Las calles de la zona este de Cerrillos se visten de gala. Pañuelos al viento, caballos de andar elegante y guitarras afinadas marcan el inicio de una semana muy especial para los devotos de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. La fiesta patronal de la vicaría del kilómetro 3, ubicada a la vera de la ruta provincial 26, arranca este sábado.
El Fortín de Gauchos de La Isla es uno de los grandes protagonistas de esta historia de fe y tradiciones. Como cada año, los paisanos preparan sus mejores galas, monturas relucientes y ese respeto que solo el que vive la tradición entiende. El domingo 20, participarán de la misa y la procesión central, que culminará en un desfile gaucho que emocionará, como todos los años, hasta el corazón más duro.
Pero antes del gran cierre, la fiesta se cocina día a día. Bajo el lema “De la mano de María, peregrinos de esperanza”, la comunidad organizó una agenda que combina lo espiritual, lo cultural y lo festivo. Cada jornada tiene una intención diferente: los niños, las familias, los enfermos, los jóvenes, las madres, las vocaciones y, claro, los gauchos. A ellos les dedican el viernes 18, con una misa y un fogón que anticipan, será memorable.
No faltará nada: empanadas humeantes, locro espeso, tamales que se deshacen en la boca, compartidos entre guitarras, cajas y canciones. El Fogón Mariano será un punto de encuentro, habrá un abrazo colectivo alrededor del fuego, donde la fe se mezclará con el folclore en su estado más puro.
Socorrito de los Niños
Para los más chiquitos, el Socorrito de los Niños tendrá lugar este sábado. Habrá chocolatada, juegos, canciones y una emotiva consagración a María. Porque desde temprana edad, se aprende que la Virgen del Perpetuo Socorro es más que una imagen, es parte de la familia.
Los jóvenes también tendrán su día y será el sábado 19, con actividades pensadas especialmente para ellos: convivencia, reflexión, música y una misa juvenil cargada de energía. La apuesta es clara: que la fe no quede en el pasado, sino que siga viva en cada nueva generación.
La Vicaría logró lo que pocos pueden hacer, que familias enteras de parajes como Pinares, Terrazas, Paraíso y La Candelaria se involucren, celebren juntas y sientan que la Patrona está presente en cada rincón. La comunidad se moviliza, no solo con los pies sino con el alma.