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Brian Tolaba: potrero, hambre de gloria y noble sueño de grandeza

El valor salteño de 17 años mutó de una infancia plagada de obstáculos y sacrificios a codearse con los mejores juveniles del país en Atlético Tucumán. "Mi sueño es sacar a mi mamá del barrio", confesó.
Domingo, 11 de septiembre de 2022 01:39

Brian Tolaba, a sus 17 años, si bien hoy disfruta de las mieles de una institución modelo como Atlético Tucumán, con sus campos impecables y su estructura de gigante, aún guarda en sus retinas las tardes de potrero, de rostro llagado por el sol, de rodillas descascaradas y cancha de tierra en su humilde barriada de Juan Manuel de Rosas, de los torneos Cebollitas, o de su viejo club Sanidad, allí donde fue feliz y vivió alejado de los malos hábitos.

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Brian Tolaba, a sus 17 años, si bien hoy disfruta de las mieles de una institución modelo como Atlético Tucumán, con sus campos impecables y su estructura de gigante, aún guarda en sus retinas las tardes de potrero, de rostro llagado por el sol, de rodillas descascaradas y cancha de tierra en su humilde barriada de Juan Manuel de Rosas, de los torneos Cebollitas, o de su viejo club Sanidad, allí donde fue feliz y vivió alejado de los malos hábitos.

Hoy, Brian acuna un sueño, que va más allá del de cualquier changuito que prácticamente haya nacido con una pelota bajo la suela. Ni un grande, ni la Selección, ni Europa. El sueño de Brian es mucho más simple: sacar a su mamá Mirtha, a su papá Andrés, y a la mayoría de sus siete hermanos, de la pobreza, del barrio, de la inseguridad, de la marginalidad y la precariedad.

Brian hoy va camino a esa concreción, no se rinde y supo aprovechar la primera parada del tren de las oportunidades: la que le brindó su hermano mayor, hoy abocado a la preparación física, quien a través de un contacto le consiguió una prueba soñada en Atlético Tucumán. Tras la primera evaluación, llegó la aprobación y la pertenencia, y luego la ‘pensión‘, aquel peldaño que convierte a un jugador de inferiores en un recurso a cuidar en un club.

Brian Tolaba llegó a mediados de 2021 a su primera prueba en el decano tucumano, y seis meses después se transformó en un pensionado y en un titular indiscutido en la sexta división, en la que se codea con todos los clubes grandes de AFA, y en un recurso que comenzó a ser utilizado a la Reserva, el paso previo a Primera.

Y superó la frustración que vivió en la pandemia, cuando le tocó una prueba en Huracán que le gestionó también su hermano. Allí superó las primeras expectativas, pero la crisis cerró los clubes y se tuvo que volver a Salta desilusionado.

Pero de un día para el otro, su gran oportunidad en la cantera del actual líder del fútbol argentino le llegó mientras jugaba en San Martín, en el Anual liguista salteño. Y si bien el desarraigo pesó al comienzo, las buenas no tardaron en llegar.

De un día para el otro, Brian tuvo que cambiar su estilo de vida: de ir al colegio por la mañana, entrenar por las tardes y dedicarle tiempo a su familia, a sufrir el desarraigo, dejar el colegio y a sus seres queridos, pero todo por un sueño.

‘El cambio era muy difícil para mí, no ver a mi mamá, a mis hermanos, de tener una familia numerosa que siempre estuvo conmigo cerca, a estar solo, ir cada dos meses a Salta. Me costó muchísimo, pero mi familia y mi sueño del fútbol fueron mi motor para seguir acá‘, le contó el joven salteño a El Tribuno, quien convive en la pensión de la institución tucumana con 25 chicos, de Salta y del interior de Tucumán, de Catamarca y de Formosa. Y todos ellos se retroalimentan cuando la nostalgia comienza a aflorar.

Brian, quien en sus inicios en Sanidad y San Martín fue lateral izquierdo, y hoy es zaguero central inamovible y con gran proyección para saltar a Reserva de Atlético, la tuvo que pelear en el seno de una familia donde nada sobra, donde falta el mango, y donde el amor, el apoyo, la contención y el acompañamiento de un padre albañil y una madre que oficia de niñera para llevar el pan a la mesa, fueron fundamentales. ‘Mi familia me apoya muchísima e influye en el día a día, sobre todo mi mamá, que está para todo, es la responsable de que yo y mis hermanos persigamos un sueño, ‘, confesó el salteño que adoptó el popular club de la vecina provincia.

‘El cambio fue muy rotundo: de tener pocos materiales para entrenar, malos pisos, malas condiciones y competencia, a un cambio grande en lo físico y los entrenamientos‘, relató su proceso de adaptación a un club grande.

Brian les dejó un mensaje a aquellos juveniles salteños que creen que nunca les llegará una oportunidad: ‘Les digo que no bajen los brazos, que entrenen todo el día, incluso el entrenamiento de una hora y media que pueden tener con su club no basta para mejorar, que el gimnasio ayuda muchísimo, que lleven una vida sana. Y que sepan que siempre hay alguien viéndolos desde afuera‘.

‘Mi sueño es vivir de esto, ser jugador profesional, y darle a mi mamá todo lo que se merece por ser tan buena madre conmigo, sacarla del barrio y que viva una vida de lujo, la que ella se merece‘, concluyó el valor local.
 

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