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No hay paraíso sin infierno

Martes, 06 de septiembre de 2022 01:46

En un mundo unificado, cada vez son más las organizaciones mundiales que de distintas maneras, intervienen en las políticas de los países que lo conforman. En esta dinámica, llaman la atención los focos en los que las mismas hacen hincapié, como asimismo, los que desestiman. Por ejemplo, cuesta comprender cómo es posible que sigan existiendo los paraísos fiscales, realidad tan visibilizada hoy por el periodismo de investigación.

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En un mundo unificado, cada vez son más las organizaciones mundiales que de distintas maneras, intervienen en las políticas de los países que lo conforman. En esta dinámica, llaman la atención los focos en los que las mismas hacen hincapié, como asimismo, los que desestiman. Por ejemplo, cuesta comprender cómo es posible que sigan existiendo los paraísos fiscales, realidad tan visibilizada hoy por el periodismo de investigación.

El mayor porcentaje de los fondos de estos paraísos, tienen su origen en una corrupción a gran escala, en el narcotráfico, en regímenes totalitarios, entre otros. Es decir, aberraciones que implican el sometimiento de muchos pueblos a la miseria, una miseria existencial e integral; constituyen fondos que llevan a tocar fondo a los pueblos.

Indudablemente, la lucha contra la pobreza, tan proclamada por la Agenda 2030, hallaría una pieza clave combatiendo dichos paraísos desnudos de información en relación al origen de sus fondos. Pero la verdadera batalla no se lleva a cabo y las consecuencias de ello son terribles. ¿Será que ciertas elites políticas y financieras se benefician, hacen uso de ellos?, ¿A quiénes preservan y refugian estos paraísos? Se torna inevitable cuestionarlo frente a la arbitrariedad de las agendas mundiales, que se inmiscuyen, por ejemplo, en la educación sexual pero no luchan realmente contra este foco opresor.

Se puede comprobar que cuando las organizaciones mundiales quieren, aúnan esfuerzos para lograr sus objetivos. Tal el caso, de la puesta en agenda de los Derechos Humanos. A partir del uso de etiquetas y discursos edulcorados, se embanderan cual causa noble. Pero cuando comenzamos a desmenuzarlos, nos topamos con meras apariencias. Por ejemplo, la OMS habla del aborto y de la ideología de género como cuestiones de salud pública y de derechos humanos. Los aborda a partir de un claro planteo ideológico que omite las graves consecuencias de los mismos y que limita la libertad en el acceso a más opciones y soluciones que conciban integralmente a la persona humana. Y además son "derechos" que desconocen otros, por ejemplo, el derecho a la vida del inocente que refugia el seno materno, el derecho del padre, el de preservar la inocencia de los niños, etcétera.

La Agenda 2030 nos congrega al "empoderamiento de las mujeres" y sinceramente como mujer, me interpela a estar alerta y encarar con espíritu crítico sus propuestas, analizando el uso y significado que realmente le dan cuando los vemos traducidos en hechos.

Veamos el comunicado de Télam de julio de 2015: "La OMS destacó la Ley de Identidad de género de Argentina como caso líder por los derechos trans", explicando que "todas las personas mayores de edad pueden acceder a las intervenciones quirúrgicas totales y parciales y/o tratamientos integrales hormonales sin requerir autorización judicial o administrativa". Queda en evidencia el fomento de la OMS en relación con la puesta en marcha de la ley de identidad de género en nuestro país. Asimismo, la pobreza en el abordaje de la problemática tan compleja como para ser reducida a las soluciones ofrecidas y la falta total de realismo frente a una Argentina que clama a gritos la resolución de cuestiones esenciales, urgentes, íprimordiales! que anteceden a otros "supuestos derechos".

¿Altruismo o disfraz del mismo? No todo lo que brilla es oro.

La Agenda 2030 nos habla de los "Objetivos del Desarrollo Sostenible" y frente a las orientaciones y prioridades que ciertas organizaciones mundiales plantean hoy, no puedo dejar de preguntarme: ¿Sostenible para quiénes? Recuerdo cuando era chica el prestigio que implicaba un comunicado emitido por la ONU o por la OMS, pero ahora no sucede lo mismo, evidentemente, han sido cooptadas por intereses espurios que dañaron sus pivotes identitarios.

No se trata aquí de devenir en Teorías Conspirativas sino en abrir los ojos frente a realidades extrañas que nos conducen a deliberar. No caigamos en el facilismo de "la cancelación" y no renunciemos a reflexionar. No sigamos la corriente porque sí y nos animemos a descubrir qué acarrea consigo la misma.

 

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