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Cada fin de año, los rituales y cábalas se repiten en hogares de todo el país como una forma simbólica de cerrar una etapa y dar inicio a otra. Más allá de las creencias personales, estas prácticas se consolidaron como un fenómeno cultural y digital: “rituales de Año Nuevo” y “cábalas para recibir el año” figuran entre las búsquedas más frecuentes en Google durante el 31 de diciembre.
En un contexto atravesado por balances personales, expectativas y nuevos comienzos, estas costumbres funcionan como un punto de apoyo emocional y colectivo para proyectar deseos hacia el año que comienza.
Ropa interior de colores: el ritual más elegido
Usar ropa interior de un color específico al comenzar el Año Nuevo es una de las cábalas más extendidas. Cada color tiene un significado asociado a los deseos más comunes:
- El amarillo es el más popular y está vinculado a la abundancia, el dinero y la prosperidad.
- El rojo se asocia al amor, la pasión y las relaciones afectivas.
- El blanco simboliza la paz, la armonía y el equilibrio.
- El verde, cada vez más elegido, representa la salud y el bienestar.
Salir con la valija: la cábala para viajar
Otra de las tradiciones clásicas es salir con una valija a la calle justo a la medianoche. El gesto simboliza el deseo de realizar viajes durante el año entrante. Algunas personas recorren la cuadra, otras dan una vuelta manzana o simplemente cruzan la puerta de su casa con la valija en mano.
Este ritual, que se repite tanto en grandes ciudades como en localidades del interior, suele generar escenas compartidas y comentarios en redes sociales, reforzando su carácter colectivo.
Dinero y prosperidad: rituales para atraer abundancia
Los rituales vinculados a la economía también ocupan un lugar central en la mesa de Año Nuevo. Entre los más habituales se encuentran colocar billetes debajo del plato durante la cena, guardar dinero en los bolsillos o brindar sosteniendo un billete en la mano derecha.
Estas prácticas simbolizan el deseo de estabilidad económica, trabajo y crecimiento financiero en el nuevo año, y se repiten especialmente en contextos de incertidumbre.
Las doce uvas: un deseo para cada mes
Comer doce uvas al ritmo de las campanadas es una tradición que se mantiene vigente. Cada uva representa un deseo para uno de los doce meses del año. Aunque su origen se remonta a Europa, la costumbre se afianzó en la Argentina y forma parte del ritual de muchas familias.
En algunos casos, se acompaña con la elección de deseos concretos, mientras que otros lo viven como un gesto simbólico que marca el inicio del nuevo ciclo.
Escribir deseos y quemar lo viejo: rituales modernos
En los últimos años ganaron protagonismo rituales vinculados al bienestar emocional. Uno de los más extendidos es escribir deseos, objetivos o intenciones para el año que comienza. Algunas personas los guardan como recordatorio, otras los queman como símbolo de cierre y renovación.
También se repite el gesto de escribir aquello que se quiere dejar atrás y descartarlo antes de la medianoche, como una forma simbólica de empezar el año con una mirada más liviana y enfocada.
Tradición, cultura y expectativas para el 2026
Más allá de su origen o significado, los rituales de Año Nuevo reflejan deseos universales que se renuevan cada 31 de diciembre. En un mismo gesto conviven tradición, cultura popular y expectativas personales, marcando un momento de encuentro y proyección colectiva.
En la llegada del 2026, estas cábalas vuelven a decir presente como una manera simbólica de comenzar el año con esperanza, objetivos claros y la ilusión de un nuevo comienzo.