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16 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Personal de la salud, del aplauso al olvido

Viernes, 10 de febrero de 2023 00:00

Hace poco comenzó a circular un video donde una profesional de la salud, con justa razón, expone su sentimiento de injusticia y abandono cuando observa que camioneros y bancarios perciben un bono de cien mil pesos, porteros de edificios otro bono de cuarenta mil pesos; en tanto, al personal de la salud, hoy, después de pandemia, marginados y sin reconocimiento económico, solo les queda en su haber el recuerdo de aplausos, la designación como "personal esencial"… y nada más.

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Hace poco comenzó a circular un video donde una profesional de la salud, con justa razón, expone su sentimiento de injusticia y abandono cuando observa que camioneros y bancarios perciben un bono de cien mil pesos, porteros de edificios otro bono de cuarenta mil pesos; en tanto, al personal de la salud, hoy, después de pandemia, marginados y sin reconocimiento económico, solo les queda en su haber el recuerdo de aplausos, la designación como "personal esencial"… y nada más.

Incluso terminó el protagonismo, la insistente búsqueda de los medios para entrevistas y notas que en momento de pandemia eran la noticia del momento, hoy ya no lo son. Sin duda es una situación ingrata que llama a la reflexión sobre el país que tenemos y, mínimamente, cuestionarnos sobre cómo somos y cuál es el comportamiento de la conducción. Cuando hablo de conducción me refiero a los poderes del Estado democrático y el llamado cuarto poder, es decir los poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial y el periodismo, a través de los medios de comunicación.

En este juego de protagonismo cobra relevancia el accionar del Poder Ejecutivo y los medios de comunicación. De hecho, vemos constantemente el enfrentamiento del Gobierno con medios de comunicación importantes (y críticos). Ambas instituciones son cuestionadas en el video por la profesional de la salud que les atribuye "el abandono" hacia el sector.

Creo que todos reconocimos el incansable y altruista trabajo del personal de la salud en tiempos de pandemia, donde el temor y desconocimiento invadían a la sociedad, y los que tenían algún contagiado ponían sus esperanzas en sus manos. Nadie en ese momento pensaba ni siquiera en ídolos del fútbol: las esperanzas estaban puestas en los científicos y el personal sanitario.

Es natural que quien tenga esto presente experimente solidaridad con la profesional del video, pero no debería asombrarnos; si analizamos el modelo político veremos que es completamente predecible la situación que hoy vive el personal de la salud.

La razón populista

Conviene analizar minuciosamente este escenario para explicar cuáles pueden ser las principales causas del olvido, aparente o real.

Por un lado, el modelo político que vienen adoptando los gobiernos en gran parte de nuestro continente, y al que Argentina no escapa, es el simplemente llamado por los profesionales de las ciencias políticas como "modelo populista".

Sin entrar en detalles de las definiciones del término elaboradas por pensadores como Ernesto Laclau, quien desde su publicación "La razón populista" (2005) define que el populismo es una dicotomización del espacio social, delineada por cadenas de equivalencia entre demandas que terminan por hegemonizarse a través de un significante vacío, cuyo nombre (pero no concepto) es el de "pueblo" (Laclau, 2009, p. 96).

Esta abstracta definición de populismo genera el debate y respuestas tales como que "la noción de populismo pierde toda especificidad si se supone que el término designa no solo una forma específica de movilización política sino la acción política como tal. Y eso podría conducir enseguida a la pregunta: ¿por qué, entonces, llamarlo populismo y no simplemente «política"?" (Marchart, 2006, p. 41).

Hecha esta salvedad, diremos de manera práctica, entendida por muchos consultores políticos y periodistas, que el "populismo" es un modelo de gestión de gobierno orientada a la obtención de voto. Definido así queda explicado por qué las acciones de gobierno priorizan todo lo que permite la obtención de cantidades de voto a la hora de una elección; en consecuencia, si ese es el objetivo quedarán en segundo o último plano aquellas acciones de gobierno que sean necesarias para el progreso y bienestar de un país, y pasarán al primer plano las acciones que prioricen conseguir voto.

El orden de prioridades

Un gobernante siempre tendrá tres cosas por decidir: lo que debe hacer por el bien común, lo que personalmente le gusta hacer, y finalmente lo que la gente quiere que se haga. Un gobernante que se precie de estadista empezaría por realizar aquellas acciones que cumplen con los tres puntos, es decir las que son necesarias, son del gusto del gobernante y además la gente las pide, pero no dejaría de atender aquellas acciones, que muchas veces son antipopulares, ya sea porque no son valoradas o porque no están a la vista, pero indefectiblemente deben realizarse, porque si no acarrearán pobreza y retraso en el largo plazo.

El populismo, definido como hemos dicho, hace exactamente lo contrario, prioriza lo que la gente pide, y sobre todo cuando no tiene razón, y lo fomenta para obtener masas de votantes. Una práctica es evitar la educación, aumentar la cantidad de pobres y hacerlos dependientes de dádivas del gobierno, que trasforma a la gente en rehén y conseguir así el voto por temor a perder esas dádivas.

Esto estaría explicando hoy, cuando el miedo a la pandemia ha desaparecido, el porqué de la desatención al sector de la salud. El personal de la salud, sumando médicos y auxiliares de enfermería, constituye, de acuerdo a los datos censales aproximadamente 1,5% de la población mayor de 16 años, que son las que votan. Significa que, por cada 1.000 habitantes mayores de 16 años, 15 son profesionales de la salud. Obviamente no es un número que vaya a determinar un resultado electoral, y de acuerdo a esta observación no debe sorprender que el personal de la salud, si la gestión es populista, no tenga la atención debida.

Por otro lado, está el deber responsable de los medios de comunicación. El Concilio Vaticano II 

se ocupó explícitamente en sus documentos de los medios de comunicación social, donde llama a la acción responsable por su importante impacto en la sociedad y cita: "Los instrumentos de comunicación pueden ayudar mucho a la unidad entre los hombres, pero también pueden crear discordia y desunión." Por eso es un ente de sumo poder, y por lo tanto es imperativo la alta formación de sus profesionales en el saber, saber hacer y saber ser.

El saber instruye en formación intelectual, que contribuirá a la preservación cultural y la correcta investigación periodística para transmitir información objetiva y veraz, el saber hacer para adecuar conocimientos a las formas correctas de comunicación, y el saber ser para una conducción ética y transmisión de valores positivos hacia la sociedad.

Claramente puede observarse en muchos casos la falta de profesionalismo alimentado por la posibilidad tecnológica que facilita la comunicación masiva de cualquier persona sin formación para ello, centrados en las notas que dan rating, sin importar si ello corrompe o no. Se frivoliza el derecho a la información y la libertad de opinión. Y, cuando baja el rating, temas esenciales pasan al olvido.

El resultado es lo que percibe esta profesional de la salud que siente que después de darlo todo en pandemia hoy está abandonada por el gobierno y los medios de comunicación. Esta es una realidad que se debe afrontar con altura, como sociedad no debemos esperar que llegue un gobierno salvador, debemos nosotros mismos tomar conciencia y mejorarnos día a día, trabajar dando lo mejor de cada uno sin esperar nada a cambio, sino solo la satisfacción de dormir sabiendo que el trabajo está bien hecho.

Cada uno de nosotros tiene o tendrá una profesión, no importa si es simple o sofisticada, todos somos útiles y se sale adelante con el trabajo duro y bien hecho. Si se eligió ser personal de la salud, pues es su deber salvar vidas, y si fue en pandemia, fueron héroes, y los héroes tienen el reconocimiento silencioso de sus pacientes. El aplauso privado, día a día. Y la prensa profesional, con o sin pandemia, seguirá planteando el déficit de la política en materia de salud, educación, empleo, calidad de vida y distribución del ingreso.

* Héctor Iván Rodríguez es ingeniero industrial, máster en comunicación y doctor en estadística.

 

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