El paraje Carabajal volvió a la normalidad, a medias, luego de que vecinos quedaron aislados por dos días producto de la crecida del río Rosario, que arrasó con el tendido eléctrico. Unas 25 familias debieron ser asistidas por la comuna realizando un puente de auxilio con tractores de gran porte. El domingo el suministro de energía pudo restablecerse luego de un arduo trabajo de las cuadrillas de Edesa.
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El paraje Carabajal volvió a la normalidad, a medias, luego de que vecinos quedaron aislados por dos días producto de la crecida del río Rosario, que arrasó con el tendido eléctrico. Unas 25 familias debieron ser asistidas por la comuna realizando un puente de auxilio con tractores de gran porte. El domingo el suministro de energía pudo restablecerse luego de un arduo trabajo de las cuadrillas de Edesa.
A pesar del esmero, según los lugareños, las pérdidas por el tabaco secado en las estufas bulk curing es considerable. "No había luz y eso originó que las estufas no funcionen justo cuando estaban cargadas hasta el tope de tabaco. Se cayó un poste y fue suficiente para dejar un tendal de problemas en las fincas", advirtió uno de los productores que debió colaborar con Edesa para hacer pasar cables al otro lado del río.
La única manera de llegar a Carabajal cuando crece el río es por Quijano, llegar a Corralito y de ahí bajar al paraje. Toda la vuelta son dos horas de viaje. Sin embargo, con un puente podrían solucionar numerosos problemas. La salud también es precaria en la población. No tienen enfermero permanente en el puesto de salud y los agentes sanitarios no pueden cruzar el río.
"Si alguien se enferma debe aguantar. Dar la vuelta por Quijano o, caso contrario, esperar si un tractor lo cruza del otro lado del río Rosario", cuenta la vecina Isabel Cruz. Ella vive hace años con su familia en esta parte de Rosario de Lerma. Cruzar el cauce es su rutina de todo el año. Pero en esta época es imposible, "la correntada nos puede llevar y nadie nos va a poder sacar", cuenta a El Tribuno la mujer.
Cruz relata que "en verano los productores nos hacen bandear el río y llegamos por nuestros propios medios al otro lado. Cuando no está crecido, nos sacamos las zapatillas y nos tiramos el pantalón al hombro y pasamos caminando y de regreso es lo mismo; porque no siempre hay un tractor que nos cruce".
Del otro lado hay una treintena de familias y numerosos trabajadores rurales que llegan a instalarse en Carabajal para trabajar en la temporada de tabaco. Entonces, con la crecida, la gente no tiene cómo salir a buscar provisiones y la salud se complica sin atención sanitaria. Desde diciembre no tienen ni enfermeros, ni atención sanitaria, porque el hospital Corbalán dejó de mandar personal de salud al puesto sanitario. "No tenemos atención sanitaria desde hace tiempo en Carabajal. Si alguien se enferma quizás lo sacamos por Quijano, si es que no llueve. Son dos horas de viaje y dando vueltas por caminos peligrosos".
La verdad es elocuente a simple vista. El puente prometido hace 20 años atrás nunca llegó. Incluso los puentes ferroviarios, que serian utilizados para tal fin, nunca llegaron. Se insistió tanto por una solución que permita poder unir una orilla con la otra que en el año 2017 el entonces senador provincial por Rosario de Lerma, Pedro Liverato, volvió a la carga ante el Poder Ejecutivo provincial de ese entonces a los fines que se ejecute la obra de construcción de un puente peatonal sobre el río Rosario, pero nunca se hizo.
A tan solo 5 km del centro de Rosario de Lerma, del otro lado del río, está la mejor zona de producción agrícola y ganadera de esta parte del Valle de Lerma. Su cauce indómito, en la mejor época de cosecha de tabaco, impide la salida de los productos y los pobladores han sufrido por décadas el aislamiento.