Cuando el ser humano se olvida del ser humano pone en riesgo su propia humanidad… Los hechos recientes nos lo vuelven a poner sobre el tapete. Lo abominable de la guerra desatada por los fundamentalistas de Hamas contra Israel ha despertado las dormidas conciencias del mundo. Las imágenes que nuestros ojos han visto y nuestra mente se negaba a procesar son la prueba más fiel de lo manifestado. Ni la mente más retorcida y satánica hubiera podido concebir los acontecimientos que el mundo civilizado ha grabado en sus retinas.
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Cuando el ser humano se olvida del ser humano pone en riesgo su propia humanidad… Los hechos recientes nos lo vuelven a poner sobre el tapete. Lo abominable de la guerra desatada por los fundamentalistas de Hamas contra Israel ha despertado las dormidas conciencias del mundo. Las imágenes que nuestros ojos han visto y nuestra mente se negaba a procesar son la prueba más fiel de lo manifestado. Ni la mente más retorcida y satánica hubiera podido concebir los acontecimientos que el mundo civilizado ha grabado en sus retinas.
En los últimos tiempos el mundo ha presenciado muchos crímenes atroces en masa. El discurso del odio se ha identificado en muchos casos como predecesor de esos crímenes atroces, entre ellos el genocidio. El uso del odio como arma del discurso público para ganar, dividir a la sociedad entre buenos y malos, no es algo nuevo.
El antisemitismo nazi es el modelo extremo, pero no el único.
La condena de la racionalidad humana debe ser contundente y generalizada. Pero no debemos olvidar quiénes son los mentores y aliados de estos terroristas. Entre los primeros se encuentra Irán, cuya expresión de "jihad" (guerra santa) es Hezbollah, que opera desde el Líbano en la frontera norte de Israel.
Tampoco debemos ignorar la simpatía de nuestro actual gobierno nacional con Irán, uno de los emergentes que, junto con China y Rusia, aparecen liderando una nueva coalición geopolítica. Tres autoritarismos antidemocráticos que avasallan los derechos humanos, valores de los que el kirchnerismo se jacta de ser paladín. Una contradicción en la que caen otros dos amigos: el colombiano Gustavo Petros y Evo Morales, que justificaron el ataque terrorista del sábado 7.
Una defensa de los derechos humanos no admite consideraciones ideológicas: el terrorismo no tiene un lado bueno o justo.
El pueblo israelí ha tenido y tiene fuertes lazos de hermandad con el pueblo argentino. No obstante, el gobierno kirchnerista ha acordado con el gobierno iraní, responsable de las dos mayores tragedias que ha sufrido el pueblo argentino, tales fueron los atentados contra la sede de la AMIA y Embajada Israel que ha dejado en el suelo de la patria más de cien muertos y centenares de heridos.
No solo es favoritismo: el asesinato del fiscal Alberto Nisman es una mancha histórica que asociará para siempre al kirchnerismo con la violencia antisemita.
Recientemente un avión iraní se paseó por el cielo argentino con absoluta libertad, ascendiendo y descendiendo en nuestro suelo, sin que autoridad alguna del país le exigiera identificación, hasta el punto que gobiernos limítrofes debieron advertirle lo que estaba sucediendo. Patético y vergonzante.
El Estado argentino tiene una deuda de honor con la comunidad judía y esperemos que algún día pueda honrarla, facilitando los medios para que se haga Justicia.
Pero lo que es esencial: cuando el ser humano se olvida del ser humano pone en riesgo su propia humanidad…