menos transfiriendo las responsabilidades por los desmadres propios del Ejecutivo en otros poderes de la Nación.

Tangentes como la ley de medios, las retenciones al campo o el neoliberalismo de grupos concentrados son conejos sin galera que ya no engañan a nadie.

Hace falta un plan con una ontología compuesta de un marco y tres dimensiones temporales: el corto, el mediano y el largo tiempo histórico de Fernand Braudel, como tradición, acción y proyecto, respectivamente.

El marco de referencia que fije los límites de actuación de un gobierno no puede ser otro que la Constitución. Algunos denostaron a Yrigoyen cuando dijo que su plan de gobierno era la ley fundamental. Visto a la distancia, fue de un enorme valor y ojalá se hubiera respetado durante los casi cien años que siguieron a su derrocamiento: es un proyecto de vida en común que encuadra las polémicas e impide las sandeces disfrazadas de originalidades.

Habiendo aclarado lo obvio (que no es tan obvio), ahora las acciones. Su núcleo debe ser la plataforma de los consensos. Ni Moncloa ni leyes de emergencia. Hace falta más normalidad y menos excepcionalidad, con un plan concreto frente a los límites que a toda velocidad imponen los hechos.

Se debe empezar por el futuro, porque sin proyecto no hay esperanza. Argentina tiene una oportunidad histórica para ser protagonista del cambio de matriz energética mundial: recursos convencionales para satisfacer las necesidades presentes y no convencionales para materializar la migración energética, desde el litio, radiación solar, corredores eólicos y amplias zonas costeras con disponibilidad hídrica, esenciales para el hidrógeno verde. Y una misión histórica de alimentar el mundo, con la séptima geografía del planeta, la capa de humus más extensa y potencial ganadero suficiente. Hay que establecer el marco normativo y liberar las fuerzas productivas.

La coyuntura, de su lado, no se resuelve ni con buena voluntad ni con la amenaza de la ley de defensa de la competencia o la de abastecimiento.

El punto de partida es comprender que el déficit no es gratis, en algún momento se paga y con creces. Sea la energía, sean las jubilaciones improcedentes o los subsidios sociales. Desde este lugar actuar en una transición a la baja, conteniendo y sin sumar más ideas locas.

El mediano tiempo histórico es el respeto a las instituciones como modo de ejercer el poder, una forma de vida que todos tenemos que aprender, pleno de potencia más que de debilidad.

El fin de la prepotencia y los golpes abyectos en la mesa. Más que ideologías, hacen falta ideas debatidas y aceptadas. Ante tanta molicie conceptual, es menester un plan de la oposición, claro y bien explicado, porque un año y medio está a la vuelta de la esquina y la paciencia tiene límites

 

PUBLICIDAD