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La Guerra Santa de Putin

Sabado, 04 de febrero de 2023 00:00

"Soy el único monstruo drag que queda en Rusia", me dice Danya con orgullo mientras se aplica un maquillaje blanco fantasmal frente a un espejo. Estamos sentados en su cocina y una bandera del arco íris adorna la pared.

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"Soy el único monstruo drag que queda en Rusia", me dice Danya con orgullo mientras se aplica un maquillaje blanco fantasmal frente a un espejo. Estamos sentados en su cocina y una bandera del arco íris adorna la pared.

La actuación de Danya tiene una temática de terror: un cruce entre Halloween y el transformismo. El joven de 22 años actuaba regularmente en un grupo queer en San Petersburgo llamado Gender Blender. Pero el proyecto ahora ha cancelado sus espectáculos después de que el Parlamento ruso aprobara en diciembre una nueva ley anti-LGBT. El trabajo de Danya se ha silenciado.

La nueva ley prohíbe la "propaganda de relaciones sexuales no tradicionales" entre todos los grupos de edad. Cualquiera que sea atrapado cometiendo este "delito" puede ser multado con hasta 400.000 rublos (unos US$5.840). Para organizaciones y periodistas se prevén sanciones económicas mucho más altas.

Tras la aprobación de la ley, Danya decidió que dejará Rusia y se mudará a Francia. Vivir en un país donde es ilegal "simplemente ser uno mismo" le hace sentir miedo. "Tengo las manos atadas. Simplemente ya no tengo otra opción. O me voy del país o me quedo aquí y espero a que empeore. Lo que está pasando ahora es muy aterrador", afirma.

El proyecto de ley comenzó su recorrido por el sistema legislativo ruso a mediados del año pasado, poco después de que Moscú lanzara su llamada "operación militar especial". El momento no es casual: Vladimir Putin dice que Rusia no solo está luchando contra Ucrania en el campo de batalla, sino también contra los valores "occidentales". Durante un discurso en el Kremlin para conmemorar la anexión ilegal de cuatro regiones ucranianas, el presidente arremetió contra Occidente y los derechos LGBT, calificándolos de "puro satanismo".

El activista LGBT Piotr Voskresensky cree que el vínculo con la guerra en Ucrania es "obvio". Argumenta que la ley es un intento del Kremlin de desviar la atención del público de los contratiempos en el campo de batalla. "La guerra está perdida, la economía está destruida y las autoridades deben mostrarle a la gente por qué han arriesgado sus vidas", dice. "Y la mejor idea que tienen es encontrar un nuevo chivo expiatorio: las personas LGBT". Olga Baranova, del Centro Comunitario de Iniciativas LGBT+ de Moscú, me dijo que la nueva ley estigmatizará aún más a las personas LGBT. "Los que no puedan salir del país pasarán a la clandestinidad y buscarán pareja de alguna manera".

Pero el miedo que genera la legislación ya está dando lugar a la censura: las plataformas de streaming han eliminado películas y series de temática LGBT y han editado escenas gay.

Uno de los coautores de la ley, un nacionalista abiertamente homofóbico llamado Vitaly Milonov, acepta hablar conmigo a través de una videollamada. Supuestamente se encuentra en la ciudad de Hórlivka, en el este de Ucrania ocupado, y viajó al frente como combatiente voluntario. El diputado desestima las acusaciones de que la ley es discriminatoria y dice que se respetará la vida privada de las personas.

"Rusia no está siendo aislada, ítenemos un conflicto con el mundo occidental!", afirma Milonov. "¿Por qué nos señala como que tenemos una ideología equivocada? Creo que es nuestro derecho soberano tener la legislación que nos gusta tener".

"¿En qué clase de Rusia te imaginas querer vivir?", le pregunto a Danya. "Una Rusia libre", me dice, pensando en la pregunta cuidadosamente. "Una que no socave los derechos humanos más básicos que toda persona debería tener. Porque creo que mi orientación es mi derecho desde el nacimiento, y nadie tiene derecho a cancelarlo, prohibirlo o enjuiciarme por ello".

 

 

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