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18 de Octubre,  Salta, Centro, Argentina
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"Don Salomón" cierra tras 75 años, y otro viejo almacén será historia

Ubicado en la esquina de Belgrano y Alvear, en la ciudad de Salta, lleva 75 años abierto al público. Su fundador fue el inmigrante sirio Salomón Issa Abud, quién lo abrió en 1950.
Sabado, 18 de octubre de 2025 01:26
Muchos se enteran de que cerrará al pasar y leer el cartel, no salen de su asombro y entran a comprar para que les quede algo del viejo almacén. fotos Javier Rueda
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El viejo almacén "Don Salomón", en la esquina de Belgrano y Alvear de la ciudad de Salta, se va quedando mudo para siempre tras 75 años de amable atención al público. Quedan los últimos higos y damascos de Turquía, un poco de pimienta árabe que llegó hace unas semanas del Líbano, junto con los dátiles que se terminaron apenas pusieron en la vereda el pizarrón que anuncia el cierre definitivo. Las cucharas permanecen en los recipientes casi vacíos de especias, esas que solo se podían conseguir ahí. Es que están liquidando la mercadería, y los que se enteraron corrieron a buscar varios kilos del trigo burgol suelto para el kupi; la sémola de trigo para el namura; las hojitas de parra en frasco para los niños envueltos; el zaatar (una mezcla de especias ancestral); y el tahine o pasta de sésamo que le da el verdadero sabor al humus de garbanzos. ¿Y ahora, dónde irán a buscar estas exclusividades de la comida de oriente? Seguramente las venderán en muchos lugares, pero ninguno con la mística de este viejo almacén que se animó a sobrevivir con estilo propio a todos los embates del modernismo: tarjetas de crédito, de débito, pagos con código QR, transferencias y un largo etcétera de artilugios comerciales del siglo XXI, que nunca lograron que sus dueños se alejaran del otro lado del mostrador ni que soltaran la lapicera para ir anotando las cuentas en un papel.

Destacada por vender productos de altísima calidad a excelentes precios, la familia de don Salomón Issa Abud, quién fundó este negocio en el año 1950 y murió en 1996, a los 90 años, pudo llegar hasta este octubre de 2025 con el sueño del inmigrante sirio, que supo cumplir los deseos de toda la comunidad de oriente con sus exclusivos productos y una atención que quedará en la memoria colectiva, como el olor a canela, clavo de olor, nuez moscada y pimienta que caracterizó a este viejo almacén.

La comunidad árabe de Salta ya siente la nostalgia de esta despedida. Es que con este almacén se termina también una trama comercial de proveedores y clientes que se tejió durante 75 años, comprando de Catamarca las nueces al mismo productor de todas las décadas, trayendo los pistachos de Irán, y las almendras de Chile. Porque detrás de cada estante y de cada frasco de este almacén, hay una historia de compromiso y calidad. De eso se podrá jactar la familia cuando las puertas estén cerradas y las anécdotas revivan el devenir del negocio del abuelo Salomón.

A propósito del fundador de este negocio, Salomón Issa Abud, a quién esta nota pretende homenajear, es propio contar que llegó muy joven y soltero de la provincia de Homs, en Siria, y al tejer contactos en el Valle de Lerma con otras familias árabes, pudo traer a su madre, a su padre y hermanos desde medio oriente. Luego contrajo matrimonio en El Carril con Scheli Dib Ashur, con quién tuvo 6 hijos. Vivieron en Guachipas porque don Salomón tenía una finca a kilómetros de ahí, en el paraje Alemania. No tardó mucho en comprar la propiedad de la calle Belgrano en 1950 y abrió el negocio que en principio fue un almacén mayorista. Recién a fines de los ´80, uno de sus hijos con su esposa reconvirtieron el rubro a un almacén gourmet de productos árabes, turcos y frutos secos de Mendoza y otros lugares del país. Siempre el almacén fue atendido por sus propios dueños.

Quizás por eso se van a extrañar esas viejas puertas de madera abiertas de par en par y los pizarrones en la vereda. Porque los almacenes siempre fueron una sede social: comité, club de madres, tribuna de fútbol y sala de debates para intercambiar asombros sobre el costo de la vida, el gobierno de turno y el devenir del vecindario. Y el negocio "Don Salomón" no escapó de esta mística barrial y pueblerina con su aspecto añejo y familiar, con el mostrador de madera, las estanterías con frascos, la mercadería suelta, y la atención larga y prodigiosa de Elisa, tan cordial, que hasta sabía recomendar al cliente qué producto usar de acuerdo a la comida que se quería preparar.

Con toda la añoranza que representará pasar después de octubre por esa transitada esquina, ya muda y vacía, queda la historia de haber servido a los salteños de la capital y el interior, por casi ocho décadas, productos de gran calidad. Ah! Las delicias turcas también volaron.

 

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