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17 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Vender comida saludable funciona: un caso de éxito

Pasaron 13 años desde que Mercedes San Millán puso en marcha Comé Sano, una pyme con la que buscaba influir de manera positiva en la vida de sus clientes.
Jueves, 04 de agosto de 2022 00:00

Hace 13 años Mercedes San Millán puso en marcha su sueño, uno con el que buscaba que su medio de vida genere a la vez un cambio positivo en la vida de las personas a las que llegue.

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Hace 13 años Mercedes San Millán puso en marcha su sueño, uno con el que buscaba que su medio de vida genere a la vez un cambio positivo en la vida de las personas a las que llegue.

Así nació Comé Sano, una empresa de alimentación que hoy puede ser conocida por la gran mayoría de los salteños, con venta al público, servicios a colegios y empresas y planes saludables para pacientes, pero que tuvo sus inicios en la cocina de una casa, donde solo se preparaban ensaladas porque no contaban con las herramientas para vender bandejas de alimentos con cocción.

Vender 30 bandejas diarias era motivo de celebración. Hoy multiplicó varias veces esa cifra con sus distintos clientes.

"En mis inicios, la forma de comunicarme con mis clientes era mandar un mail a mis contactos, con una frase en particular y la ensalada del día". Así empieza Mercedes su relato para El Tribuno sobre su Pyme, que hoy está afianzada.

Por aquellos tiempos, la emprendedora se entera de que había una convocatoria de microcréditos de la Fundación Impulsar: "Éramos en la competencia una masajista, una peluquera y yo; y había que presentar un proyecto a un comité. Yo quería el anafe".

"No recuerdo el monto exacto, pero eran unos 3 mil pesos, que era un número para ese entonces; ellos te prestaban ese crédito y te daban un mentor que te enseñaba cómo devolver las cuotas, como hacer crecer tu negocio", recuerda Mercedes y destaca que esta mentoría le vino muy bien porque "yo estudié nutrición en la Unsa y solo entendía de calorías...".

Gracias al crédito, lograron acceder al anafe y empezaron a preparar comidas calientes. "Ahí entró la nutricionista y también mandaba los planes a un médico gastroenterólogo".

A partir de ese momento el local se instaló en Leguizamón esquina Alvear, y empezó a crecer cada vez más el negocio. "De ensaladas pasamos a sumar comidas calientes y también las dietas con seguimiento nutricional", explicó Mercedes.

Explica además que "la elección del nombre Comé Sano, surgió a partir de mi deseo de que mi empresa y la comida que preparábamos impacte en la sociedad, que impacte de un modo positivo, que el nombre hable un poco del producto", cuenta Mercedes.

Después de un tiempo surgió la oportunidad de brindar el servicio de almuerzo en el Colegio Santa María, el primer colegio que atendieron. Luego se sumarían el Dante Alighieri y el San Isidro. Y hoy están también con el Magnus. "Entramos en los colegios en una edad ideal de los chicos porque pretendemos que aprendan a comer, pensando a futuro para que después no sean pacientes de Comé Sano", cuenta Mercedes.

Y un día, la pandemia

La pandemia por COVID-19, que cruzó transversalmente las vidas y actividades de todo el mundo también impactó en la historia de Comé Sano.

"La pandemia fue terrible para nosotros porque desaparecieron los servicios a los colegios y las empresas que empezaron a hacer home office", recuerda Mercedes pero destaca que en ese momento "la política de la empresa fue no despedir a nadie".

"Lo fuerte es que apareció una nueva cartera de clientes y pudimos cumplir con todo lo que era dieta. Además pasó a tomar mayor relevancia el paciente, el que estaba con insulina, con quimio, divertículos o hipertensión... Ni un día le fallamos, porque al traer el personal que estaba designado para otros servicios que se habían interrumpido, si alguien del equipo se enfermaba nos íbamos cubriendo", detalló.

La pandemia trajo además una nueva cartera de clientes que fue el adulto mayor. "Ellos tenían un prejuicio a comer en una casa de delivery o tenían el servicio doméstico que les cocinaba. A muchos, los hijos al principio les compraban la comida pero con el tiempo se empezaron a cansar", cuenta la titular de Comé Sano.

Explica que "esa nueva cartera de clientes a nosotros nos ayudó a sostenernos en la pandemia, que era un público sano, pero mayor y lo bueno de esto es que muchos se quedaron, porque vieron que podían tener variedad de comidas".

Luego, la pandemia empezó a dar paso a la nueva normalidad y volvieron los empleados a las empresas y con ellos los servicios de Comé Sano.

"Luego de la pandemia, las empresas empezaron a tomar a Comé Sano como un agregado de valor para su recurso humano, y logramos nuevos clientes en el Parque Industrial", señala Mercedes.

Hoy, el servicio de Comé Sano llegó también a la Puna, a través de una minera con explotaciones en la zona. Y también lograron adjudicar el servicio en la confitería de la Universidad Católica de Salta (Ucasal): "Y ahí tuvimos que aprender, porque es servicio en mesa, es confitería".

Equipo estable desde los inicios de la pyme

Desde el arranque de Comé Sano, Mercedes San Millán armó un equipo de trabajo que se mantuvo en el tiempo y fue incorporando nuevos miembros a medida que la demanda de los clientes por sus productos crecía. 
“En gastronomía lo lindo es que siempre se necesita la mano del ser humano, si bien se pueden optimizar otras cosas con tecnología, el crecimiento viene de la mano del personal, porque se necesita producción y se necesita atención. Es producto y es servicio”, remarca Mercedes. 

   Mercedes San Millán, fundadora de Comé Sano.
 

La titular de Comé Sano se enorgullece de que “la mayoría de los que empezaron conmigo continúan. Mi orgullo es que el que entra, se queda”.

Movilidad interna

“Algunos comenzaron como cadetes y se los capacitó y cambiaron de área; tenemos gente de escuelas de cocina, familiares y recomendados”, enumera la empresaria.
Manifiesta además que “a nosotros nos conviene que el empleado se quede porque aprende mucho, como es dietoterapia aprenden mucha técnica”, explica. 
Finalmente, Mercedes cuenta que en el staff “son 28 personas. La cadetería, como es parte de mi servicio, también está dentro de mi gente. Algunas cosas se tercerizan, pero tengo chicos que ya son parte de la empresa hace bastante”, concluyó. 
 

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