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La crisis educativa es el problema más profundo

Domingo, 26 de febrero de 2023 01:32

Los argentinos transitamos el primer trimestre de este año electoral, conscientes de que el país necesita un drástico cambio de rumbo, pero contemplando el espectáculo de una dirigencia política que no ofrece otra cosa que una lucha sorda y mezquina por el poder.

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Los argentinos transitamos el primer trimestre de este año electoral, conscientes de que el país necesita un drástico cambio de rumbo, pero contemplando el espectáculo de una dirigencia política que no ofrece otra cosa que una lucha sorda y mezquina por el poder.

La inflación y la inseguridad laboral son las dos preocupaciones perentorias que más afligen a la ciudadanía. Pero la profunda grieta social y cultural es probablemente el problema más grave, porque tiene consecuencias en todos los aspectos de la vida nacional y compromete, cada día más, el futuro.

Esa grieta nace del derrumbe de la educación pública, una de las grandes fortalezas de la Argentina durante un siglo y que hoy sufre un franco retroceso; está en decadencia la escuela obligatoria y gratuita, dirigida por educadores capacitados y orientada a construir la base social de un país desarrollado. Los niños y jóvenes argentinos muestran un nivel de conocimientos básicos muy inferior a los que se registran en otros países de la región; y dentro de nuestro mismo país hay diferencias drásticas a favor de los que provienen de familias con ingresos medios altos y de los que concurren a establecimientos privados.

Esa fractura, que parece ajena a la agenda de los gobiernos, compromete al futuro del país y a las expectativas de cada uno de los jóvenes, y es la causa del crecimiento de la exclusión masiva, un fenómeno que arrasa con los relatos inclusivos del discurso oficial.

La escuela es el lugar donde se construyen las bases de una nación y las garantías de una sociedad capaz de adaptarse a la dinámica de los tiempos.

La formación media es esencial para conseguir un empleo, pero la formación superior es, además, la condición para alcanzar los mejores niveles de ingresos y rendimiento. Para garantizarlo, la educación pública debe ofrecer los medios para que los alumnos de todos los niveles alcancen dos destrezas imprescindibles: lectura comprensiva de textos y cálculo matemático, aplicados sistemáticamente al estudio de las ciencias naturales y sociales, a la práctica de la escritura y a la capacidad de expresión. Eso no se conseguirá en un escenario como el actual, donde los alumnos argentinos tienen hasta el 20% menos de horas de clase anuales que los de los países vecinos y donde se tramita con excesiva facilidad la promoción automática de los reprobados.

Si el educando pasa de nivel sin los conocimientos suficientes está condenado a una acumulación de fracasos.

Ajeno al debate político, es un tema esencial, porque el mundo contemporáneo orienta su economía y su educación en función de las tecnologías más avanzadas, como la robótica, la inteligencia artificial y el internet de las cosas. Para poder manejarse en ese nuevo mundo, cada ser humano necesita una sólida formación de base, en una escuela pensada para un mundo interconectado.

Generar interés y motivación en los alumnos es esencial para asegurar su permanencia en el sistema.

No basta con regalar computadoras. Resulta imprescindible una reforma profunda de la currícula, que incluya el uso de las nuevas tecnologías en todas las escuelas del territorio nacional y las prácticas laborales de los alumnos en empresas antes de concluir la escuela secundaria. Es necesario poner en práctica disposiciones establecidas hace 16 años por la ley nacional de educación. Una de ellas, que se impulsa este año en Salta, es la extensión horaria, que aumentará tiempo de clases a lo largo de todo el recorrido escolar del alumno. El otro punto es la profesionalización docente, con una exigencia de autoformación permanente tal como se espera del profesional que brinda un servicio esencial.

Y en esto no hay alternativas: sin un abordaje enérgico y transparente de la transformación educativa, el país estará condenado al aislamiento y a la progresiva degradación de la calidad de vida.

 

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