Un joven camionero oriundo de Santiago del Estero fue detenido en un peaje de General Lagos, Santa Fe, durante un control de rutina que ya había logrado sortear merced a que los papeles y su carga estaban completamente en regla. Sin embargo, y por esas cosas de la suerte, un gendarme se hallaba allí con un can antinarcótico y decidió llevarlo hacia el chasis del camión.
De esa manera se comenzó a derrumbar uno de los embarques de cocaína más grande de los últimos meses, sobre todo a esas alturas del centro del país, a solo kilómetros de las principales ciudades y puertos.
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En total se secuestraron alrededor de 430 kilogramos de cocaína, que tuvieron como origen de embarque una finca de la localidad salteña de Campo Durán, ubicada en el departamento San Martín, cercana a la frontera con la República Plurinacional de Bolivia, según se desprende de la investigación realizada posteriormente al secuestro millonario de cocaína.
El camionero, único ocupante del transporte, está acusado por el delito de transporte de estupefacientes con fines de comercialización. En diez días se sabrá su suerte procesal, dijeron fuentes judiciales.
Había recorrido 1.400 kilómetros y sorteado decenas de controles sobre rutas nacionales hasta que el perro entrenado para detectar drogas hizo el hallazgo en el peaje de General Lagos.
El conductor, que fue identificado como Juan Manuel Enrique V., fue indagado por la fiscal Adriana Saccone, de la Fiscalía Federal 3, y el juez Carlos Vera Barros. Hizo uso de su derecho a negarse a declarar.
La droga estaba disimulada entre una carga de bolsas de arpillera con 35 toneladas de porotos y circulaba con itinerario Campo Durán (Salta) con destino a la localidad bonaerense de Tapiales. Vera Barros tiene un plazo de diez días desde la indagatoria para resolver la situación procesal del camionero.